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Da pena, pero Calderón se siente actor televisivo, en lugar de Presidente, acusa el PRI

Ostentoso, el gasto gubernamental en la difusión del Informe, señalan diputados
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Los legisladores Agustín Escobar (PT) y Manuel Clouthier (PAN) durante la sesión en la Cámara de Diputados en la que se inició la glosa del cuarto Informe de gobiernoFoto José Antonio López
 
Periódico La Jornada
Viernes 10 de septiembre de 2010, p. 10

En la Cámara de Diputados, la oposición política al gobierno de Felipe Calderón, en particular el Partido Revolucionario Institucional (PRI), reprochó la forma de gobernar del Presidente, sustentada en los medios, con obvias pretensiones electorales.

En una larga exposición en torno al cuarto Informe de gobierno, Sofía Castro Ríos (PRI) calificó de agravio a los legisladores y a la sociedad que el presupuesto aprobado por el Congreso para atender las necesidades sociales y combatir la pobreza no se ejerza en su totalidad.

“¿De qué sirve al ciudadano marginado el ostentoso gasto del Informe en su publicación, difusión a través de promocionales y cápsulas de radio y televisión? El egocentrismo del Presidente satura con su imagen y su voz una y otra vez los cortes comerciales. ¿Acaso con este método dogmático de mercadotecnia el bienestar social aumenta? Da pena, pero Calderón se siente actor televisivo, en lugar de Presidente de la República.

“Lo hace de manera tendenciosa (...) para medrar con el voto ciudadano, con lo cual se convierte en mapache electoral. Ésa no es su tarea, señor Presidente (...) Sus actos son sólo un ejemplo de su hambre política.”

La respuesta del Partido Acción Nacional (PAN) devino reproche a la historia de corrupción del PRI. Ruth Esperanza Lugo Martínez señaló: “en el pasado sólo había elogios desmedidos a las malas administraciones (...) Por ello, todo parecía estar muy bien.

Pero México tiene memoria y recuerda muy bien el autoritarismo político, las crisis financieras, la censura, la incapacidad de los gobiernos y las crisis que generaron; la opacidad en el gasto público y la corrupción; el abuso y el clientelismo. México recuerda bien las partidas secretas, las cuentas en paraísos fiscales, las obras inconclusas.

Omar Fayad Meneses (PRI) compartió la brillante intervención de su compañera Castro, pero apuntó que ésta “sostiene que el Presidente no le ha dado un buen empleo a nadie; eso no es cierto. Sí ha dado un buen empleo, y ahí está el caso de Juan Molinar Horcasitas –secretario de Comunicaciones y Transportes–, a costa de los cientos de trabajadores de Mexicana de Aviación, y también le ha dado un buen empleo a Mony de Swaan –titular de la Comisión Federal de Telecomunicaciones–, y como ése tendríamos una larga lista que ojalá sea motivo del análisis en este recinto legislativo”.

María Guadalupe García, de Convergencia, señaló que en la administración federal se dejó permear la impunidad y la corrupción, y criticó que “se pretenda desestimar a priori cualquier posición crítica, buscando erradicar la pluralidad que ha caracterizado al México actual”.

Con dureza, el petista Enrique Ibarra Pedroza sostuvo que los mexicanos difícilmente podrán celebrar, porque el país está en vilo y el Estado ha perdido toda dirección, “como lo acredita la resignación de quien ocupa de facto el Poder Ejecutivo, quien ha dicho que es esperable el incremento de la violencia y que en realidad el saldo fatal no importa, porque supuestamente la mayoría son delincuentes que se están matando entre ellos.

Desde la comodidad aduladora que le brindan las elites del poder político y económico, protegido por miles de policías y soldados, a Calderón debe resultarle fácil hablar con tal desprecio por el pueblo de México, con total ausencia de humanismo.

El perredista Rigoberto Salgado Vázquez recordó el fracaso en la lucha contra el crimen organizado, la persistencia de los peores índices de desempleo, la pérdida del poder adquisitivo del salario, la educación deplorable, la violencia creciente y la discriminación, por lo que el Legislativo, advirtió, debe implementar y presionar por la adopción de medidas de emergencia para alcanzar niveles mínimos de bienestar.

La política social, abundó, no existe más que en la medida que favorece los mezquinos intereses electoreros del Ejecutivo federal. Nuestro grupo parlamentario hace un llamado al pueblo de México para que se organice y exija la construcción de una política social que vele por los más pobres.