unca antes en la historia contemporánea de nuestro país, el debate por despenalizar la marihuana ha avanzado de una manera tan plural, desprejuiciada y además difundida por la mayoría de los medios masivos de comunicación (especialmente a partir del inédito Foro de debate para la regulación de la planta de la cannabis celebrado los días 13, 14 y 15 de abril en la Cámara de Diputados). De ahí que las espectativas ante la celebración del Día Mundial por la Liberación del Cannabis, que se llevaría a cabo ayer en la Alameda Central, siguen siendo muy optimistas, pues por primera vez esta iniciativa de la Asociación Mexicana de Estudios del Cannabis (Ameca, en colaboración con pequeñas agrupaciones culturales independientes), ha cumplido con el paso más difícil: el reconocimiento de la opinión pública de que es necesario incluir la alternativa despenalizadora en la agenda nacional, ante el fracaso de las políticas prohibicionistas actuales. Ya los organizadores tenían los permisos necesarios para llevar a cabo esta marcha simbólica (se realiza simultáneamente en 300 ciudades del mundo) cuyo lema central es: Por un debate científico y responsable. Sin embargo, ante la contigencia de epidemia de influenza humana, se optó por posponer este acto al menos hasta el próximo sábado 9 de mayo.

Marihuana legal de Generación

Venciendo los rumores de una posible suspensión y entre bromas nerviosas como aquella de que la marihuana cura la gripe porcina, el pasado viernes 24 de abril, en el bar Under, se presentó la cuarta edición que la revista Generación dedica al tema de la marihuana y sus insospechadas vertientes culturales, incluyendo casi en su totalidad materiales inéditos que proponen un panorama actual centrado en el debate por su despenalización. Algunos de los escritores y especialistas participantes son: Jorge García Robles, Leopoldo Rivera (coordinador del número), Fernando Lobo, Armando Velázquez, Jorge Hernández Tinajero, Guillermo Fadanelli, J.M. Servín, Alberto Gutiérrez Chong, Fernando Solana Olivares, Gabriel Santander, Andrés Ramírez, Jorge Caballero y Juan Pablo García Vallejo, entre otros (la portada es del maestro Mauro Terán). Entre los enfoques planteados en el número están los argumentos que rebaten los sinsentidos prohibicionistas, una investigación histórica de cuando las drogas fueron legales en México, una selección de textos periodísticos que en diversos medios apoyan la alternativa despenalizadora, una entrevista con la fotógrafa Paulina Lavista, los derechos de los consumidores y un recuento de las iniciativas que diversos partidos han presentado al Congreso. En otras secciones se recuerda a dos creadores contraculturales recientemente fallecidos: el músico Jorge Reyes y el fundador de la revista Piedra rodante, Manuel Aceves. Este ejemplar tendrá otra presentanción el próximo 8 de mayo en la librería Profética de la ciudad de Puebla, siempre y cuando la epidemia que vive nuestro país haya menguado; mientras tanto sólo nos queda seguir la recomendación del colaborador de La Jornada, Marco Rascón, quien en su pasada colaboración (28 de abril), propone: mejor morir que dejar de besar.

Protestas por eliminar la filosofía de prepas

Los más prestigiados filósofos mexicanos han signado desplegados y argumentado a título personal irrebatibles juicios para cuestionar el insostenible desatino de las autoridades de la Secretaría de Educación Pública (SEP) para que materias como filosofía, ética y lógica sean prácticamente eliminadas del Sistema Nacional de Bachillerato al considerarlas de carácter transversal, es decir, no obligatorias. Los tonos de este justo cuestionamiento varían sin dejar de ser enérgicos. Aquí un ejemplo de lo escrito por Heriberto Yépez como respuesta a una funcionaria de la SEP, explicando un posible motivo del desdén institucional ante esa disciplina: La filosofía en México se ha vinculado a la crítica de la religión católica, el gobierno y las televisoras, porque somos muchísimos los que creemos, millones, los que creemos que estas tres fuerzas son responsables de mantener al mexicano esclavo del pasado... Se nota que Yépez es filósofo y, desde luego, que tiene razón.

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