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México D.F. Jueves 17 de junio de 2004
FRACASOS Y MENTIRAS, AL DESCUBIERTO
De
acuerdo con el informe preliminar dado a conocer ayer por la comisión
independiente que investiga los atentados del 11 de septiembre de 2001
(11-S) y la reacción del gobierno de George W. Bush ante esos
acontecimientos trágicos, la organización Al Qaeda conserva
su capacidad operativa para lanzar nuevos ataques contra Estados Unidos,
incluso con armas químicas, biológicas o nucleares. Un experto
de la CIA declaró a la comisión que "Al Qaeda no ha sido
vencida y, si bien está debilitada, continúa pacientemente
planeando sus próximos ataques. Podría hacerlo la semana
próxima, el mes próximo o el año próximo, pero
atacará". Otra conclusión destacable del documento -cuya
versión final debe ser entregada el próximo 26 de julio-
es que nunca hubo complicidad ni relación alguna entre la organización
integrista dirigida por Osama Bin Laden y el desparecido régimen
iraquí de Saddam Hussein. La comisión ha establecido, en
cambio, que Al Qaeda se benefició de la ayuda que el gobierno de
Pakistán otorgaba al régimen talibán afgano encabezado
por el mullah Omar, amigo íntimo del líder terrorista
saudita.
Posiblemente Bush no logre darse cuenta, pero semejantes
conclusiones pueden ser tan demoledoras para su gobierno como lo fueron
los aviones piloteados por terroristas para las Torres Gemelas de Nueva
York. La sobrevivencia de Al Qaeda a la "guerra contra el terrorismo" proclamada
por el actual presidente estadunidense en los días posteriores a
los atentados significa, en términos llanos, que esa guerra, en
lo que se refiere a sus propósitos explícitos -castigar a
los culpables del 11-S, impedir nuevas agresiones terroristas y
fortalecer la seguridad de los ciudadanos estadunidenses- no ha servido
para nada. En cambio, ha permitido que el poder público del país
vecino atropelle las libertades, los derechos civiles y las garantías
individuales, quebrante la legalidad internacional, cause graves daños
a la ONU, debilite la posición de Washington ante el resto del mundo
y cometa, en Afganistán e Irak, incontables atrocidades que tienen
todas las apariencias de crímenes de guerra.
Por otra parte, la versión preliminar del informe
referido pone al descubierto una de las mentiras deliberadamente fabricadas
por la Casa Blanca para destruir y ocupar Irak: que el gobierno de Saddam
Hussein estaba involucrado en el 11-S y que daba ayuda a los fundamentalistas
de Osama Bin Laden. La comisión determinó que "no existe
ninguna prueba creíble" de esa relación entre los dos satanizados
personajes. De hecho, si entre la sociedad estadunidense hubiese habido
un mínimo conocimiento del mundo árabe e islámico,
tal mentira no habría tenido ningún margen de credibilidad,
toda vez que era de antiguo conocida la profunda animadversión que
imperaba entre los fanáticos religiosos de Al Qaeda y la dictadura
secular de Saddam; esa animadversión llegó a tal extremo
que durante un tiempo Bin Laden financió, en el Kurdistán
iraquí, a un grupo armado contrario al ahora depuesto régimen
de Bagdad. La mentira referida, empleada como una de las justificaciones
para el arrasamiento de Irak, era más insostenible, si cabe, que
las imaginarias "armas de destrucción masiva" de los iraquíes.
En los ámbitos de las agencias estadunidenses de
inteligencia se ha llegado a sostener que nadie tuvo noticia de la existencia
de Al Qaeda hasta fines de la década pasada, con todo y que la organización
fue fundada cuando menos 10 años antes. La noción es dudosa,
toda vez que los seguidores de Bin Laden se foguearon militarmente en la
resistencia a la ocupación soviética de Afganistán,
tarea en la que contaron siempre con el respaldo de la CIA, el Pentágono
y el Departamento de Estado. El informe comentado no ahonda en esos terrenos,
pero sí en el respaldo otorgado por el régimen de Pervez
Musharraf a la red fundamentalista por medio del régimen talibán
afgano. Quiso la mala estrella de Bush que la conclusión referida
haya sido dada a conocer justamente cuando la Casa Blanca declaraba al
régimen de Musharraf "aliado principal de Estados Unidos" fuera
de la OTAN.
El informe contiene otros puntos que denotan la ineptitud
o el dolo de la actual administración estadunidense ante los ataques
terroristas, como la indefensión en que se encontraba Estados Unidos
durante los primeros nueve meses de su actual gobierno; es pertinente,
sin embargo, esperar a la presentación de la versión definitiva
del documento -deberá estar lista dentro de 40 días- para
aquilatar la disposición de la sociedad estadunidense a abrir los
ojos, o bien a mantenerlos cerrados, ante la irresponsabilidad, la incapacidad
y la mala fe de sus gobernantes.
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