l hablar de recuperación de la economía tenemos que ser muy cuidadosos de no echar las campanas al vuelo
. Mientras más cae una economía –como la nuestra en 2009– el llamado efecto rebote es más engañoso. Cuidado. Además, de nuevo conviene recordar que jamás estuvimos tan ligados
a la economía estadunidense como ahora. Dice Catalina mi siempre alegre y estimada abogada: la suerte de la derivada es la suerte de la principal
. Digo yo: la mala suerte de la derivada es peor que la mala suerte de la principal
.
En el México de hoy, hechos dixit. Estos dos principios jurídico-económicos
hay que tenerlos muy presentes en estos momentos. No hacen otra cosa los familiares sonorenses de Rafa mi compañero de aventuras en cosas de energía
, cuando analizan con mucha prudencia si es el momento de regresar al norte
o deben esperar un poco más a que mejoren las cosas. Y es que –dedicados, como lo están, a la industria de la construcción en el vecino país– no ignoran que en esta esfera en agosto de 2006 emplear a 7 millones 725 mil personas acumula 47 meses continuos de despido de personal hasta sumar un impresionante número de un millón 918 mil arrojados a la calle
, muchos de ellos –muchísimos– mexicanos. Y es que no se mejora ni la venta de viviendas ni el inicio de su construcción. Alguien me dirá –con razón– que en marzo y abril de este año la industria de la construcción vecina no sólo no expulsó trabajadores, sino que contrató 27 mil y 22 mil, respectivamente. Que parecía que mejoraba. Sí, es cierto, pero en mayo, junio y julio, nuevamente expulsó personal en un número de 61 mil empleados, es decir, un neto de 12 mil más enviados a la calle.
¿Caso aislado? Para nada. En los últimos tres meses en todo Estados Unidos se ha despedido a medio millón de personas. La mayoría de empresas privadas y urbanas. ¿Y la recuperación? Pues la recuperación sigue, pero con menos trabajadores y a tasas que no crecen los últimos tres meses. Y, además, a un nivel todavía 7 por ciento inferior al máximo reciente.
Más todavía, la relación entre inventarios y ventas nuevamente sube, lo que significa que el flujo de mercancías se ha frenado de nuevo, y que el crecimiento de la producción industrial nuevamente se enfrenta con baja en la demanda. Las familias y las empresas siguen muy endeudadas y no fluye el crédito como antes. Todo muestra que el nivel de recuperación –evaluado con este indicador de la producción industrial– aún es muy bajo e inestable.
Veámoslo. Sí, vale la pena recordar que el máximo nivel de producción industrial se registró en diciembre de 2007. Sin embargo, el más alto crecimiento anual se había registrado en septiembre de 2006. Pues bien, a partir de octubre de ese mismo año 2006 se registró –primero– un proceso de 18 meses de desaceleración industrial (se crecía a tasas cada vez menores) que concluyó en marzo de 2008. Y –segundo– una regresión industrial a tasas negativas cada vez mayores a partir de abril de ese año, y que se prolongó durante 15 meses, hasta junio de 2009.
¿Empezó a crecer la producción industrial en julio de 2009? No. Sólo empezó a caer –durante seis meses lo hizo así– a tasas negativas cada vez menores, justamente hasta diciembre de 2009. Así y luego de 18 meses de crecimiento cada vez menor (desaceleración); de 15 meses de caídas severas (recesión); y de 6 meses más de descenso cada vez menos pronunciado (freno a la recesión), sí, luego de 39 meses que corrieron de octubre de 2006 a diciembre de 2009, el producto industrial mensual del vecino país comenzó a crecer de nuevo.
Al mes de julio lleva seis meses continuos de crecimiento. Pero los meses de mayo, junio y julio prácticamente se ha mantenido a la misma tasa, cerca de 8 por ciento, pero la misma. Un total de 39 meses tardó la economía vecina en lo que algunos llaman dar vuelta
. Sí, es cierto, ya dio vuelta. Pero lleva tres meses en que también dio otra vuelta y empezó –de nuevo– a expulsar trabajadores. Ante esto, lo menos –sí, lo menos– que podemos hacer es prestar atención a esta situación. Y actuar en consecuencia. Y –por favor– no cantar victoria antes de tiempo. Menos aún con tanta miseria en las calles y en el campo. A pesar del publicitado equilibrio de las finanzas públicas. Sin duda.