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México D.F. Lunes 6 de diciembre de 2004 |
La Iglesia absuelve a Fox
Con
el telón de fondo del conflicto entre el Legislativo y el Ejecutivo
por el tema presupuestal, la posible ruptura -por ese mismo motivo- de
la alianza de facto entre el foxismo y la dirigencia priísta,
y la acelerada desintegración del grupo en el poder por la disputa
de la candidatura presidencial panista para 2006, la jerarquía eclesiástica
irrumpe sin recato en la escena política para enviar un balón
de oxígeno a Los Pinos y otorgar al presidente Vicente Fox la absolución
anticipada por todos los errores, las omisiones y los desmanes cometidos
desde el poder presidencial en los dos tercios que lleva su sexenio.
En un editorial del semanario Desde la fe, órgano
oficial de la arquidiócesis de México, la dirigencia católica,
sin llegar al extremo de suscribir las descripciones paradisiacas del país
que el gobierno federal elabora y difunde por todos los medios, reconoce
algunos de los problemas del país sólo para limpiar de todo
pecado al mandatario y atribuir toda la responsabilidad de los males nacionales
a la oposición. Frente a la "entereza" foxista, Desde la Fe
encuentra culpables de la mediocridad económica, la falta de desarrollo
y el empantanamiento político a las bancadas opositoras en los órganos
del Legislativo, a los gobernadores no panistas y hasta a la economía
estadunidense.
En una frase particularmente ominosa e insidiosa, la hoja
parroquial atribuye parte de las tribulaciones del foxismo declinante a
la crítica supuestamente implacable ejercida desde "todas las trincheras
políticas y periodísticas", como si tal crítica no
fuera parte sustantiva y hasta condicionante de la democracia. Pero, según
los redactores de la publicación confesional, las críticas
obedecen a intereses vinculados al viejo régimen, en lo que constituye
una calumnia apenas velada: quienes critican la presidencia foxista son
partidarios suspirantes de las antiguas presidencias priístas, antidemocráticas,
corruptas y autoritarias.
En otras aseveraciones equívocas y distractoras,
Desde la fe alerta ante la amenaza de un retorno de "actores del
viejo régimen" en los comicios de 2006, como si esos actores hubiesen
estado, en los últimos cuatro años, alejados del poder. La
realidad es distinta: Fox ha gobernado de la mano de los priístas,
tanto en su vertiente tecnocrática y neoliberal, representada en
el actual grupo gobernante por Francisco Gil y muchos otros, como en sus
núcleos más jurásicos y corruptores, como los de Roberto
Madrazo, Elba Esther Gordillo, Leonardo Rodríguez Alcaine y otros
tantos. Los pactos entre el foxismo y el priísmo han permitido escamotear
a la acción de la justicia los casos de Amigos de Fox y el Pemexgate,
aprobar la conversión de los bonos del Fobaproa en deuda pública
y urdir y poner en práctica la campaña mediática,
jurídica y presupuestal contra el Gobierno del Distrito Federal,
con el propósito de destruir políticamente a su titular,
Andrés Manuel López Obrador.
No debiera pasar inadvertido el hecho de que la inopinada
adhesión de la arquidiócesis capitalina al acorralado foxismo
coincide con los operativos publicitarios en curso lanzados por Acción
Nacional y por la Presidencia de la República para justificar los
pavorosos saldos negros de la torpeza, la inacción, la autocomplacencia
y la incapacidad exhibidas durante los últimos cuatro años
por el grupo en el poder. Por medio de su órgano oficial, la jerarquía
eclesiástica capitalina ha optado, pues, por participar en forma
desembozada en el rescate propagandístico del actual mandatario
y, por esa vía, en la contienda política en curso y en el
proceso de sucesión presidencial que el propio Fox inauguró,
acaso sin darse cuenta, con una anticipación indebida y contraproducente.
Ese desembozado ejercicio de activismo político va mucho más
allá de lo que los lineamientos constitucionales y legales permiten
a cualquier asociación religiosa, y en rigor de ley la Secretaría
de Gobernación, por medio de su dependencia encargada, tendría
que tomar cartas en el asunto y reconvenir y sancionar, en su caso, a la
arquidiócesis de México por semejante transgresión.
Pero todo hace pensar que, por propia conveniencia, y en congruencia con
sus propias actitudes facciosas, no lo hará.
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