Analizan Ackerman y Montaño visitas de Obama en suelo mexicano
Domingo 16 de agosto de 2009, p. 8
La Cumbre de Líderes de América del Norte a inicios de la semana pasada en Guadalajara, Jalisco, dejó una sensación de vacío
porque no hubo nada concreto, ni en la declaración y mucho menos en el discurso pronunciado por los mandatarios de México, Estados Unidos y Canadá, señaló el diplomático mexicano y ex embajador Jorge Montaño.
Indicó que en esa reunión Barack Obama, Felipe Calderón y Stephen Harper abordaron las temáticas con desenfado al pasar por alto un requisito básico: establecer negociaciones previas.
Al participar una mesa redonda sobre el tema, efectuado en el Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la UNAM, lamentó que en lugar de que en esta reunión se tocaran temáticas comunes como cambio climático, comercial o la recuperación económica, el debate entre los tres mandatarios se apostó más a la forma que al fondo.
El ex embajador de México en Estados Unidos de 1993 a 1995 sostuvo que aun cuando se trató de una cumbre trinacional, los mandatarios sólo plantearon temas bilaterales. Por ejemplo, nuestro país por un lado discutió sobre las visas canadienses, y por el otro, debatió sobre migración y derechos humanos
con el presidente estadunidense.
El especialista señaló que a diferencia de su antecesor, George W. Bush, el actual mandatario de Estados Unidos ha mostrado una actitud diferente respecto a la región latinoamericana, empezando por México, pues pese a que ha hecho viajes rápidos
a nuestro país, funcionarios de alto rango de su gobierno –como las secretarias de Estado y de Seguridad Interior, Hillary Clinton y Janet Napolitano, respectivamente, así como el director de la oficina de Política Nacional para el control del Drogas, Gil Kerlokowske– han venido en visitas de trabajo significativas
.
Por su parte, John M. Ackerman, investigador del IIJ, señaló que las visitas de Obama a México han sido fugaces
y más que encuentros auténticos o reales, han sido reuniones burocráticas de alto nivel.
Esta situación, explicó, genera la impresión de que México, al ser considerado un poder extranjero
, recibe cierto menosprecio por Estados Unidos. Propuso que para enmendar esto, el gobierno de Obama debería entablar diálogos de mayor nivel, abrirse al intercambio y promover encuentros con el pueblo mexicano, que hasta el momento no está presente en su agenda
.
En comparación con las visitas de Obama a Europa, África y Medio Oriente, México parece estar en desventaja, sobre todo porque aquellas reuniones han sido simbólicas tanto por los diálogos como por los acercamientos que ha tenido con la población de aquellos lugares, afirmó.