Sábado 2 de octubre de 2010, p. a12
Biarritz, Francia. El Festival de Biarritz, que ha ofrecido durante una semana lo mejor del cine de América Latina, rinde un homenaje al fotógrafo y cineasta francoespañol Christian Poveda, con la exhibición de algunas de sus imágenes y la proyección de su documental La vida loca, sobre las pandillas salvadoreñas. Las placas de Poveda de los rostros y cuerpos tatuados de los pandilleros con los que convivió durante año y medio en La Campanera, en la periferia de San Salvador, sobrecogen al público de Biarritz, acercándolo a una realidad desconocida para los habitantes de este próspero balneario del sur de Francia. Muchos de los visitantes a la galería, situada en un hermoso espacio frente al mar –que a lo largo del festival vibra día y noche con encuentros literarios, debates, proyecciones y conciertos–, no saben que el autor de las fotos murió de cuatro disparos en la cabeza. Cuando se enteran de que Poveda fue asesinado por los miembros de la Mara 18, la pandilla que él retrató, filmó y con la que convivió, el impacto de las imágenes es aún mayor. La vida loca, que retrata la vida contidiana de una de las pandillas más violentas de América Latina, ha generado intensos debates después de las proyecciones.