México D.F. Domingo 19 de septiembre de 2004
ƑLA FIESTA EN PAZ?
Leonardo Páez
Antonio Urrutia, encerrona memorable
EXTRAORDINARIA FUE LA gesta del matador Antonio Urrutia (Aguascalientes, 17 de agosto de 1962) de encerrarse el pasado jueves con seis bien presentados toros de otras tantas ganaderías en la plaza mexiquense de La Florecita, en ejemplar corrida organizada por la empresa Acha y Quintana, identificada ya por su respeto irrestricto al toro con edad y trapío como principal protagonista del arte de la lidia.
URRUTIA ES DE esos toreros a los que el aficionado siempre disfruta. Sobrio y ensimismado en su sólida tauromaquia, con un amplio repertorio de suertes y un nivel técnico privilegiado, a los 42 años de edad y 22 de alternativa tiene arrestos para seguir gritando: "šAquí estoy!, cosido a cornadas y luego de importantes actuaciones en las plazas México y de Las Ventas, con una experiencia que fortalece mi afición, ansiando pelearle las palmas a los que figuran". Y a fe que lo demostró sobradamente.
ABRIO PLAZA UN precioso castaño de Jaral de Peñas, con una armonía y una musculatura modélicas, al que Antonio veroniqueó suavemente, llevó con precisión al caballo y quitó por orticinas y una larga lentísima. Sin embargo, lo que presagiaba un gran trasteo se frustró al romperse el noble animal una mano.
EL SEGUNDO, DEL hierro de Funtanet, negro zaino muy bien armado, tomó dos varas y se agarró al piso. El ahijado de Manolo Martínez desplegó entonces toda su solidez técnica y lo obligó a pasar, con colocación, mando y aguante, en dos tandas por naturales que impregnaron la plaza de torerismo. Perdió la bien ganada oreja por pinchar.
DE HUICHAPAN FUE el tercero, con una acometividad que el capote urrutiano logró contener en ceñidas y templadas verónicas, seguidas de un emocionante quite por gaoneras tras de que el astado empujara en dos puyazos. La faena de Antonio mantuvo la emoción que generaba la celosa acometida del toro en templadas series por ambos lados y una bella secuencia de medios pases en tablas muy bien rematada. Ejecutó un soberbio volapié hasta las cintas y cortó la primera oreja de la tarde.
EL CUARTO FUE de la dehesa de San Judas Tadeo, y el tesonero diestro primero lanceó con delicadeza y luego estructuró una faena con variedad, inventiva, mando y ligazón, incluidos tres circurretes, dado el franco recorrido de la res, sobresaliendo las tandas por el izquierdo. Dejó tres cuartos en buen sitio y recibió dos orejas a ley.
EN EL LUGAR de honor salió uno de Celia Barbabosa, serio y paliabierto, con la presencia que sólo da la edad. Realizó un preciso quite por saltilleras y cuando el comportamiento de aquel toro exigía toda la concentración Antonio pidió música, siendo que su tauromaquia no necesita de tan burdos recursos.
CERRO PLAZA UN ejemplar de Los Encinos de pelaje cárdeno claro y con unos impresionantes pitones en puntas, como el resto de la corrida, al que Antonio bregó y muleteó con maestría. La culminación a tantas emociones fue ver que Urrutia daba la vuelta en hombros de varios de sus compañeros matadores -Benítez y Carbonell, entre otros-, en sincero reconocimiento a su memorable, torera encerrona. ƑLo reconocerán así otras empresas?
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