Ayer, La Escuela de Música del Rock a la Palabra, dirigida por el músico Guillermo Briseño, realizó su evaluación parcial del semestre en curso con la presentación de 10 ensambles formados/mezclados por las cuatro generaciones de alumnos del centro de estudios, donde la mayoría de jóvenes se rifaron en la ejecución instrumental, pero por unanimidad la alineación integrada por Marisol Portilla (voz), Neftalí Leal (guitarra y voz), Antonio Rodríguez (guitarra), José Luis Mandujano (bajo) y Jorge García (piano) protagonizó el mejor momento de la tarde al brindar una buena versión de La muñeca fea, de Gabilondo Soler Cri-Cri.

Neftalí dijo sobre la versión que interpretaron: “Hicimos los arreglos entre todos, la versión fue colectiva y la elegimos porque desde los ocho años me gusta; entonces, en esta oportunidad la quisimos hacer más loca.

“Al principio no teníamos claro por dónde la íbamos a llevar, pero sí sabíamos que tenía que ser una versión oscura, porque la letra se presta: aunque Cri-Cri la elevó a tonos mayores y termina en felicidad, es una rola muy oscura.”

Guillermo Briseño mencionó: “La Escuela de Música del Rock a la Palabra intenta ser una alternativa de educación, pública y gratuita, que ofrezca a los jóvenes educación musical y artística en el sentido más amplio. Ofrecemos las especialidades de guitarra eléctrica, bajo, batería, voz expresiva, piano y armónica.

Componente cultural

“En ocho semestres se provee a los estudiantes de las herramientas musicales y literarias, teóricas y técnicas que les permitan comprender los lenguajes en los que se cultivan géneros como el rock, el blues y el jazz, además de ser capaces de improvisar en su instrumento y desarrollar sus composiciones. El rock entendido no como producto industrial de consumo inmediato, sino como impulso creativo comprometido con su tiempo y parte innegable de la cultura contemporánea.

No es escuela de iniciación musical, sino de especialización al rock; incluso, se hace audición para entrar. Por otro lado, no tenemos la capacidad de admisión más grande, serían necesarios tres salones más y, pues, más apoyo para los maestros. Se agradece la subvención de la Secretaría de Cultura del Gobierno del Distrito Federal (GDF), pero necesitamos más recursos para ser una escuela de excelencia.

Briseño también evaluó de manera breve estos tres años de trabajo de La Escuela de Música del Rock a la Palabra: “Lo que nos corresponde es potencializar los talentos, como el caso de Marisol, extraordinaria cantante con muchos dones: pero necesitamos hacerla más expresiva, para que nos electrocute a todos.

Hacer este tipo de ensambles cada vez sube de nivel... Aquí vienen chavos de todos los barrios de la ciudad; la palabra es muy importante aquí; les leemos y los incitamos a componer, que los chavos se lleven esa sensación placentera de tocar y aprender.

Para Isaac Ortega, estudiante de batería de primer grado, quien palomeó con tres de los ensambles, esta institución: “Tiene un significado muy importante, porque apoyan el rock, género que siempre ha relegado la academia. Aquí nos enseñan desde las bases fundamentales del blues, el jazz, el funk y el soul; los maestros tienen buen nivel. Me gusta tocar la batería porque es el corazón de la rola.”

Ernesto Tepoxteco toca el bajo; él fue uno de los estudiantes que más celebraron los maestros al interpretar Accidents can happen al lado de sus compañeros Octavio Victoria (guitarra y voz), Miguel Ángel Nuñez (batería) y Alfredo López (guitarra); para Tepoxteco esta presentación es el punto culminante, el estallido de todo lo que hemos visto en el curso. Tocar en vivo con público va dando experiencia.

Preparación y reto

Suzet Villalobos fue quien comandó el ensamble que interpretó Feeling alright junto con Georgina Equihua, Neftalí Leal, Miguel Ponce, Marisol Portilla, Arturo González, Juan Carlos Márquez y José Mandujano, acompañados por Guillermo Briseño en el piano; Suzet dice: “Me quedé con muchas ganas de participar en el pasado ensamble, pero no pasé la prueba para presentarme; así que ahora me preparé y fue un reto; invité a algunos compañeros, ensayamos mucho y hubo muy buena vibra. Creo que estudiar en la escuela sí me ha servido, he aprendido muchas cosas a nivel vocal”.

La única que presentó una rola original fue la guitarrista Andrea Gómez, quien se hizo acompañar de Julia Zenteno (guitarra), Ariel Dorrego (bajo), Isaac Ortega (batería) y Navani Tovalín (voz); menciona que su rola El gran hermano nos vigila “salió en el curso de tercer año, donde hay que componer canciones originales; después tuve oportunidad de ensamblar con mis compañeros, les mostré el riff que tenía y seguimos de manera instintiva y natural... siempre me ha gustado el heavy metal, y le metimos ese ritmo... Me basé en el libro 1984, de George Orwell, y me preocupa que estamos viviendo lo que escribió actualmente, de forma muy cabrona, como registrar los celulares y la militarización del país”.

Jorge Ritter, maestro de la escuela explicó que se le ocurrió hacer este tipo de ensambles “para que los alumnos tuvieran la oportunidad de experimentar, porque aquí vienen muchos estudiantes que no son el típico alumno de música; por un lado los hay con enorme intuición, y por otro con enormes carencias de cultura e información.

No podemos esperar a que todos adquieran técnica y elementos para tocar: entonces hacemos esta actividad de los ensambles para verlos en la práctica, pero las alineaciones son móviles.

La Escuela de Música del Rock a la Palabra se encuentra en avenida de La Paz 26, San Ángel; mayores informes en www.rockalapalabra.blogspot.com