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Es el segundo de Dilma Rousseff y el gran negociador de Brasil

El PMDB de Michel Temer, partido de los cargos públicos y legislativos
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Periódico La Jornada
Domingo 7 de noviembre de 2010, p. 28

Salvador de Bahía, 6 de noviembre. En la campaña electoral, el abogado setentón Michel Temer fue un personaje discreto. Pocas veces se le veía al lado de la candidata, pues el lugar estelar al lado de Dilma Rousseff era sólo para Luiz Inacio Lula da Silva. Incluso otros protagonistas de la campaña aparecían más que el presidente del Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB). Temer es, a pesar de esa discreción obligada, el vicepresidente de Brasil.

Aunque dejó la presidencia de la república en 1988, el PMDB sigue siendo el partido más grande del país. En estas elecciones se llevó cinco gubernaturas, más 17 senadores (su aliado, el PT, tiene 14). En la Cámara de Diputados, el PMDB cuenta con 79 representantes, frente a 88 del PT.

El siguiente gobierno de Brasil va a ser casi una continuación del de Lula. Vamos a trabajar en esa dirección, dijo esta semana el vicepresidente electo, tras una reunión con Rousseff. Pero Temer no se refería a la política exterior ni a los programas sociales del lulismo, sino al reparto de posiciones.

En el segundo mandato de Lula, la alianza entre el PMDB y Lula, que en el primero había colaborado con sus legisladores en la aprobación de propuestas presidenciales, se convirtió en una alianza de gobierno, con el resultado de que son peemebedistas los ministros de Defensa, Salud, Agricultura, Integración Nacional, Comunicaciones y Minas y Energía.

Todas las anteriores posiciones constituyen el punto de partida del PMDB para coquetear con la idea de lanzar un candidato propio en las elecciones de 2014. Pero mientras llega ese momento, el partido de Tancredo Neves y José Sarney busca aumentar sus posiciones en el gobierno federal y, mediante algunos de sus altos dirigentes, ha enviado un claro mensaje al PT de Lula: No van a gobernar solos.

Guardián de la democracia

Sus aliados petistas hablan del PMDB, para intentar ser muy suaves, como un conglomerado heterogéneo, cuya fuerza radica en su implantación territorial.

En su batalla por aumentar sus posiciones de gobierno, el PMDB cuenta ahora con el invaluable apoyo de los grandes medios brasileños. Si durante la campaña del primer turno engrandecieron a Marina Silva (tiene una historia más conmovedora que la de Lula), ahora hacen lo mismo con un partido que apenas ayer consideraban una banda de corruptos sin ideología, el puerto seguro para personajes del submundo de la política, como dice la revista Veja.

De pronto, el PMDB ha pasado a ser la gran muralla que salvará a Brasil de los afanes hegemónicos y autoritarios de una supuesta ala radical del PT que pretende controlar a la prensa libre y estatizar la economía.

No era así cuando el PMDB participó en el gobierno de Fernando Henrique Cardoso, ni cuando le dio al sociólogo socialdemócrata los votos para que pudiera relegirse, al bloquear la creación de una comisión que investigaría la compra de legisladores con ese fin. Pero ahora es el guardián de la democracia de Brasil.

La discreción del vicepresidente

El PMDB fue uno de los dos partidos tolerados por la dictadura militar que gobernó Brasil entre 1964 y 1985. Un bando, llamado Arena, apoyaba abiertamente a los militares, en tanto que el PMDB agrupaba a quienes se les oponían.

Con sus actuales siglas, es fundado en 1980 y en él se juntan, según James Cockcroft, miembros centristas del MBD y otros de Arena, como Tancredo Neves, quien es electo presidente en un colegio electoral en 1985. Neves muere antes de asumir el poder, por lo que el cargo recae en José Sarney.

A pesar de tener la presidencia, su candidato en 1989, Ulysses Guimaraes, sólo obtiene 5 por ciento de los votos. El presidente electo, Fernando Collor de Mello, hace un gobierno sin el PMDB.

Tres años más tarde, Collor –quien acaba de ser derrotado en la disputa por el gobierno de Alagoas y vuelve a su lugar en el Senado– es echado del poder envuelto en un escándalo de corrupción. Asume el poder Itamar Franco, con el apoyo del PMDB en el congreso.

En 1994 su candidato presidencial es derrotado por un ex miembro, Fernando Henrique Cardoso. Es con el presidente surgido del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) que los peememedistas se inician en la práctica de ofrecer apoyo legislativo al presidente en turno, en aras de la gobernabilidad. A cambio, obtienen cargos en el gabinete y presupuesto para los estados que gobiernan. Aunque no apoya a Cardoso en su primera elección, la fuerza parlamentaria del PMDB fue fundamental para evitar que se instale una comisión que investigaría las denuncias de compra de votos para avalara la relección presidencial.

Algunos de sus principales dirigentes pasaron a ocupar importantes cargos en el gobierno, igual que ahora con Lula, tras los jaloneos y negociaciones de rigor.

En 2002, en su primer intento de llegar a la presidencia, José Serra tiene como compañera de fórmula a una dirigente del PMDB. Ahora, a través de Michel Temer, la fórmula es con el PT.

Además de cargos en el gabinete, el PMDB negocia ahora la presidencia de las dos cámaras. La propuesta de Temer es conservar la del Senado y compartir con el PT la de diputados. Los petistas dicen que, en realidad, sólo le interesa el Senado porque no tiene fuerza personal entre los diputados.

El vicepresidente usualmente juega en Brasil un papel simbólico, pero ha tenido un rol crucial cuando el presidente muere (Neves-Sarney) o cuando es echado del poder (Collor-Itamar Franco).

El peso de ese cargo recae en Michel Temer, abogado de 70 años y maestro de derecho constitucional, paulista y tres veces presidente de la Cámara de Diputados.

Seré extremadamente discreto, prometió Temer, al ser electo candidato. Puede serlo. Para negociar cargos políticos no hacen falta reflectores.