Expandió el movimiento, pero no se dice que pidió indulto a los realistas
: Mariana Terán
claudicó para salvar su pellejo
Nos hemos quedado con la estampita de los insurgentes; hay gran ignorancia de la guerra de Independencia
, lamenta la investigadora de la Universidad Autónoma de Zacatecas
Domingo 19 de septiembre de 2010, p. 4
Víctor Rosales claudicó para salvar su pellejo
, dice la historiadora Mariana Terán Fuentes sobre el insurgente zacatecano, quizás el menos conocido de los 14 héroes patrios que reposaban en la Columna de Independencia, y que fueron trasladados al Palacio Nacional. Destacó por sus estrategias para expandir el movimiento rebelde, y porque ocupó la provincia de Zacatecas, pero no se dice la otra parte: que Calleja le otorgó el perdón.
Rosales (Zacatecas, 1776) participó en la primera etapa del movimiento de insurgencia; fue un militar muy destacado activado por el propio Miguel Hidalgo. Su nombre no se entendería si no se une al de otros personajes del movimiento de Independencia, como Ignacio López Rayón, Rafael Iriarte y hasta Félix María Calleja, dice en entrevista la investigadora responsable del nivel de posgrado de la Universidad Autónoma de Zacatecas.
Hay muchos Rosales en la guerra, muchos cabecillas; también gran presencia de arrieros, carreteros, operarios de minas y mozos que participaron en la guerra, pero las investigaciones que se han hecho sobre la guerra no han abundado. Faltan investigaciones relacionadas con los procesos sociales y no tanto con los líderes. Nos hemos quedado con la estampita de los héroes; es una gran mutilación para interpretar el movimiento
, lamenta la historiadora.
En marzo de 1811, Ignacio López Rayón recupera la ciudad de Zacatecas; así, las fuerzas rebeldes toman por segunda ocasión el control de ese ayuntamiento, importante por su riqueza minera. Es entonces cuando Víctor Rosales se ocupa de reorganizar las tropas, preparar armamento y disciplinar al ejército que se componía principalmente de campesinos e indígenas mal preparados para la guerra.
Cuando Rayón parte hacia Michoacán encomienda a Rosales vigilar y quedarse al mando de Zacatecas, sabiendo que las fuerzas de Calleja se acercaban. Le pide que permanezca en la ciudad al cuidado de los caudales insurgentes y de buena parte de las tropas.
Frente a la iglesia parroquial de la ciudad, Rosales y Calleja se dan un abrazo frente a las tropas realistas, y el líder insurgente solicita el indulto amplio. En ese momento claudicó para salvar su pellejo. Eso no va mucho con nuestro ideario de los insurgentes, algo que se tendrá que revalorar
, señala la investigadora.
Hay una parte sicológica del miedo tanto en insurgentes como en realistas
, explica. Durante la conversación con la especialista el miedo es una palabra recurrente, por ejemplo en noviembre de 1810, poco antes de la primera toma de Zacatecas, las noticias del llamado Teatro de los Horrores de Guanajuato llegan muy rápido y la población temía que se reprodujeran actos de violencia en casas y comercios de europeos.
En la capital del país no se sabe mucho de Víctor Rosales. En el estado de donde era oriundo parece diferente, pues incluso el municipio de Calera, su cabecera, lleva el nombre del zacatecano. Pero según la historiadora, si se pregunta por él, dirán que Víctor Rosales fue un gran insurgente, y hasta ahí llega el conocimiento. Hay gran ignorancia de nuestra guerra de Independencia
.
Ningún personaje es el clásico héroe, y ahora con los festejos del bicentenario se comprueba la visión maniquea de la guerra; por ejemplo: los realistas defendieron motivos comunes con los insurgentes, y ambos dieron pruebas de lealtad a la monarquía, pero habrá que revalorar ambos bandos. Un asunto que cala hondamente en nuestro sentido patriótico es que en Zacatecas triunfaron los realistas, hubo muchas insurgencias, pero una sola contrainsurgencia. Nuestra ciudad es muestra de la capacidad intelectual, persuasiva y militar de Calleja
, agrega.
Según Terán Fuentes, quien prepara un libro sobre el movimiento de Independencia en Zacatecas, sobre este periodo se ha escrito más en tono de culto cívico y aún hay mucha información, sobre todo en los archivos locales, muy poco explorados, series completas de información que nadie mira.