México D.F. Martes 25 de mayo de 2004
CIUDAD PERDIDA
Miguel Angel Velázquez
Cabos sueltos en la crisis de la GAM
Se le bajó el susto a Flores
Su actitud abre otro flanco
SIN DUDA, en la crisis de los videos existen una
serie de cabos sueltos que, por el momento, no se han podido descifrar.
Dos de ellos son Octavio Flores, delegado de la GAM con permiso, y, desde
luego, Rosario Robles.
RESULTA QUE con el tiempo a Flores se le bajó
el susto y, pese a todo, un cuarto de hora antes de las nueve de la mañana
de ayer, bajó de un taxi acompañado de su secretaria particular,
Angeles Caballero, a la que Carlos Ahumada ubica como la persona que iba
en busca de los dineros de la corrupción, y se instaló en
las oficinas que abandonó hace más de dos meses.
CON SINGULAR desplante empezó a dar órdenes
y pedir renuncias a los trabajadores que, supone él, traicionaron
su confianza. Mientras en las oficinas empezaba a cuajar una idea de acuerdo
con la situación: los trabajadores y funcionarios casi en su mayoría
renunciarían a sus cargos porque no pueden seguir a éste,
¿cómo decirle?... ¿delegado?
FUNCIONARIOS Y trabajadores, según se dice,
habrán de ofrecer hoy mismo una conferencia de prensa para señalar
cuál es su postura en este lío interminable en el que Octavio
Flores es un personaje de la mayor importancia.
EN EL gobierno central se asegura que el jefe delegacional
con licencia recibió, con cuando menos dos semanas de anticipación,
un aviso alertándolo sobre dos personajes sospechosos de tener relaciones
financieras sucias con Carlos Ahumada.
ESOS PERSONAJES eran Luis Salazar y Martha Delgado,
el primero subdelegado de Finanzas, y ella, la empleada más cercana
a Salazar. Flores ordenó que ambos tuvieran reconocimiento de firma
para los pagos de obras y servicios de la delegación, aunque no
estuviera dentro de sus funciones, y es de ellos, hasta donde se sabe,
de quienes partieron las órdenes de pago expeditas que llevaron
al conocido fraude de 31 millones de pesos.
LA CONTRALORIA General del DF había señalado
a estos dos empleados, provenientes de la delegación Tláhuac,
donde Ahumada había sentado sus reales durante el primer trienio
de la administración de López Obrador, y había pedido
al delegado que los despidiera.
HAY QUIEN dice que en algún momento Flores
quiso echarlos de la delegación, puesto que el aviso de la Contraloría
no dejaba margen de maniobra, pero entonces, hasta el mismo edificio delegacional
llegó Rosario Robles, según consta a los trabajadores, a
presionar a Flores Millán para que hiciera caso omiso de la recomendación
de la Contraloría.
SEGUN EL dicho de algunos funcionarios, Rosario
Robles expresó que los dos trabajadores eran gente de absoluta confianza
y que las advertencias del gobierno central no eran más que mala
voluntad hacia esos funcionarios.
DEBIDO A esa presión, Flores Millán,
quien al final de la campaña política adquirió un
automóvil Jaguar, dicen que con valor de más de medio millón
de pesos, dejó en su sitio, y con todas las atribuciones, al par
de empleados de los que hasta la fecha no se sabe nada, aunque hay quienes
afirman que también se dieron una vuelta por Cuba.
OCTAVIO FLORES sabe, desde luego, que su maniobra,
la de presentarse ayer por la mañana en las oficinas de la delegación
Gustavo A. Madero, sólo servirá para prolongar la crisis
y para que se abra un nuevo flanco de ataque en contra de López
Obrador.
ESTE FUNCIONARIO, que desde luego no juega del
lado del gobierno de la ciudad, servirá para armar una nueva farsa
sobre la impunidad, misma que le será cargada a López Obrador.
SE TRATA de continuar el escándalo, de no
permitir respiro. Uno tras otro, los ataques que según las encuestas
habrían restado popularidad al jefe de Gobierno, tendrán
que repetirse a costa de lo que sea, para destruir a López Obrador,
pero ¿será que las encuestas están en lo cierto? Ya
veremos con el tiempo.
|