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La nave se suma a la serie de contactos culturales actuales entre Estados Unidos y Cuba

Goleta Amistad llegó a La Habana

La escala forma parte de su travesía por los sitios que marcaron la era del tráfico de personas

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Amistad, pasa por el fuerte El Morro, en el momento de su arribo a La HabanaFoto Reuters
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 26 de marzo de 2010, p. 9

La Habana, 25 de marzo. Un barco símbolo de las rebeliones esclavas del siglo XIX, que casualmente unió a Cuba y Estados Unidos, llegó este jueves al puerto de La Habana, como parte de una travesía por los sitios que marcaron la era del comercio internacional de personas.

En su escala de seis días en esta capital, la goleta Amistad también representa los alcances que ha tenido el intercambio cultural entre Washington y La Habana, un espacio que ha existido con altas y bajas, dentro del conflicto histórico entre ambos gobiernos.

Y, más en lo inmediato, este barco, que es la réplica del verdadero escenario de un motín de esclavos, se suma a la serie de contactos actuales entre los dos países, que tiene ejemplos como el de la presentación este miércoles del dueto puertorriqueño Calle 13.

Sueño cumplido

Ya hemos cumplido parte de nuestro sueño de venir a Cuba, dijo el lunes pasado el capitán Seam Bercaw, al atracar en el puerto de Matanzas, al este de la capital, procedente de República Dominicana.

No es la primera vez que el Amistad facilita un contacto contemporáneo entre cubanos y estadunidenses. En abril de 1998 se exhibió en La Habana la cinta homónima de Steven Spielberg (1997), que narró el episodio de esta embarcación. A la función, que se realizó en el Chaplin, el cine de gala de la capital, fue invitado oficialmente el entonces jefe de la Sección de Intereses (oficina diplomática) de Estados Unidos, Michael Kozack, quien habló al público para agradecer las facilidades en la difusión de la obra y de la memoria que guarda.

Poco tiempo después, esas buenas maneras desaparecieron. El presidente George W. Bush desató una ofensiva contra Cuba que tensó el conflicto semicentenario como pocas veces. Por supuesto, los intercambios culturales prácticamente desaparecieron.

Ahora, el Amistad llega a La Habana el día escogido por las Naciones Unidas para recordar a las víctimas de la esclavitud y del tráfico de seres humanos. Aunque aún el gobierno del presidente Barack Obama niega permisos para que estadunidenses vengan a la isla o para que cubanos vayan a Estados Unidos en giras de trabajo cultural, la tendencia del intercambio va ganando fuerza.

En estricto sentido, ese flujo no va más allá del nivel que tuvo en la época de Bill Clinton en los años 90, pero es una clara diferencia con la era Bush. Ya va siendo incontable el desfile de artistas cubanos en Estados Unidos (Viengsay Valdés, Chucho Valdés, La Charanga Habanera, Los Van Van, Zenaida Romeu, Pablo Milanés, Omara Portuondo…). Calle 13 se había demorado en venir, precisamente, por la falta de permisos, que al fin llegaron. Y a todo esto hay que sumar una creciente, aunque más callada secuencia de viajes académicos y científicos.

El Amistad original había zarpado de La Habana en 1839 con más de 50 esclavos de Sierra Leona, que serían enviados a su nuevo dueño en Camagüey, en el oriente cubano. El capitán ordenó negar agua y racionar la comida a los hombres, que se sublevaron, ejecutaron a la tripulación y quedaron a la deriva, porque ninguno de ellos sabía navegar.

El barco llegó a Estados Unidos y los hombres fueron capturados, pero dos años después fueron liberados tras un pleito legal. El juicio y el alzamiento agitaron más aún la conciencia antiesclavista que recorría la región en la época, aunque ya el Parlamento británico había abolido la esclavitud en 1807.

La actual goleta forma parte del proyecto de la organización no gubernamental estadunidense Amistad América. Fue construida hace 10 años; en 2007 inició sus viajes por la Ruta de la Esclavitud de la UNESCO y ha tocado 70 puertos.