Actualmente existen más de 35 mil diáconos permanentes en todo el mundo, y a escala nacional la diócesis de San Cristóbal de Las Casas es la que tiene el mayor número de ordenados (340) y le sigue la arquidiócesis de México con 141.

La perspectiva global es que su número vaya en aumento, pero de acuerdo con fuentes eclesiales hay obispos que dudan de la conveniencia de este ministerio. Los diáconos no son todos célibes.

En México hay diócesis que no ordenan diáconos permanentes y con ello, especialistas consideran que se pierde un extraordinario recurso ministerial.

Según datos del Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (Siame), provincias eclesiásticas enteras no cuentan con uno solo de estos consagrados: por ejemplo Morelia y las cinco diócesis que la integran, así como Bajío y las cuatro diócesis que la circunscriben.

Según datos del Encuentro Nacional del Diaconado 2009, sólo 38 diócesis han aceptado la figura del diácono permanente y en el país se contabilizaron 765 de ellos. Pero se estima que a la fecha la cifra ha aumentado; en el caso de la arquidiócesis de México, ésta ordenó en junio pasado a 16 nuevos diáconos permanentes.

Los diáconos –quienes no reciben el sacramento del sacerdocio– son responsables de asistir a los curas en la Eucaristía; también pueden celebrar matrimonios, bautizos, proclamar el Evangelio y presidir exequias.

De acuerdo con el Siame, “conocer o participar de alguna celebración presidida por un diácono permanente hasta hace poco era una verdadera ‘rareza’, un acto excepcional; sin embargo, cifras de la Congregación para el Clero de la Santa Sede indican que el hecho de que un ministro casado sea quien celebre el bautismo o el rito matrimonial de algún familiar o que presida las exequias de algún amigo o pariente es cada vez más probable”.

En 1969, luego de que fue restaurado este ministerio por el Concilio Vaticano segundo, en el mundo había sólo 200 diáconos, y en 2006 ya eran 34 mil 520.

De acuerdo con datos eclesiásticos el crecimiento de los diáconos ha sido constante durante la segunda mitad del siglo XX y la primera década de este siglo. Esto contrasta con lo ocurrido con los sacerdotes. Por ejemplo en 1989 hubo un déficit sacerdotal de 3 mil 378 consagrados.

Ante esto, diversos especialistas consideran a los diáconos permanentes vitales para la Iglesia del futuro, principalmente por ser hombres de formación civil y, en muchas ocasiones, casados, pues no renuncian a una vida matrimonial y familiar, cuentan con estudios civiles y un empleo que los involucra en distintos ambientes laborales, sociales, culturales.

El 10 de agosto pasado se celebró la festividad del diácono y mártir San Lorenzo, y en esa ocasión, José Trinidad Zapata Ortiz, obispo de San Andrés Tuxtla y responsable de la Dimensión del Diaconado Permanente, envió un saludo a los casi 800 diáconos existentes en México.