osible continuidad de Lula: Para las elecciones generales del 3 de octubre en las que Brasil, el país más poblado de América Latina, elegirá el presidente que sucederá a Luiz Inacio Lula da Silva, las encuestas sobre la orientación de los votantes dan ya como casi segura vencedora desde el primer turno a Dilma Roussef, ex guerrillera, ex asaltante de bancos, ex ministra de Lula y su candidata directa. La prensa (derechista) como Folha de Sao Paulo y O Estado de Sao Paulo titulan a toda página, el primero Dilma dispara, duplica su ventaja y ganaría en el primer turno, y el segundo, Dilma lleva 17 puntos de ventaja. Según Folha, el sondeo da 41 puntos para Dilma contra 33 de José Santos, ex alcalde de Sao Paulo, ex ministro de Fernando Henrique Cardoso, antiguo candidato presidencial derrotado por Lula, economista neoliberal que representa a la derecha. O Estado de Sao Paulo, en cambio, dice que Dilma tiene 47 puntos contra 30 de Serra y sigue subiendo su puntaje en todos los sectores menos entre los más ricos; se calcula además que la abstención será pequeña porque hasta Serra debe hacer su propaganda con la figura de Lula. Es sorprendente que la prensa sudamericana, y en particular la de los países del Mercosur y limítrofes con Brasil, no le presten atención al problema de la continuidad política en la primera potencia regional que, entre otras cosas, ofrece resistencia a Washington. ¿Será por eso?

l anuncio de la compra, por parte del grupo Tenedora K, de 95 por ciento de las acciones de Mexicana de Aviación y de sus filiales de bajo costo –Link y Click– ha abierto un nuevo compás de espera en las negociaciones entre la empresa y sus trabajadores, en que las perspectivas son poco alentadoras para estos últimos. Al anuncio de que la restructuración de la empresa se traducirá, de entrada, en la salida de 300 pilotos por renuncia –quienes recibirán una compensación diferida a 12 meses– se suma la propuesta, realizada por los nuevos accionistas a los sindicatos de sobrecargos y pilotos aviadores, de firmar una carta de intención en la que los trabajadores determinen a qué prestaciones y prerrogativas de sus contratos estarían dispuestos a renunciar para salvar a la compañía.

l día 11 de agosto participé en una mesa del ciclo 2010: Reforma del Estado y Fortalecimiento de la Nación, que organizaron la UNAM y la Asociación Nacional para la Reforma del Estado, que preside Porfirio Muñoz Ledo. Se me propuso que tratara el tema del Estado de derecho y me aboqué a definirlo en sus más importantes extremos, por supuesto, sin buscar ser exhaustivo. Deseo comunicar a mis lectores lo que dije en la ocasión, en parte, porque el evento sólo fue reseñado por La Jornada y, en parte también, porque el reportero Emir Olivares o no estuvo presente en el acto o, lo que es más probable, no consideró necesario ni siquiera mencionarme en su nota.

odo el mundo anda de cabeza. Pero hay, claro está, los mundos que interesan menos y los que interesan más. Por supuesto que, en mi caso, son dos: México y España. Y no puede quedar duda de que ambos están complicados.

ues ahora resulta que en Pemex destinan otros 150 millones de dólares a explorar zonas más amplias de las aguas profundas. No les bastan a los funcionarios más de dos años de desastres y ahí van de nuevo. Al fin que lo que les importan son más contratos... y el agradecimiento de los ganadores de los mismos.

l hablar de recuperación de la economía tenemos que ser muy cuidadosos de no echar las campanas al vuelo. Mientras más cae una economía –como la nuestra en 2009– el llamado efecto rebote es más engañoso. Cuidado. Además, de nuevo conviene recordar que jamás estuvimos tan ligados a la economía estadunidense como ahora. Dice Catalina mi siempre alegre y estimada abogada: la suerte de la derivada es la suerte de la principal. Digo yo: la mala suerte de la derivada es peor que la mala suerte de la principal.

l Distrito Federal es el principal polo generador de riqueza económica, cultural y social de nuestro país. En los años recientes hemos dejado de aprovechar su potencial para detonar el crecimiento de nuestra economía nacional. Al contrario de lo que están haciendo muchos países, los cuales han comprendido el fenómeno mundial de urbanización y saben que su futuro esta ligado a sus ciudades, en el nuestro la falta de claridad sobre qué hacer con la economía incluye regatearle recursos a la zona más competitiva del territorio nacional. Para decirlo con claridad, si la ciudad de México no crece a una mayor tasa, el país tampoco lo hará.