México D.F. Domingo 19 de septiembre de 2004
El especialista descubrió
los restos de Lucy, uno de los homínidos más antiguos
hallados a la fecha
El petróleo, más importante que la arqueología,
lamenta Johanson
Reprueba el saqueo de sitios y el contrabando de obras
en Irak; ''una pieza fuera de su contexto no pasa de ser arte'' El homo
sapiens debe tener conciencia de que no es una especie inmortal
ERICKA MONTAÑO GARFIAS
Con mejor tecnología, mayores financiamientos y
la atracción creciente del público, la arqueología
se encuentra en uno de los mejores momentos, aunque problemas como la guerra
o los intereses políticos afectan nuevos estudios y excavaciones
en zonas como Medio Oriente o Irak, señala en entrevista el paleoantropólogo
estadunidense Donald Johanson, quien en 1974 descubrió a Lucy,
el esqueleto de un prehomínido de 3.2 millones de años
que abrió la puerta a una nueva interpretación de la evolución
del hombre.
''En la actualidad podemos mirar mejor de lo que lo hemos
hecho en muchos años. Más personas se interesan en la arqueología
gracias a las revistas y la televisión y así sienten una
conexión con el pasado. Los seres humanos también se sienten
más conectados unos con otros porque ven que tienen un origen común
y esto, a su vez, les recuerda que están conectados con el mundo,
que no estamos separados de otras formas de vida'', expresa Johanson, nacido
en Chicago en 1943 y fundador del Institute of Human Origins, que tiene
su sede en la Universidad Estatal de Arizona.
Como
consecuencia de este interés creciente en el trabajo arqueológico
más instituciones, públicas y privadas, así como individuos
contribuyen a esta ciencia con financiamientos, lo que permite más
y mejores expediciones y excavaciones.
A todo esto, señala, hay que sumar los avances
tecnológicos. ''Ahora sabemos mejor que nunca cómo hacer
nuestro trabajo. Tenemos tecnología que nos permite encontrar, localizar,
excavar y recuperar las piezas, para determinar de manera más exacta
la edad de los fósiles, a interpretarlos; tenemos nuevas técnicas
para descubrir sitios, como la fotografía satelital y los radares".
Esto significa, añade, "que la arqueología,
a cualquier nivel, está en posición de ser más productiva
que antes. Hacer esto como profesión tiene muchas oportunidades.
Parece que entre más encontramos más podemos descubrir".
Sin embargo, reconoce que existen problemas. Uno de ellos
es lograr la preservación de los sitios arqueológicos, que
"no sean alterados o destruidos, por lo que tiene que haber una cooperación
entre los arqueólogos y las autoridades locales y federales".
Asimismo las tensiones políticas en zonas de Africa
y Asia, en países como Somalia, Irán o Irak, nación
cuyos sitios arqueológicos fueron saqueados y las piezas vendidas
a coleccionistas privados. ''Una pieza fuera de su contexto no pasa de
ser una especie de arte, pero nada más.
"Así que hay acciones políticas globales
que tienen una influencia muy negativa en la arqueología, ciencia
que no tiene la importancia del petróleo, así que las personas
se interesan más por el petróleo que por el pasado arqueológico".
La arqueología es una aventura, y por ello se mantiene
vigente la idea romántica de los arqueólogos. "No es como
Los cazadores del arca perdida pero para mí, que he trabajado
34 años en Africa, es una aventura. Cuando fui por primera vez era
una aventura como la que había leído en libros. Es muy emocionante.
Requiere mucha atención y dedicación. No es la clase de trabajo
para cualquiera, pero sí es dormir en una tienda en medio del desierto
en lugares en los que nadie ha estado antes. Hay una parte de eso que es
estimulante y especial".
Habla también del significado de Lucy, cuyos
restos óseos fueron localizados en la zona de Hadar, en Etiopía,
en noviembre de 1974. Ahora en ese lugar se inaugurará el próximo
año un museo. En México existe una reproducción de
Lucy en el Museo de Antropología.
"Ella es un recordatorio de nuestro pasado. Con su descubrimiento
se abrió una nueva perspectiva de lo que pasó hace 3 millones
de años. Ha dado mucha información a los científicos,
se ha convertido en un icono en la antropología y un punto de referencia
por el cual se juzgan otras cosas.
"Lucy y los de su especie vivieron en Africa hace entre
3 y 4 millones de años. Estuvieron en la Tierra durante un millón
de años y nosotros, los homo sapiens, hemos estado aquí
por no más de 100 mil años. Hace 3 millones de años
esa especie desapareció, tal vez evolucionó en otra. Cuando
vemos el árbol de la evolución vemos que la regla es la extinción
y la supervivencia es la excepción. Nosotros no estamos tan preocupados
por que un meteoro caiga sobre la Tierra, como sucedió con el que
se estrelló en Yucatán y provocó la desaparición
de los dinosaurios, pero nos preocupamos por la destrucción del
medio ambiente. Somos probablemente la única especie que ha tenido
tal efecto negativo en el mundo en que vivimos.
"Tal vez el tiempo nos hará darnos cuenta de que
no somos una especie inmortal. Si queremos vivir como especie tenemos que
hacer algo ahora para tener la certeza de un futuro.''
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