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Desata debate el control editorial de Apple, cuyo dueño se opone a la pornografía

Lanzará la revista Playboy edición en alta definición para iPad... sin desnudos
The Independent
Periódico La Jornada
Miércoles 18 de agosto de 2010, p. 9

Apple y Playboy son una pareja inimaginable. Hugh Hefner, dueño de la editorial más picante de Estados Unidos, ha ganado millones de dólares vendiendo sexo y por lo menos hasta enero pasado disfrutaba de la compañía de tres amantes cuyas edades combinadas se quedaban cortas por 20 años frente a los 84 del magnate.

Aparte de ser también inmensamente rico, el fundador de Apple, Steve Jobs, es muy diferente. De 55 años de edad, rara vez usa un atuendo más atrevido que una playera de polo negra y está casado desde 1991 con su esposa Laurene. Se opone con vehemencia a la pornografía e insiste en que sus iPhones e iPads estén libres de cualquier aplicación que de lejos pueda considerarse inmoral.

Aun así, Playboy se dispone a lanzar una edición en alta definición de su revista para el iPad, en la cual los lectores podrán volver páginas del número más reciente con sólo mover un dedo.

Pero no esperen nada de los desnudos que dan fama a Playboy. La revista censurará su contenido y ha prometido cubrir a sus chicas de portada para la edición iPad, con el fin de ajustarse a la estricta política cero desnudos de Apple. La decisión ha generado un escándalo en los foros de la red y ha renovado el debate acerca de cuánto control editorial ejerce Apple por medio de su App Store (tienda de aplicaciones).

Una reseña de la nueva aplicación en el sitio MinOnline revela que la App Store cobrará 4.99 dólares, lo mismo que el precio de portada de la revista, por una versión desprovista de los desnudos que la han hecho tan popular.

Cierto, Playboy incluye casi todo el contenido, pero deja fuera la mayoría de las fotografías y cartones, así como cualquier cosa más atractiva que tomas de cara de su Playmate del Mes, añade la reseña.

Frente a la invasión de pornografía en la Internet –se estima que 12 por ciento de todas las páginas son pornográficas–, Apple es una zona abrumadoramente libre de ella. Sólo aplicaciones aprobadas se pueden vender en la tienda de la empresa, la cual sostiene una política de rehusar cualquier artículo que sea obsceno, pornográfico o difamatorio.

Demanda

Desde luego, poco puede hacer Apple para evitar que las personas usen los navegadores de su iPhone y su Pad para ver pornografia. Nadie ha dado a conocer cifras acerca del tiempo que los usuarios de Apple pasan accediendo a páginas que la ofrecen, pero la proliferación de sitios del género desarrollados específicamente para el iPhone sugiere que la demanda existe.

En contraste, el principal competidor de Apple en el mercado de teléfonos inteligentes –el Android de Google– tiene poca objeción a la pornografía. A diferencia de Apple, Google permite que desarrolladores de programas creen lo que les plazca y no regula su producción. La tienda oficial Android Market sigue estando libre de pornografía, pero han brotado otros sitios que ofrecen aplicaciones dedicadas al sexo.

La política puritana de Apple no es buena para el negocio, pero a Jobs no parece importarle. “Creemos que tenemos una responsabilidad moral de mantener el iPhone libre de pornografía –escribió Jobs a un cliente–. Las personas que quieran porno pueden comprar un teléfono Android.

Sin embargo, esta cruzada moral de Apple al erigirse en salvadora potencial de revistas y periódicos crea malestar en industrias que miran con horror cualquier forma de censura.

A principios de este año, Apple ejecutó una purga moral de su App Store, en la que proscribió hasta contenido que presentaba mujeres en bikini y ropa íntima. Entre las víctimas estaba un juego llamado SlideHer, que retaba a los usuarios a reconstruir la fotografía de una actriz escasamente vestida. Otro, Sexy Scratch Off, mostraba una mujer cuyo vestido podía retirarse con un movimiento de dedo para dejarla en paños menores.

Pero la ofensiva de censura terminó enfilándose contra conocidos editores, como los periódicos alemanes Bild y Stern, que contestaron con furiosos encabezados en los que describían a Apple como policía moral.

Se dice que empleados de la revista de modas Dazed and Confused bautizaron la versión para iPad como la edición iraní, por todo el contenido que tuvieron que retirar. Luego Apple volvió a generar comentarios en la prensa al prohibir una aplicación de lectura de libros electrónicos que permitía a usuarios del iPhone descargar y leer una versión del Kama Sutra.

En abril, la compañía tuvo que recular vergonzosamente cuando sus censores rehusaron aprobar una aplicación desarrollada por Mark Fiore, cartonista premiado con el Pulitzer. La aplicación de Fiore presentaba los cartones que publica en la versión en línea del San Francisco Chronicle, pero Apple decidió que violaba las reglas de la App Store porque satirizaba personas. La decisión se echó atrás luego de un clamor en los medios estadunidenses.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya