México D.F. Sábado 3 de julio de 2004
Considera la Permanente punto de acuerdo en
respaldo a los derechos de los pueblos
Freno a amenazas y acoso contra indígenas de
Montes Azules, demandan legisladores
No son las comunidades originarias las que destruyen
el medio natural, afirma ONG
HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO
San Cristobal de Las Casas, Chis., 2 de julio. Los
promotores del desalojo de las comunidades indígenas de Montes Azules
sufrieron un revés el pasado 29 de junio, cuando la tercera comisión,
de Hacienda y Crédito Público, Agricultura y Fomento, Comunicaciones
y Obras Públicas, de la Comisión Permanente, acordó
someter a la consideración del pleno de esa instancia del Congreso
de la Unión un punto de acuerdo que demanda considerar los derechos
de los pueblos antes de tomar cualquier decisión oficial.
En su apartado único, el documento manifiesta:
"En el marco de colaboración entre poderes, la Comisión Permanente
del Congreso de la Unión solicita al titular del Ejecutivo federal
que, por conducto de la Secretaría de la Reforma Agraria, a través
de su representación especial, de la coordinación del Grupo
Operativo de Trabajo para la Atención Integral de los Bienes Comunales
de la Selva Lacandona y en la Reserva de la Biosfera Montes Azules, y de
la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, informe a
esta soberanía a la brevedad posible acerca de las acciones realizadas
en esa región en cumplimiento del Convenio 169 de la OIT, y en especial
respecto del reconocimiento por parte del Estado del derecho de propiedad
y posesión de las tierras que ancestralmente ocupan las comunidades
indígenas ahí asentadas, para diseñar sus políticas
de protección a las reservas ecológicas dentro de estos territorios".
Este
acuerdo responde a la propuesta ante la tercera comisión de la Permanente,
turnada el 23 de junio "para su estudio y elaboración de dictamen"
por el diputado Omar Ortega Alvarez, en nombre de los diputados Eliana
García Laguna y Gilberto Ensástiga Santiago, del grupo parlamentario
del Partido de la Revolución Democrática, "para exhortar
a la SRA y a la coordinación del Grupo Operativo de Trabajo para
la Atención Integral de los Bienes Comunales de la Selva Lacandona,
a que revisen la problemática de Montes Azules al tenor del Convenio
169 de la OIT".
En ejercicio de sus atribuciones constitucionales, los
integrantes de la tercera comisión sometieron al pleno de la Permanente
del Congreso el dictamen, con base en las siguientes consideraciones: "La
Comisión Permanente del H. Congreso de la Unión exhorta a
las autoridades de la SRA y las que participan en la coordinación
del grupo operativo de trabajo, y de manera particular la Semarnat, se
abstengan de presionar, amenazar y hostigar a las comunidades asentadas
en la región de Montes Azules.
"La Comisión Permanente del H. Congreso de la Unión
exhorta a la representación especial de la SRA, a cargo de la licenciada
Martha Cecilia Díaz Gordillo, y a la coordinación del grupo
operativo de trabajo, a que revisen dicha problema a la luz de los derechos
de los pueblos indígenas establecidos en el Convenio 169 de la OIT,
particularmente el reconocimiento, por parte del Estado, del derecho de
propiedad y posesión de las tierras que ancestralmente ocupan, para
diseñar sus políticas de protección a las reservas
ecológicas dentro de estos territorios".
Los legisladores autores de la propuesta han concluido
"que el problema de los desplazados internos en el estado de Chiapas, lejos
de resolverse ha adquirido tintes cada vez más complejos, dado que
muchas familias indígenas han tenido que abandonar sus lugares de
origen para instalarse en Montes Azules, ante el vacío jurídico
existente, y la falta de políticas públicas específicas
por parte de las administraciones de los gobiernos federal, estatales y
municipales".
A esta situación de desplazamiento interno se han
añadido las acusaciones en contra de la población indígena
asentada en Montes Azules, en el sentido de que es la causante del deterioro
ambiental, "sin considerar que la explotación irracional es en gran
medida producto de empresas dedicadas a la tala ilegal de bosques".
A juicio de los autores de la propuesta, aprobada como
punto de acuerdo, el problema de fondo "sigue siendo la disputa por la
posesión territorial de una región ancestralmente maya, derecho
que pertenece indudablemente a los pueblos indígenas tal y como
lo señala el Convenio 169 de la OIT". Este convenio fue ratificado
por México en 1990 "sin hacer reserva alguna, quedando obligado
a cumplir con su contenido".
El documento de los diputados recuerda que el Convenio
169 reconoce los derechos a mantener la integridad de los pueblos; a gozar
de todos los derechos humanos; a la consulta para decidir cuestiones que
puedan afectarles; a la participación; al autodesarrollo con identidad;
a una vida digna; a impartir justicia a través de sus usos, prácticas,
costumbres y derecho; a contar con traducción en su relación
con las instituciones nacionales gubernamentales y de justicia; a la propiedad
y posesión de las tierras que tradicionalmente ocupan; a solicitar
tierras; a usar y proteger los recursos naturales del entorno de sus comunidades;
a participar preferentemente de los beneficios que reporten los recursos
del subsuelo de sus territorios; a ser consultados antes de disponer el
gobierno la explotación de sus recursos; a decidir sobre las formas
de propiedad y transmisión de sus tierras.
El análisis parlamentario subraya que el convenio
de la OIT "procura el reconocimiento de los derechos inherentes a los individuos
dentro de un Estado pluricultural". Atendiendo a su "importancia y trascendencia"
los integrantes de la tercera comisión consideraron "la necesidad
de que las autoridades competentes informen a esta soberanía acerca
de las acciones que hayan implementado, en acatamiento de dicho convenio,
respecto de las comunidades asentadas en la región de Montes Azules,
y en especial respecto del reconocimiento por parte del Estado del derecho
de propiedad y posesión de las tierras que ancestralmente ocupan,
para diseñar sus políticas de protección a las reservas
ecológicas dentro de estos territorios".
El punto de acuerdo de la comisión camaral aparece
firmado por todos sus miembros, legisladores de los partidos Revolucionario
Institucional, Acción Nacional y de la Revolución Democrática,
encabezados por el priísta Francisco Luis Monárrez Rincón
(presidente), y los secretarios Raymundo Cárdenas Hernández
(PRD), Gustavo A. Madero Muñoz (PAN) y Carlos Chaurand Arzate (PRI).
Presiones y amenazas en el área de la reserva
Al respecto, el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé
de las Casas, que preside el obispo emérito Samuel Ruiz García,
recordaba recientemente que el actual mandatario chiapaneco "declaró
al inicio de su gestión que no toleraría nuevos asentamientos
en Montes Azules. Los pobladores de San Isidro y Nuevo San Rafael llegaron
después de la toma de posesión de Pablo Salazar Mendiguchía
y Vicente Fox. Ambas comunidades han sido amenazadas de desalojo mientras
se simula un diálogo: rumores, presiones, hostigamiento, amenazas".
Nuevo San Rafael "sucumbió a las presiones para
ser desalojados en enero por autoridades federales y estatales, sin resolver
su problemática", agregaba el CDHFBC en su análisis. En relación
con Nuevo San Isidro, la campaña de ataques incluía "los
reportajes de Fuerza Informativa Azteca, los rumores de desalojos sorpresivos,
el hostigamiento de funcionarios de Profepa y de tropas de la Armada".
En el contexto de esta "campaña", funcionarios
de la Semarnat estuvieron repartiendo, "con evidente mala fe", copias de
la Gaceta Parlamentaria del 14 de abril donde se reproduce una anterior
propuesta de punto de acuerdo, ésta del Partido Verde Ecologista
(PVEM), en la cual se pedía exhortar a la PGR y la Profepa a desalojar
los "asentamientos" de Montes Azules; a la SRA a agilizar los trámites
para la reubicación, y a la Secretaría de Gobernación
a verificar la legal estancia de extranjeros. El punto de acuerdo de los
verdes fue turnado a comisiones, y a diferencia del reseñado
más arriba, no ha sido aprobado.
La campaña de las autoridades y los medios de comunicación
contra los pobladores de Montes Azules los criminaliza mediante "una doble
discriminación: por su identidad indígena, y su pobreza".
El organismo señala que "en México y en América Latina,
los pocos reductos naturales que se conservan coinciden con los asentamientos
indígenas, verdaderos protectores del patrimonio ecológico.
La tala ilegal, la extracción de especies de fauna y la contaminación
no han sido responsabilidad de los asentamientos indígenas sino
de empresas madereras y traficantes de animales, tolerados, si no es que
coludidos con las autoridades".
De acuerdo con la ONG, las presiones legales y la campaña
de desprestigio y amenazas contra las comunidades indígenas de Montes
Azules "parten no sólo de intereses poco claros, sino de un profundo
desprecio a los derechos colectivos de los pueblos indígenas". En
el fondo "sigue siendo la disputa por la posesión territorial de
una región ancestralmente maya. No se puede resolver la situación
ecológica de Montes Azules sin antes reconocer el derecho público
a la propiedad del territorio indígena en Chiapas. Este reconocimiento
es condición previa para delimitar, "con la consulta a los pueblos
interesados", las reservas ecológicas y la titulación de
la tierra.
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