El clown suizo finaliza hoy su participación en el Cervantino
mundo del ensueñoal que pertenece Daniele Finzi Pasca
Domingo 7 de noviembre de 2010, p. 6
Guanajuato. En el mundo del arte, como en la vida, hay dos formas de hacer las cosas: los que caminan y los que cavan, sostiene Daniele Finzi Pasca. Yo me encuentro entre los segundos, sólo que ahora estoy a un mayor nivel de profundidad en lo que hago.
De esa manera, el coreógrafo y clown suizo, creador y director de la compañía Teatro Sunil, responde a una inquietud sobre cuáles son las líneas y características de su espectáculo Donka, del que presentó tres funciones en Guanajuato, desde el viernes anterior, como parte de la fiesta cervantina.
En lo concerniente a la manera de trabajar, explica: Sigo sin moverme en lo que hago. Pertenezco más al mundo del ensueño, a esa forma de teatro de Eugene Ionesco, a la vez que reconozco la influencia del realismo mágico latinoamericano
.
La de Daniele Finzi ha sido una presencia constante en México, en particular del Festival Internacional Cervantino, durante la década más reciente. Aquí, como en otras muchas partes del mundo, ha logrado conmover al público con una propuesta que parte de la añoranza y el humor para concretar sueños y construir hermosas imágenes. No es gratuito que al suyo lo llamen el teatro de la caricia
.
Sobre esta manera de entender al teatro precisa que se refiere sobre todo a la forma de actuar, la manera en la que los actores se desenvuelven en el escenario y llevan su mensaje al público, no bajo el modelo de Stalisnavsky, sino de forma, cálida, tersa, como una caricia.
Hay dos grandes familias en el teatro: el empático y el que no necesita tanto del público. Nosotros estamos dentro de los primeros, necesitamos del público, es una especie de cuerda musical que nos permite saber si nuestro trabajo está afinado.
Sobre Donka, el prestigiado creador escénico –quien lo mismo ha diseñado espectáculos para el Cirque du Solei que se encargó de la ceremonia de clausura de las Olimpiadas de Turín 2006– cuenta que se trata de un espectáculo que le fue comisionado en Rusia para conmemorar el 150 aniversario del escritor y dramaturgo Antón Chéjov, oriundo de aquella nación.
Fue así que Daniele Finzi decidió no ahondar en la dramaturgia del autor ruso, sino ligarse más a sus emociones. Es decir, puntualiza, otorgar forma a los silencios contenidos en las notas de los diarios de éste y crear imágenes de sus anotaciones.
En particular, le interesó hacer evidente esa vena que Chéjov tenía por la comedia y el humor, poco vista y apreciada hasta la fecha, como demuestra que varias de sus obras escritas en aquel tono sean puestas como dramas sociales, dice: Lo que hacemos en este espectáculo es decir que entendemos, que hay una pista, sobre su interés por hacer sonreír
, indica.
Chéjov era un hombre muy reservado, y creo que de cierta forma, escuchando ciertas cosas, nos tomaba el pelo un poco; era un hombre muy ligero.
En Donka, cuyo nombre es tomado de una palabra rusa con la que se designa una pequeña campana utilizada en la pesca (Chéjov gustaba de esa actividad), el director y clown ruso busca representar esa forma trágica con la que el dramaturgo ruso retrataba a sus personajes.
Son seres de una trágica fragilidad que parecen derretirse lentamente como si fueran velas de cera prendidas o hielo expuesto al sol, subraya; comenta que fue a partir de esa condición que decidió construir escénicamente el montaje a partir del uso de hielo, para describir personajes que se resbalan lentamente
.
Este espectáculo ya se presentó el viernes y el sábado; hoy domingo será la última ocasión que se llevará el teatro Juárez. Después el artista suizo viajará a la ciudad de México para asistir, el miércoles de la semana próxima, a la presentación del libro Daniele Finzi Pasca: teatro de la caricia, recopilación de una serie de conversaciones sostenidas con Facundo Ponce de León. El acto tendrá lugar en el Centro Nacional de las Artes.