Luis Javier Garrido

La consigna

El viraje ultraderechista de Vicente Fox en el cuarto año de su gobierno, buscando mayor control del aparato de Estado para asegurar el escenario de 2006, ha liquidado la tesis de "la transición democrática", pero está también agravando el deterioro de las instituciones públicas y llevando al país a un escenario cuya gravedad resulta aún imprevisible.

1. El cuarto año del gobierno foxista ha estado marcado por la acusación hecha a Vicente Fox desde diversos sectores de que nada ha hecho por México y se ha preocupado únicamente de los intereses de las trasnacionales asociadas a él, y que ahora lo único que intenta con desbocado afán patrimonialista y contando con el apoyo de la fracción salinista del PRI es asegurar el poder después de 2006, como muestra su serie de acusaciones contra el jefe de Gobierno capitalino.

2. La ofensiva oficial contra Andrés Manuel López Obrador parece tener como objetivo, sin embargo, no únicamente inhabilitar, de manera ilegal, como candidato presidencial para 2006 a quien encabeza las encuestas electorales y constituye, por lo mismo, un obstáculo electoral insalvable para que Fox pueda imponer a su sucesor en la silla presidencial y proseguir el proyecto de la extrema derecha mexicana de controlar el aparato del Estado, sino crear las condiciones para este viraje.

3. La desmesurada ofensiva oficial contra el jefe de Gobierno es el eje de la estrategia foxista para el final adelantado del sexenio y la sucesión, ya que busca también, y de manera central, a) desviar la atención nacional tanto del fracaso rotundo de la administración Fox en la conducción de los asuntos públicos como de los escándalos de corrupción del propio Vicente Fox y de su círculo de íntimos, y de los delitos que él en lo personal ha presuntamente cometido, desde el financiamiento delictivo de su campaña electoral en 2000 hasta el tráfico de influencias y la violación a la Constitución en que está incurriendo al entregar riquezas estratégicas del país a las corporaciones multinacionales con las que está asociado y, al mismo tiempo, b) crear las condiciones para ir imponiendo al país no un proyecto de supuesta modernización, sino los programas de la extrema derecha que lo ha copado y que trabaja desde Los Pinos.

4. La intentona de quienes desde Los Pinos están en realidad jugando con el país -de Ramón Muñoz a Alfonso Durazo, pasando por Marta Sahagún- no cuenta, sin embargo, con que la sociedad mexicana es otra y que no se le puede manipular con el uso abusivo de los medios. Los últimos escándalos generados por el uso ilegal y con finalidades políticas que hace Fox de instituciones que van de Sedeso a la Lotería Nacional, los múltiples actos de corrupción que se enmarcan en Vamos México o los datos que se han revelado sobre los nexos de Fox con Enron y otras trasnacionales a las que les está dando contratos ilegales, y que evidencian el grado de corrupción de su gobierno (Proceso 1442), no se pueden ocultar.

5. La megamarcha contra la delincuencia del domingo 27 encierra, por lo mismo, una doble contradicción: está auspiciada y respaldada desde Los Pinos por Vicente Fox, a través de los grupos de ultraderecha que son los más estrechos colaboradores de él y de Marta Sahagún, es decir, por quienes en tres años de ejercicio del poder no han hecho otra cosa que transgredir las leyes. Vicente Fox, con su orden absurda de procesar sin fundamento a quien ve como un oponente político, dada a un procurador general venal como Rafael Macedo de la Concha -quien actúa no como el fiscal de la nación, sino como un mandadero de Los Pinos-, y con su consigna a algunos miembros corruptos del Poder Judicial judicializando la política, de la misma manera que cuando transgrede todo tipo de leyes para entregar a intereses del extranjero las industrias petrolera y eléctrica prevaliéndose de la impunidad histórica del Ejecutivo (al igual que hacían los presidentes priístas) está quebrantando el orden constitucional.

6. El principal problema institucional del país dentro de esa misma lógica neoliberal no lo constituye por consiguiente, como se pretende, el hecho de que el gobierno de la capital esté en manos de un gobernante que no pertenece al partido del Ejecutivo y cuyo proyecto económico y social no es el mismo de éste, o la situación que tanto se recuerda de que el Presidente de la República no tenga el control de ninguna de las dos cámaras del Congreso general, pues, lejos de constituir ninguna de estas dos situaciones un problema, son el escenario ideal diseñado por el Constituyente de 1917: el de los frenos y contrapesos del poder.

7. El principal problema institucional de México, en el marco de las instituciones liberales, lo constituye el propio Vicente Fox, quien lejos de cumplir con su oferta electoral de hacer un gobierno "de transición" y de aspiraciones "democráticas", ha buscado mantener las estructuras perversas del poder presidencial de la época de la tecnocracia priísta y gobernar a través de la propaganda, buscando controlar a los otros dos poderes y a los gobiernos locales, pero sobre todo actuando en plena impunidad al satisfacer las exigencias de grupos multinacionales ajenos a México y aliado con Carlos Salinas manteniendo una serie de estructuras de corrupción y buscando destruir las principales instituciones sociales y políticas creadas a lo largo del siglo XX.

8. Una paradoja de las acusaciones al jefe de Gobierno de la capital es, por lo mismo, que busca destituirlo del cargo e inhabilitarlo como candidato en 2006, por el hecho de empezar a abrir una calle y sin que pueda comprobársele desacato judicial alguno, un individuo como Fox, que desde el poder ha cometido innumerables presuntos delitos contra el país y que es, a pesar suyo, uno más de los delincuentes de Estado que han gobernado a México.

9. Los sectores que pretenden terminar con la inseguridad deberían recordar que un régimen político en el que el titular del Ejecutivo tiene absoluta impunidad, a pesar de los graves delitos que él y sus colaboradores están cometiendo, no hace otra cosa que alentar la delincuencia. Y que mientras no se siente en el banquillo de los acusados a los miembros de "la clase política" que sí están delinquiendo, es decir, a varios integrantes de los tres gobiernos recientes, incluyendo al de Vicente Fox, y no a aquellos a quienes se detesta por motivos políticos, no se tiene autoridad alguna.

10. El futuro de México está en el aire, y hoy más que nunca la alternativa se halla entre el fanatismo y la racionalidad.