Granos modificados ponen en riesgo independencia alimentaria
Lunes 19 de octubre de 2009, p. 44
Con la introducción de maíz transgénico al campo mexicano no sólo la independencia alimentaria se afecta, sino que Monsanto podrá demandar a los agricultores si detecta ese desarrollo biotecnológico en parcelas a pesar de que hayan sido contaminadas con esos productos, advirtió ayer Greenpeace en una protesta frente al Ángel de la Independencia.
Los trabajadores del campo serán demandados por esas empresas cuando sus parcelas sean contaminadas y ningún productor podrá volver a sembrar sus semillas como lo hacía, pues tendrá que pagar regalías a las corporaciones por los granos
, señaló Aleira Lara, coordinadora de la campaña de agricultura sustentable y transgénicos de la organización.
Indicó: es una irresponsabilidad de las autoridades. Es muy peligroso y no podemos dejar de preguntarnos a qué intereses responde el gobierno de México. Evidentemente, no a los del pueblo y de la nación. Exigimos de manera inmediata la revocación de las autorizaciones ilegalmente otorgadas y una moratoria total y definitiva a las siembras de maíz transgénico
.
Con una gran manta colocada frente a los héroes de la Independencia con la leyenda Maíz transgénico: fin de la independencia
, activistas de esa organización exigieron la revocación de las autorizaciones para siembra experimental de ese grano, otorgadas el jueves pasado a la empresa Monsanto.
Moratoria definitiva
Demandaron el establecimiento de una moratoria definitiva e inmediata al maíz transgénico y la aplicación de medidas estrictas para proteger alrededor de 60 variedades nativas y determinar el grado de contaminación transgénica de los cultivos de maíz en México.
Lara agregó que con estos permisos se viola la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados, la cual señala en el artículo dos, fracción 11, la instauración de un régimen de protección especial al grano. También, indicó, se viola el principio precautorio incluido en el Protocolo de Cartagena, artículo primero, sobre seguridad de la biotecnología moderna, el cual sostiene que cuando haya peligro de daño grave o irreversible la falta de certeza científica absoluta no deberá utilizarse como razón para postergar la adopción de medidas eficaces para impedir la degradación del medio ambiente y de la diversidad biológica.
Sostuvo que con los transgénicos se refuerza el control de la alimentación mundial por pocas empresas multinacionales. En los países que han adoptado masivamente el uso de esos cultivos se observa por qué es una agricultura no sostenible: en Argentina la entrada masiva de soya genéticamente modificada exacerbó la crisis del agro con un gran incremento de la destrucción de sus bosques primarios, el desplazamiento de campesinos y trabajadores rurales, así como el aumento del uso de herbicidas.
En Estados Unidos, abundó, hay cientos de agricultores demandados por corporaciones, debido a la contaminación de sus cultivos. Ello es muestra de cuál puede ser la situación que espera a los productores y al campo mexicano, advirtió.