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México D.F. Domingo 19 de septiembre de 2004
En cartulina y sobre los muros de la presidencia,
se expusieron sus acciones
Busqueda de acuerdos, constante en el concejo autónomo
de San Andrés
"En un año tuvimos 80 problemas internos y los
resolvimos todos" Logros importantes en otros seis municipios y en la
junta de buen gobierno de los Altos
HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO
San Andres Sakamch'en de Los Pobres, Chis., 18 de septiembre.
Trotes y cascabeles en la plaza de San Andrés, ya conquistada
hace mucho por las combis y los carros, pero hoy un poco quietos,
los vehículos, para que pasen los Kapitanes Ta Ka ("capitanes a
caballo") de la tradición. Con ropas de gala, listones, cascabeles
y un pañuelo blanco en la cabeza, se congregan ante la iglesia,
sin apearse de sus pequeños corceles. Por lo demás, la tarde
transcurre con normalidad.
Bajo los portales de la presidencia municipal, al otro
lado de la plaza, algunos miembros del concejo autónomo, en sillas
y bancas de palo, miran apaciblemente los acontecimientos de la plaza.
Permanece el trajín de los carniceros ambulantes que no han alzado
sus puestos; los pedazos de res que no han vendido ya están resecos,
y coagulada la sangre en las mesas. Moscas, pero no muchas. Las tiendas
de madera y lámina que llenan la plaza están abiertas. En
la escuela oficial hay fiesta. Y los ecuestres Kapitanes van y vienen.
Repican las herraduras contra el pavimento, y los cascabeles. Del templo
salen las notas tristes, circulares, de un indígena son de cuerdas.
A menos de 50 metros, sobre las puertas y ventanas de
la presidencia ocupada por las autoridades autónomas zapatistas
desde enero de 1995, antes de los diálogos de San Andrés
(una década ya mero), pegadas con diúrex y escritas a plumón,
se extienden las cartulinas con el informe del concejo.
-Sí, allí está el informe, lo puede
leer -dice un hombre sonriente y hospitalario, con calzón y blusa
blancos, y cabello entrecano, sin levantarse de la silla.
Otra
vez las cifras, ingresos y egresos, proyectos del municipio en salud y
educación. Los zapatistas en San Andrés cuentan con una clínica
importante y varias microclínicas, cinco primarias y una secundaria
(que en realidad es regional), cooperativas de artesanas y cafeticultores.
El hombre pertenece al concejo autónomo. En regular
castellano ratifica lo que dicen las cartulinas:
-En un año tuvimos 80 problemas entre bases zapatistas.
Los resolvimos todos, y 15 con gente del Partido Revolucionario Institucional
(PRI), que no fueron tan fácil. Para tratar distintos asuntos del
municipio hicimos 20 encuentros con la autoridad municipal oficial, con
la presencia del presidente priísta, los síndicos y comisariados.
Nosotros no dejamos de buscar acuerdo. En algunos casos hay entendimiento.
En un problema que hubo de tierras con Chamula, nos unimos para hablar
con el gobierno de San Juan Chamula. Les tratamos también los problemas
con organizaciones políticas como el PRI o el Partido del Trabajo.
Se interrumpe para responder el ruidoso saludo de un joven
que pasa al volante de un vochito. A poco más de 20 metros,
varios hombres juegan basquetbol en la cancha que un tiempo se acondicionó
para los diálogos de paz con el gobierno federal, y hoy ha vuelto
a su utilidad original.
-En el año realizamos diez encuentros con las autoridades
tradicionales de la Iglesia que no son zapatistas, y alcanzamos acuerdos
para las distintas celebraciones, o sea, que trabajamos en resolver lo
que podemos.
San Andrés está ocupado por el Ejército
federal. Un gran cuartel dentro del poblado garantiza la permanente vigilancia
de un batallón de asalto. En una localidad donde funcionan un gobierno
autónomo en rebeldía, un gobierno oficial rutinariamente
priísta (que aún emplea el anacrónico "Larráinzar")
y una compleja estructura de autoridades tradicionales, que se conserven
los equilibrios no es poca cosa.
El aprendizaje de la junta de buen gobierno
No lejos de esta cabecera municipal, en el caracol
de Oventic, el informe de San Andrés Sakamch'en acompaña
a los de los otros seis municipios, y al de la junta de buen gobierno (JBG)
de Los Altos, reseñado el viernes por La Jornada. La "exposición"
en el auditorio Emiliano Zapata se inicia con un documento firmado por
los 14 miembros de la junta. "Como integrantes de la JBG aprendimos a recibir
y atender a diferentes personas de nuestro país y de las diferentes
naciones de los cinco continentes", expresan Juan Carlos, Roberto, Eugenio,
Marcelo, Manuel, Víctor, Alejandro, Fredi, Rafael, Moisés,
Jonás, Benito y Moisés.
"Aprendimos a hablar y explicar las razones de nuestra
lucha, la situación de nuestros pueblos en resistencia. Aprendimos
a entender y conocer la situación de las diferentes comunidades
y municipios de la región. Los 14 integrantes de la junta aprendimos
a trabajar en colectivo por el bien de nuestros pueblos, a pesar de que
somos de diferentes municipios y hasta lenguas. Entendimos algo: que los
pueblos indígenas pueden trabajar y gobernarse solos, sin la intervención
de los partidos".
Suena poco espectacular, pero es histórico. Cualquier
mediano conocedor de los Altos de Chiapas sabrá que una reunión
de representantes de los diversos municipios tradicionales resulta excepcional
e histórica, y mucho más si lo es para conformar una estructura
común de gobierno. Desde tiempos de la colonia, funcionó
la división de los Altos, definida en las vestimentas distintivas
y los santos patronos impuestos por la corona y sus evangelizadores (y
con el tiempo apropiados por los indios como rasgo de identidad).
Esta división artificial garantizaba suficientes
"conflictos intercomunitarios" como para controlar la región, con
el auxilio no menor del alcohol y los cacicazgos, a veces criminales y
al menos desde 1940 siempre oficialistas. En este sentido, y aunque represente
sólo a una parte de la población (en muchas partes mayoritaria,
y en muchas otras no), la JBG significa aquí un hito de entendimiento,
convergencia y gobernabilidad.
Una "valoración" concluye el testimonio del "aprendizaje
de la JBG: "Vemos que los municipios autónomos, las regiones, todos
los pueblos en resistencia, y también la sociedad civil nacional
e internacional saben y creen en la JBG para los trabajos que llevan los
pueblos en resistencia".
Es un camino nuevo y también antiguo. Un año
de la JBG, pero diez o 20 años de lucha. Pero cinco siglos de persistencia.
Un aprendizaje autogestionario, horizontal, conciliador, transparente.
Y abierto, lo cual, proviniendo de una organización clandestina
como el Ejército Zapatista de Liberación Nacional es más
revolucionario que una revolución.
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