Washington, 28 de julio. La obesidad infantil constituye en la actualidad la peor crisis de salud en Estados Unidos, indicaron expertos esta semana, urgiendo a los padres a prohibir la televisión en las habitaciones de los niños y a los legisladores a aplicar un impuesto a los refrescos cargados de azúcar.

Dos tercios de los adultos y aproximadamente una quinta parte de los niños estadunidenses tienen sobrepeso o son obesos y el aumento de la tasa de ese problema ha tenido un efecto debilitador en la salud de los ciudadanos, así como en el gasto en ese sector.

Además del hecho de que a Estados Unidos le cuesta miles de millones de dólares por año, la obesidad significa que la nueva generación de estadunidenses podría vivir menos que sus padres.

La obesidad infantil es el problema de salud pública número uno en el país, poniendo a la generación más joven en riesgo de ser la primera en la historia de nuestro país en tener una vida más corta que sus padres, comentó el ex presidente Bill Clinton, el lunes, en el congreso titulado El peso del país.

Esa actividad fue la primera reunión dedicada a la obesidad organizada por el Centro de Control y Prevención de Enfermedades. Clinton representó a la Alianza para una Generación más Saludable, que busca reducir drásticamente ese padecimiento infantil para 2015.

Los funcionarios del Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) plantearon dos docenas de pasos –desde prohibir la televisión en los dormitorios de los niños hasta facilitar la compra de comida fresca– que ayudarían a bajar las tasas de obesidad y los costos médicos asociados a ese padecimiento, que casi se han duplicado desde 1998.

Hace 11 años los costos médicos asociados a la obesidad eran de cerca de 78 mil millones por año; en 2006, subieron a unos 147 mil millones anuales, según un estudio divulgado el lunes, con motivo de la conferencia.

El gasto médico per capita para individuos obesos fue 42 por ciento superior al requerido para quienes tienen un peso normal, señaló el principal autor del estudio, Eric Finkelstein, quien dirige el programa de salud pública del instituto de investigación RTI International.

La mayor parte de los gastos vinculados con la obesidad, según los investigadores, no tiene que ver con procedimientos como la cirugía bariátrica (operación del estómago y los intestinos), sino con tratamientos relacionados con las enfermedades asociadas a la obesidad, como la diabetes.

La mayoría de los casos de diabetes en Estados Unidos es causada por el exceso de peso, indicó el doctor Thomas Frieden, director del CDC.

El costo general de tratar la diabetes es de 191 mil millones de dólares por año, según el estudio liderado por Finkelstein.

Modificar hábitos, la alternativa

La única forma de reducir la obesidad, según Clinton, Frieden y William Dietz, director de la división de nutrición y actividad física del CDC, es que los estadunidenses modifiquen su modo de vida.

Tenemos que cambiar lo que ocurre en nuestros hogares, nuestras comunidades, nuestras escuelas, dijo Bill Clinton en el encuentro.

El estadunidense promedio actualmente tiene 11 kilogramos de sobrepeso. Además, casi la mitad de las 350 calorías extra por día que consumen los habitantes de Estados Unidos provienen de los refrescos.

Estas cifras han llevado a Frieden –que usó la aplicación de fuertes impuestos a los productos tabacaleros como punta de lanza de una exitosa campaña para reducir el consumo de tabaco en Nueva York– a sugerir una tasa similar sobre las bebidas azucaradas para ayudar en la lucha contra la obesidad.

El encuentro coincidió con un fuerte debate en el Congreso sobre la reforma en materia de salud propuesta por el presidente Barack Obama.