¡Ah qué chingones truenos! ¡Puro poder que nos están mandando para caminar sin miedo, bien libres!, exclamó Rubén Albarrán, vocalista de Café Tacvba, a las 25 mil personas reunidas al aire libre en el campo del Hipódromo de las Américas. Un par de canciones después, mientras comenzaba Eres, se desató un memorable aguacero. Y provocó un aún más memorable baile entre el público en la parte de atrás. La gente bailaba en círculo sobre el pasto artificial, se tomaba del brazo y daba vueltas con los brazos alzados y amplias sonrisas, como si la lluvia fuera una bendición. Las parejas se besaban bajo la lluvia, y a su alrededor todos coreaban “eres lo que más quiero en este mundo, eso eres…”

El concierto comenzó a media tarde, con temazcales, la música de Venado Azul, Wicholly Broders y Los Esquizitos, entre otros, y con mensajes de representantes de luchas sociales, como por la liberación de los presos políticos de Atenco.

Fue organizado para recabar fondos y dar a conocer el trabajo de seis asociaciones civiles: Servicios y Asesoría para la Paz (www.serapaz.org.mx/), Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía (http://www.innn.salud.gob.mx/), Asociación Jalisciense de Apoyo a Grupos Indígenas (AJAGI, www.comminit.com/en/node/38110), Fundación Cultural Camino Rojo (http://caminorojo.wordpress.com/), Fundación Laureles (www.ffimm.org.mx/) y Protectora Nacional de Animales (www.pnamexico.com/), involucradas en salud, educación, procesos de paz, derechos indígenas, difusión y práctica de conocimientos de pueblos ancestrales y protección de los animales.

Fue una iniciativa del vocalista para dar las gracias luego del ciclo maravilloso que representó las giras del disco Sino y del aniversario 20 de la más querida banda de rock mexicana.

Así, el grupo puso al servicio de estas asociaciones su enorme capacidad de convocatoria y la autoridad moral que tiene entre la gente (si Café Tacvba lo respalda, miles de jóvenes ponen atención).

Estamos súper agradecidos. Sabemos que es un gran esfuerzo pagar el boleto, dijo el vocalista durante el concierto. Más allá del apoyo económico (de 350 o 750 pesos por persona, costo de la entrada), Albarrán enfatizó la importancia de crear alianzas: vamos a reconocernos en el otro y apoyarnos.

Antes de que comenzara Café Tacvba, la actriz Ofelia Medina subió al escenario, junto con integrantes de esa banda, y, entre brinquitos y pasos de baile, dijo que los organismos participantes son unos chingones y recordó que Café Tacvba participó, junto con otros artistas, en 2007 en un concierto para recaudar fondos para el Fideicomiso para la Salud de los Niños Indígenas de México, de la cual es fundadora y presidenta. Gracias a esa iniciativa hicimos tres escuelas. El gobierno cierra escuelas, Café Tacvba las abre.

Este grupo es patrimonio nacional, como dijo medio en guasa, medio en serio, una promotora cultural. Su música, tan diversa, viaja de un son huasteco a una pieza electrónica y de vuelta a una ranchera.

La vida es un gran baile, y el mundo es un salón, y hay muchas parejas bailando a nuestro alrededor, corearon todos en la emblemática canción El baile y el salón.

Rubén Albarrán dijo: Le mandamos toda nuestra buena energía a Gustavo Cerati. Lo queremos mucho y queremos que esté con nosotros y la banda ofreció Juegos de seducción, de Soda Stereo.

Entusiasta convivencia

En el campo se instalaron carpas de las seis organizaciones y dos más: el Centro de Meditación Kadampa México (donde Rubén Albarrán practicó meditación, según informaban con orgullo los del puesto) y Anima Naturalis. La gente curioseaba y platicaba con los representantes. En el puesto de AJAGI, unos jóvenes platicaban con entusiasmo con un huichol que vestía el atuendo de su pueblo. Al final, todos con chela en mano, se tomaron una foto.

En un extremo del terreno, la Fundación Camino Rojo, antes del concierto, realizaba temazcales. Albarrán ha participado en un ritual llamado búsqueda de visión, organizado por esta asociación, en el cual durante cuatro días uno se aísla en una montaña y hace ayuno.

Fue el primer concierto llevado a cabo en el campo central del hipódromo.

Mientras las fuerzas dominantes en este país jalan hacia la violencia, la música convocó, en este lugar, con baile y alegría, y en colectivo, a lo mejor de los humanos, a estar juntos, a bailar, a resistirse a la oscuridad. Como dijo el cantante antes de interpretar Las flores: ¡Hey, muchachos, qué hermosos son! ¡Pura belleza! No sé si exista un jardín como éste, con tantos colores, tantos aromas. (Vamos) cada día, con más fuerza para seguir floreciendo, aunque unos no lo quieran. Vamos a seguir sacando colores y aromas.