Opinión
Ver día anteriorLunes 29 de marzo de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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¿La Fiesta en Paz?

Defender, ¿qué?

E

n las meras narices de ecologistas, ambientalistas y animalistas la sociedad de consumo impone pautas de explotación y depredación de diferentes especies animales, vegetales y minerales. Industrias como la alimentaria, automotriz, farmacéutica y del perfume, entre otras, llevan a cabo una degradación sistemática del planeta con el pretexto del desarrollo, cuando en el fondo se trata de un concepto estúpido de progreso cuyas graves consecuencias ahora se denominan cambio climático.

En vez de tomar el toro de la ecología por los cuernos del capitalismo, algunos como sensibles decidieron tomar el rábano por las hojas y responsabilizar a la tauromaquia del atraso del planeta en general, y de la crueldad con los animales en particular, olvidando, deliberadamente o por descuido, que la consigna bíblica enseñoreaos de la tierra fue tomada al pie de la letra por los listillos que se sueñan señores, por torpes que sean sus acciones. Eso por lo que respecta a los antitaurinos protectores de animales, que no del resto de ellos y del ecosistema.

Con relación a la casi inexistente defensa de la fiesta brava, entre los argumentos que se esgrimen está el de que ha originado importante literatura, música, artes plásticas y cine, sólo que hace años ninguna figura logra inspirar un pasodoble presentable, no digamos una ópera impactante, una novela con nervio o una película decorosa.

Por ahí contados pintores, escultores y poetas mantienen vigente el tema taurino, más por amor a su arte que por hazañas en los ruedos. En descargo de la fiesta, tampoco otros espectáculos inspiran obra artística alguna. Pero ante una creciente modernidad frívola por definición, frivolizar la fiesta de toros no ha sido la mejor manera de fortalecerla, posicionarla y recotizarla.

¿Qué significa entonces defender la fiesta de toros en México? ¿Aplaudir a 3 o 4 millonarios antojadizos que la utilizan como terapia ocupacional sin ningún objetivo taurino? ¿Apoyar a unos gremios tan sometidos como alelados y divididos? ¿Sumarse a la complaciente idea de que aquí se cría el mejor toro del mundo? ¿Seguir avalando que empresarios mexhincados les sirvan novillos en vez de toros a las figuras importadas? ¿Callar aunque el Gobierno del DF ponga y quite jueces de plaza al gusto del empresario? Esa caricatura de fiesta de toros no es defendible, así que a ponerse las pilas, defensores, que las autoridades hace tiempo se desentendieron.