Aunque el secretario de Desarrollo Social, Heriberto Félix Guerra, afirmó que de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) la curva de la pobreza empieza a ceder, y que ello se verá en los resultados de este año, el organismo ha señalado en diversas ocasiones que será hasta después de que el Insstituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) levante la Encuesta Ingreso Gasto de los Hogares (Enigh), a finales de 2010, cuando se conozcan los datos actualizados sobre la miseria.

Félix Guerra declaró hace unos días que el Coneval le confirmó la tendencia de que la pobreza empieza a ceder, pero el secretario ejecutivo, Gonzalo Hernández Licona, ha señalado que se espera un incremento, respecto de los datos dados a conocer el año pasado, que midieron la situación de las familias durante 2006-2008 y que reportaron un incremento de alrededor de 6 millones de personas en pobreza patrimonial.

De acuerdo con declaraciones que dio el viernes pasado, Félix Guerra dijo contar con datos preliminares, y consideró como buenas noticias el incremento en las fuentes de empleo reportado hace unos días.

La crisis implicará una pobreza mayor, no se sabe cuánto; 2009 fue peor que 2008, y este año se levanta la Enigh para ver cómo ha avanzado, señaló Hernández Licona el 24 de febrero durante la entrega de reconocimientos al diseño de programas sociales. Advirtió que existen 87 millones de personas que tienen alguna carencia social y a las que se tiene que atender, de acuerdo con la medición multidimensional de la pobreza.

En relación con el empleo, la población ha comenzado a encontrar trabajo, pero se está ubicando en empleos que no le satisfacen ni personal ni monetariamente, señaló por su parte el Observatorio de Política Social y Derechos Humanos. Consideró que el reto de la recuperación es pasar de estos nuevos empleos temporales precarios a empleos permanentes de baja calidad, y después volver a donde estaba dos años atrás, pasar de esa pobre calidad a empleos con condiciones justas, equitativas y satisfactorias.

Indica en un análisis al último trimestre de 2009 que mientras la desocupación refleja las restricciones de acceso al mercado de trabajo, los salarios son una aproximación al nivel de precariedad del empleo. “En la antesala de la crisis económica –finales de 2007–, 32 por ciento de los trabajadores recibía hasta dos salarios mínimos. Dos años más tarde, el porcentaje se ha incrementado a 36 por ciento, cifra que no se ha movido desde inicios de 2009”.

Indica que además del aumento de la proporción de trabajadores que ganan hasta dos salarios mínimos, existe una caída en el porcentaje de personas ocupadas que ganan más de dos salarios mínimos y un crecimiento en la proporción de personas que trabajan pocas horas.