Sao Paulo, 15 de agosto. El presidente Felipe Calderón impulsará un tratado de libre comercio entre México y Brasil, luego de señalar que éste se ha eludido por miedos y prejuicios.

Al iniciar su visita de tres días a Brasil, sostuvo una intensa agenda de reuniones con empresarios, ante quienes hizo una férrea defensa del libre comercio. Les planteó que hace falta una integración económica latinoamericana de verdad, no de discursos, no de pose política; una integración que se exprese en pesos y centavos.

A invitación de Calderón, se sumaron hoy a la gira los dirigentes del PRI, Beatriz Paredes y de Nueva Alianza, Jorge Kahwagi, y en Brasilia se espera la incorporación de los presidentes del PAN, César Nava, y del PVEM, Jorge Emilio González.

Se prevé que Calderón y los líderes partidistas aprovechen el viaje para conversar sobre los temas de la futura agenda legislativa, entre los que se encuentra el paquete presupuestal para 2010.

Reunido con miembros de la Federación de Industrias del Estado de Sao Paulo, el capítulo brasileño del Consejo Empresarial y la Asociación Empresarial Mexicana en Brasil, reconoció que el acuerdo comercial es un tema complejo, pero se comprometió a plantearlo con sectores económicos, políticos y sociales mexicanos.

Hizo esta promesa luego de que empresarios brasileños propusieron discutir un tema tabú, como definió Calderón al acuerdo comercial entre ambas naciones.

En su argumentación en favor del TLC con el país sudamericano, explicó que ambas economías representan más de 70 por ciento del producto interno bruto de América Latina, mientras que el comercio bilateral en las dos naciones se ha más que triplicado en los pasados ocho años al pasar de casi 2 mil 500 millones de dólares en 2000 a más de 8 mil 50 millones de dólares el año pasado.

Además Brasil es el principal destino de las inversiones mexicanas en la región, lo cual asciende a más de 3 mil millones de dólares mientras que 300 empresas brasileñas han gastado en México más de 300 millones de dólares en cuatro años.

Consideró que falta por desarrollar el potencial de esa relación y se declaró convencido de que el comercio no le hace daño a nadie.

Una vez superada la crisis económica, aseguró que países emergentes como México, Brasil, Chile o Colombia tienen mayor potencial financiero para acelerar su crecimiento a diferencia de las grandes economías, que no tendrán una recuperación sólida ni avasalladora.

Pronosticó que tanto Estados Unidos como la Unión Europea y Japón crecerán a un ritmo mucho más pausado que en la década de los 90.

Al justificar el TLC entre México y Brasil, dijo que después de muchos años y de resistencia de sectores empresariales de ambos países, hoy existe la oportunidad de promover una mayor integración entre dos economías poderosas.

Presentó a México como alternativa para la inversión, porque nosotros en lugar de poner barreras arancelarias y oír el canto de las sirenas de los proteccionistas, los bajamos en plena crisis.

En su última actividad en Montevideo, Uruguay, antes de viajar a Brasil, Calderón también había insistido frente a miembros de la Asociación Latinoamericana de Integración que una amenaza real contra el desarrollo en las postrimerías de estas crisis es el proteccionismo que, dijo, es una forma elegante de expresar bloqueo económico.

Con el gobernador de Sao Paulo, José Serra, intercambió playeras: su anfitrión le obsequió una del equipo local Santos y un balón mientras que el presidente le dio a cambio la de la selección mexicana y bromeó diciendo que esta es la verde, en referencia a que la brasileña también es de ese color.

En un almuerzo, al que asistieron también el ex presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, un grupo de empresarios encabezado por Valentín Diez Morodo y la titular de Energía, Georgina Kessel, dijo que para la mayoría de los aficionados su segundo equipo nacional es Brasil y cuando éste pasa en las etapas eliminatorias de los mundiales de futbol, somos ganadores con ustedes.