Sábado 25 de septiembre de 2010, p. 31
Villahermosa, Tab., 24 de septiembre. Más de 350 familias de los municipios de Nacajuca, Cunduacán y Centro –cuya cabecera es Villahermosa– habitan desde hace tres semanas en chozas de cartón, madera y lonas, construidas a orillas de caminos estatales y carreteras federales, en por lo menos seis puntos de la entidad.
Sus comunidades fueron alcanzadas por la corriente de los ríos Carrizal y Samaria, que reciben 2 mil 300 metros cúbicos de agua por segundo de la presa Peñitas, en el Alto Grijalva.
Uno de esos grupos de damnificados, formado por 114 familias chontales del poblado de Oxiacaque, dedicado principalmente a la agricultura, colocaron sus humildes viviendas a orillas de un camino vecinal del municipio de Nacajuca.
Es una carretera transitada en su mayoría por vehículos de Petróleos Mexicanos, localizada a unos 25 kilómetros de Villahermosa, que conduce a la localidad afectada por inundaciones, así como al Campo Petrolero Sen y al poblado Guatacalca.
En el municipio de Cunduacán, 115 familias campesinas construyeron sus chozas en un camino rural situado en los márgenes del río Samaria; otras 35 familias de la ranchería González primera sección, del municipio de Centro, instalaron viviendas de cartón y madera a orillas de la carretera Cárdenas-Villahermosa, a unos 18 kilómetros de la capital tabasqueña.
Unas 57 familias de la ranchería El Espino, ubicada a la altura del kilómetro 32 de la carretera Villahermosa-Frontera, crearon refugios con palos y lonas en un camino paralelo a la vía federal, debido a que el agua del río González –brazo del Samaria– anegó sus viviendas y afectó sus tierras de cultivos, potreros y ganado.
El río Carrizal también inundó viviendas de la ranchería Estancia, demarcación de Centro. Al menos 27 familias improvisaron viviendas sobre la carretera que conduce a las comunidades indígenas de Tamulté de las Sabanas y Buenavista.
A orillas de la carretera Villahermosa-Macuspana, a la altura de la ranchería La Manga, se observan desde la vía federal las chozas de siete familias, cuyas viviendas fueron anegadas por el río Grijalva, que pasa frente a la ciudad de Villahermosa.