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Ver día anteriorDomingo 16 de agosto de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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A la Mitad del Foro

La misma medicina a la misma hora

T

odo cambió y guardan silencio los del simplismo gatopardiano. Nada volverá a ser igual. Pero Felipe Calderón se aferra al timón de la ortodoxia zedillista para asegurar que lo peor ya pasó y empieza a inclinarse la balanza de las estadísticas: mil empleos creados hoy son contrapeso del millón de empleos formales perdidos en lo que lleva la recesión que vino de fuera y a la que propuso hacer frente con medidas de economía contracíclica.

Resultaron recortes. El doctor Carstens receta la misma medicina a la misma hora. Terca que es la realidad, todo cambió, pero sin que le tiemble el pulso por el diagnóstico del catarrito, acude al Senado de la República y declara que México padece el shock financiero más grande de las pasadas tres décadas, anuncia nuevos recortes al gasto público y austeridad para una población cuya mayoría sobrevive entre la pobreza y el hambre: el paciente sufre una hemorragia y el galeno de la modernidad ordena una sangría. Dicho lo cual, desaparece de la escena como villano de ópera. Los legisladores ofendieron y reapareció entre cajas el secretario Carstens. Ignoro si a tiempo para escuchar al doctor Narro, rector de la UNAM, quien llamó a reconocer que la educación es inversión y no gasto, y que sin ella nada se puede hacer para superar la pobreza que se reproduce a sí misma.

Reducir la ya insuficiente inversión educativa no es un error, es un crimen; es condenar al país al rezago, a empantanarse. Todo cambió. Pero desde antes de que estallara la burbuja de la especulación financiera y el flujo de capitales sin regulación alguna, los avances en ciencia y tecnología fijaban ritmos y viabilidad a las naciones del mundo entero; la posibilidad de ser economías sustentables y la calidad de la vida. La vieja Europa vivía la experiencia de la unión a distintas velocidades, según la afortunada frase de Jacques Delors. El sur de Asia hizo de la ética del estudio, palanca para el progreso incontenible. La India y China tuvieron en las aulas, en la ciencia y la tecnología, plataforma para el desarrollo que les permitió un crecimiento del PIB hasta de 10 por ciento anual. En México, cinco lustros de crisis recurrente y al llegar la pavorosa recesión, los del déficit cero proponen... recortar el gasto en la educación pública.

No son incompatibles el shock financiero del doctor Carstens y la convicción del presidente Calderón de que lo peor de la crisis ya pasó. Porque habrá secuelas en las finanzas públicas: recortes, recortes, recortes. El gobierno, dijo, será el primero en apretarse el cinturón y reducirá drásticamente el gasto corriente y administrativo; reducirá la estructura: menos gobierno, conforme al dogma neoconservador que impuso la nula regulación financiera, hipotecaria y bancaria, bajo la premisa de que el mercado se cuidaba a sí mismo. Y, desde luego, Calderón no descarta la reducción de ciertos programas no prioritarios. Ahí, el suicidio: ya hubo recortes a la educación básica y ahora proponen 7 mil millones de pesos menos para la Secretaría de Educación Pública.

Mientras aplicaban sangría al paciente hemorrágico, el Inegi derramaba cifras y la infinita variedad de combinaciones de empleo, desempleo, subempleo, empleo informal y el celestial, que incluye seguridad social, pensiones y prestaciones varias. Como en los cuadros coloniales de castas, la población económicamente activa, incorpora cruces y mezclas variopintas, incluyendo saltapatrás, menores de 14 años no incluidos en la fuerza de trabajo oficial y que, sin embargo, trabajan como jornaleros agrícolas y en las tropillas del lumpen urbano, donde laboran por su cuenta o, como otros 2.8 millones de mexicanos que no reciben remuneración. Más de 700 mil mexicanos perdieron el empleo de junio de 2008 a junio de 2009, y se han incorporado 12 millones 200 mil al sector informal de la economía, esa corte de los milagros del subdesarrollo.

Dice el cuadro de la lucha de castas que la población ocupada suma 43.3 millones. 522 mil menos que el monto reconocido en 2008. No importa cómo los clasifiquen: aumentan los desempleados. Y dos de cada tres empleados no tienen acceso a las instituciones de salud. El IMSS está en números rojos por primera vez en su historia. Y los aferrados al dogma de austeridad para los pobres y la riqueza concentrada en las alturas, ofrecen remedios similares a la sangría del doctor Carstens: el outsourcing, la reducción de jornadas para no eliminar plantas de trabajo, los paros técnicos decididos por el patrón, la privatización de lo social; los servicios subrogados como en las guarderías del Seguro Social, para eludir obligaciones y burlar los derechos de quienes pagan sus cuotas por recibir el servicio y dejar a sus hijos a salvo mientras ellos trabajan.

No se trata de eliminar las guarderías, de dejar a las madres sin sitio donde dejar a sus hijos, según el burdo sofisma de Juan Molinar Horcasitas, antiguo director del IMSS. Las guarderías no subrogadas, a cargo del Seguro Social, cumplen, ofrecen seguridad y personal capacitado en el cuidado, educación, salud y nutrición de los menores. Y ya los ministros de la Suprema Corte precisaron que la institución no puede renunciar a su responsabilidad al subrogar un servicio. Tal vez por eso recurrió el politólogo al argumento de la obligación del funcionario público que al llegar al cargo encuentra contratos elaborados y listos para su firma: ¡imposible negarse a firmarlos y eludir la obligación institucional! Tal vez, pero debió al menos revisar lo que firmaba y a lo que comprometía a la institución.

Cuentos de espantos y las cuentas del Gran Capitán. Misas, repiques de campanas y cortejos de notables para realzar las victorias del presidente en la guerra contra el crimen organizado. Además de picos, palas y azadones esfumados en las batallas perdidas por Germán el pendenciero; los cohetes para festejar el arribo de César Nava, así como las varas recogidas a cuenta de los disidentes y a la hora de designar a la primera mujer coordinadora de los diputados del PAN: Josefina Vázquez Mota. Cuentos y cuentas. En Montevideo echó mano el presidente Calderón del ábaco panista: Yo creo que en términos de caída electoral, más que la de mí partido, el fenómeno significativo es la caída de otro (el PRD), que es lo que marca una composición diferente en la Cámara de Diputados.

Al paciente lo que pida: el PAN obtuvo 13.7 millones de votos en 2006 y 9.7 millones en 2009: el PRD, 11.9 millones en 2006 y 4.2 millones en 2009: el PRD perdió más. Pero el PAN ganó 206 diputaciones hace tres años y 143 este año; y el PRD tuvo 127 diputados entonces y ahora 76: el PAN perdió 63 y el PRD 56. Háganle como quieran, el que ganó fue el PRI.

Por eso, mientras Beatriz Paredes deshoja margaritas, Enrique Peña Nieto, Miguel Ángel Osorio Chong, Félix González Canto, Humberto Moreira y José Calzada festejaban sus cumpleaños en compañía de Fidel Herrera Beltrán, Ivonne Ortega, Jesús Aguilar Padilla, Ulises Ruiz, Mario Marín, Rodrigo Medina, Fernando Toranza y Fernando Ortega. El de Hidalgo escucharía hablar por fin al hierático director de Pemex, Jesús Reyes Heroles: la refinería del cambio se erigirá en Tula. Y Carlos Romero Deschamps celebró aniversario del STPRM en Minatitlán, Veracruz, donde dice Fidel Herrera que se crean empleos en plena recesión.

Y el año entrante, 10 estados eligen gobernador. ¿De todas, todas?