Rashied Ali (1935-2009)
onocí a Rashied Ali en marzo de 2005, durante el tercer Encuentro Internacional de Jazz y Música Viva, en Monterrey. Doce de los 14 músicos invitados al evento (de Alemania, Argentina, España, Estados Unidos, Francia y México) deambulaban, convivían y combebían a lo largo de los días en los vestíbulos del hotel Howard Johnson o en los pasillos del Centro de las Artes, en el Parque Fundidora. Rashied no.
Rashied casi nunca bajaba de su cuarto, a no ser para esperar semiagazapado el autobús que nos llevaría al auditorio de la Pinacoteca, donde se armaban mil y una combinaciones entre los músicos para improvisar alrededor de un tema o en la más absoluta de las libertades (en tres ocasiones tocaron los 14 jazzistas juntos). Después de cuatro años, podemos saborear todavía el dueto bop de batería y sax alto que hicieran Ali y Sonny Fortune (la otra leyenda de aquellos cinco días) para dialogar con Rhythm-a-minin, de Thelonious Monk; o el portentoso final de Afro blue, donde Rashied arremetió las congas con felpas y con desbordada elegancia, haciendo que el teatro entero aplaudiera de pie.
Platicamos muy poco, pero alcanzó a decirme que su carácter era así de reservado, y que además había resentido la altura y le dolía un poco la cabeza; pero que se sentía muy bien en esa experiencia de música colectiva, aunque sólo conociera a un par de músicos de todos los que estaban ahí. Mira, yo amo la música, de cualquier tipo, así que no tengo nunca problemas con eso y durante toda mi participación aquí me he sentido muy bien. A mí me encanta tocar
.
En una ocasión me fui a espiar impúdicamente a Ali y Fortune desde el asiento de atrás del autobús, aunque durante la media hora del trayecto apenas si abrieron la boca, hablando un poco de la sed y otro poco de la belleza de las chavalas regias.
Rashied Ali murió el pasado miércoles 12 de agosto, en Nueva York, a los 74 años de edad, después de haber protagonizado una de las mejores etapas del jazz de vanguardia en particular y de la música planetaria en general. Aunque en su página de Internet no se da cuenta de las causas del deceso, el New York Times declaró que había sido a causa de una trombosis.
En los últimos tiempos, el maestro del free jazz y la batería avant-garde dirigía su propio club de jazz en la escena neoyorkina, el Ali’s Alley, y contaba con un quinteto en plena actividad, que para noviembre de este año tenía ya programada una pequeña gira europea. En su honor y memoria, Blue Music Group acaba de presentar tres nuevos cedés: Eddie Jefferson at Ali’s Alley, Configurations y Cutt’n Korners, los cuales pueden conseguirse en www.BlueMusicGroup.com
Roberto Patterson (su nombre oficial) nace el 1 de julio de 1935 en la ciudad de Filadelfia, estudia ahí, en la Granoff School of Music, y en 1963, después de haber percutido en varias bandas de jazz y rhythm & blues, decide emigrar a Nueva York, donde empieza a tocar con iconos de la talla de Bill Dixon, Paul Bley, Sun Ra y Albert Ayler, aunque su real encumbramiento llega cuando John Coltrane le hace reverencias y lo invita a tocar con él.
La mancuerna que hiciera con Coltrane en el disco Interstellar Space (1967) es considerada, por consenso, como uno de los puntos más altos y trascendentes en la historia del jazz, aunque la discografía en vida de esta pareja de genios cuenta con otros muy interesantes títulos, como: Meditations (1965), Live in Japan (1966) y Live at the Village Vanguard Again (1966), además de varios discos póstumos.
Descanse en jazz.