México D.F. Domingo 19 de septiembre de 2004
Lamenta que no se defienda la cultura del enorme
peligro de la globalización
Critica la Iglesia que políticos oferten el
territorio a intereses extranjeros
ALMA E. MUÑOZ
La arquidiócesis de Guadalajara puso en duda el
"amor patriótico" de aquellos políticos que ofertan, en lugar
de conservarlo, el "territorio" a intereses extranjeros y no defienden
las tradiciones y la cultura del "enorme peligro que representa la globalización".
En tanto, el obispo de San Cristóbal de las Casas, Felipe Arizmendi,
consideró como uno de los "peores enemigos del progreso" el mal
uso de los recursos públicos.
Además
de la corrupción, lamentó que en contra de los "buenos creyentes",
organizaciones afines a la homosexualidad y el aborto (hijos de las tinieblas,
como les llamó) "se las ingenien para presionar a legisladores y
gobernantes", a fin de allegarse recursos para "disminuir resistencias
a la inmoralidad pública y favorecer su cultura de la muerte".
La Iglesia de Guadalajara aplaudió que en México
aún se fomente el sentido de la nación, en este mes de las
fiestas patrias, aunque "participen en ellas los malos ciudadanos; los
corruptos y viciosos, en lugar de aquellos que trabajan en favor del bien
común".
A los gobernantes, partidos políticos y legisladores
les recordó que entre sus deberes y obligaciones está, además
de "manifestarse auténticamente", conservar el territorio y no ofertarlo
a intereses extranjeros; cuidar las fronteras "para que no se conviertan
en paso de cualquier persona o mercancía, sin previa verificación
de internación, legítima o ilegítima"; respetar las
instituciones; trabajar por engrandecer la patria mediante el estudio,
los ideales, el trabajo y el esfuerzo; amar tradiciones y cultura para
impedir que la globalización uniforme a todos los países
en cuanto a usos y costumbres.
Sobre los intereses particulares, de grupo o de partido,
"está la patria y su bien común, no como acontece actualmente
en estos tiempos tristes de estancamiento en los que vivimos", mencionó.
Para el obispo de San Cristóbal, en tanto, "la
corrupción pública es un mal endémico y no es exclusiva
de ningún partido político, como lo demostraron los videos
de personajes recibiendo dinero de un empresario con fines no confesables".
Los ricos, como en todos los tiempos "son muy ingeniosos
y astutos para acrecentar sus capitales... Los dueños de grandes
cadenas de tiendas comerciales se organizan de tal forma que se enriquecen
cada día más, sin importarles la quiebra de los pequeños
y medianos comercios. Su Dios es el dinero".
Pero así como hay empresarios que con sus ganancias
sostienen instituciones de servicio o beneficencia social, apoyan a indígenas,
estudiantes, enfermos sin recursos, dan generosos donativos y reparten
equitativamente sus utilidades, también preocupa que "los hijos
de las tinieblas sean más hábiles en sus negocios que los
que pertenecen a la luz", consideró Arizmendi.
Llama la atención, insistió, "cómo
ganan espacios en los medios informativos, mientras los católicos
bien instruidos no se atreven a hacer presencia para defender la verdad
y el bien. Los enemigos de la Iglesia se organizan y cuentan con abundantes
recursos, por ejemplo, para difundir el aborto y defender la homosexualidad,
y los buenos creyentes se sienten acomplejados.
"Pequeños grupos se ingenian para presionar a legisladores
y gobernantes, a fin de disminuir resistencias a la inmoralidad pública
y favorecer su cultura de muerte, como legitimar la clonación de
seres humanos y la eutanasia, así como el matrimonio entre el mismo
género."
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