Periodista oaxaqueño, uno de los beneficiados
perseguidos políticos
Viernes 19 de marzo de 2010, p. 21
Hamburgo, 18 de marzo. El mexicano Pedro Matías volvía en coche a casa después del trabajo cuando una figura salió de entre las sombras y avanzó hacia él. Frenó en seco para no atropellarla, pero dos personas armadas subieron al vehículo y lo obligaron a conducir hasta un lugar alejado, donde lo desnudaron, le vendaron los ojos, lo ataron y lo metieron en el maletero. Comenzaba así el viaje del horror.
Desde el pasado verano (boreal), Matías, periodista del diario Noticias de Oaxaca, del semanario Proceso y del noticiario de radio Contacto Directo, está becado por la Fundación de ayuda a los perseguidos políticos de Hamburgo. Esa institución alemana ayuda cada año a cinco personas que se encuentran en peligro, independientemente de la región del mundo de la que procedan.
Dado que Matías trabajaba para uno de los medios más críticos de México, el grado de peligro al que se exponía era demasiado alto y varios expertos de organizaciones internacionales le aconsejaron que se tomara un tiempo de exilio.
Según Reporteros sin Fronteras, México es hoy uno de los países más peligrosos para un periodista. Sólo en enero, fueron asesinados tres. El peligro es extremo sobre todo para los que, como Pedro Matías, escriben sobre temas políticos y sociales. Ese tipo de periodista es especialmente molesto para los cárteles de la droga, pero también para muchos políticos.
La experiencia de Matías así lo demuestra. Año y medio después de su secuestro, el reportero de Oaxaca sigue acordándose de cada detalle de su pesadilla.
Hoy, el periodista refugiado en Hamburgo es más fuerte, más seguro de sí mismo. El exilio en la ciudad alemana le ha brindado la oportunidad de tomar aire para poder asimilar los hechos en su país.
La fundación se financia con ayuda de donantes Nuestros huéspedes son muy frecuentemente periodistas, pero no sólo
, explica Martina Bäurle, de la Fundación de ayuda a los perseguidos políticos de Hamburgo.
Gracias a ella, personas como Matías pueden tomarse un tiempo para alejarse del peligro y observar las cosas con cierta distancia. La fundación asume todos los costos, organiza varios actos culturales y se ocupa de que la o el perseguido siga formándose. Una beca supone unos 25 mil euros (casi 35 mil dólares) al año
, dice Bäurle. Matías lleva ya casi un año y aún le quedan tres meses más de estancia.