La politóloga y articulista de La Jornada recibe el galardón en ciencias sociales
Si el gobierno no cumple las leyes, ¿cómo exigirá a los gobernados que lo hagan?, pregunta
La violencia es el reflejo de la debilidad institucional de los aparatos de seguridad y justicia
Miércoles 24 de noviembre de 2010, p. 5
Era difícil que el Partido Accíón Nacional (PAN) mantuviera la pureza
que tenía antes de ser gobierno, cuando conformaba una oposición impoluta, ajena a las tentaciones de la carne
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Al llegar al poder, los panistas dejan ver que son tan concupiscentes como los priístas
, afirma la politóloga Soledad Loaeza (DF, 1950), ganadora este año del Premio Nacional de Ciencias y Artes en el campo de ciencias sociales.
En entrevista con La Jornada, Loaeza, una de las principales analistas del pensamiento de derecha en el país y articulista de esta casa editorial, explica que el problema no es ser panista o priísta, sino honesto. Pero no hay la menor duda de que el PAN, en su contacto con el poder, se ha transformado. Pecaron de desconfianza en las instituciones
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Loaeza detalla que haber ganado la presidencia en 2000 generó al PAN la necesidad de innovarse, “pero también muchos conflictos y contradicciones internas. No le podemos exigir al partido que siga siendo el de los años 50 (del siglo pasado), que no sean negociadores o que no hayan incurrido en algunas de las prácticas establecidas por el Partido Revolucionario Institucional (PRI).
“Pero sí les debemos exigir honestidad y les podemos reclamar que hayan caído en actos de corrupción similares o peores de los que reprochábamos a los priístas, en dispendios, en gastos de los funcionarios públicos.
Una de las principales críticas que históricamente Acción Nacional le hizo al PRI es que tenían un aparato administrativo grande, que gastaban demasiado en el gasto corriente, que los sueldos eran estratosféricos y absolutamente injustificados. Ellos han caído en lo mismo.
Cautelosos en extremo
El interés por la política le llegó tarde
a Soledad Loaeza, reconoce y recuerda que fueron los libros los que forjaron sus primeros años: Me gusta que me cuenten y contar historias, eso desde siempre. De pequeña quería ser maestra o novelista, tenía ganas de escribir, hacía cuentos. No fui una niña de exteriores, fui muy reservada, me gustaba más leer biografías, cuentos de hadas, novelas históricas
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Cursó en El Colegio de México (Colmex) la licenciatura en relaciones internacionales entre 1968 y 1972. Fue en esa institución donde adquirió el gusto por la historia y nació su curiosidad por esos temas: Aquí fue donde me decidí por la ciencia política con una carga histórica muy fuerte
, explica durante la charla, que se lleva a cabo en su cubículo en su alma mater.
Agrega que se convirtió en una de las principales biógrafas
del panismo en el país, debido a una casualidad: “Tuve que hacer un trabajo acerca de partidos políticos. El maestro Rafael Segovia sugirió que escribiera una investigación sobre el PAN, tema del que nadie se ocupaba; no creían que fuera muy interesante.
Se dio la facilidad de que mis padres tenían amigos entre los panistas. Me dieron entrevistas, fueron muy generosos con su tiempo y su atención. Así me fui involucrando en el tema. Fue un golpe de suerte, porque entre los temas que empecé a trabajar hace 35 años estaba el estudio de esa oposición conservadora que a nadie le interesaba y que en los últimos años adquirió gran importancia política.
La catedrática del Centro de Estudios Internacionales del Colmex cursó el doctorado en ciencia política en el Instituto de Estudios Políticos de París, entre septiembre de 1974 y julio de 1975. Su tesis de grado versó sobre la movilización en contra de la distribución de los libros de texto gratuitos, como una manera de estudiar a la clase media mexicana, pero también las acciones políticas de la Iglesia católica, de los grupos empresariales, de la Unión Nacional de Padres de Familia, del PAN, es decir, de muchas organizaciones conservadoras a las que los investigadores de entonces no miraban, les parecían irrelevantes o no les veían futuro
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Loaeza apunta que no es que hubiera profetizado que la derecha llegaría a ser gobierno. De hecho, señala que la llegada de Fox a la Presidencia la sorprendió. Pero en aquellos años, finales de los 70 del siglo pasado, quería que se reconociera que los grupos conservadores eran organizaciones importantes, que tenían cosas que decir. La diferencia es que no los condenaba de antemano, los quería entender. De la derecha nadie hablaba nunca y me propuse entender qué querían, si estaban fuera de la realidad o tenían alguna oportunidad
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Así, la politóloga se dio cuenta de que hay una base conservadora bastante firme en la sociedad mexicana, a partir de la cual estos grupos se han movilizado y fortalecido. Al estudiar al PAN me fui adentrando en lo que podríamos llamar el corazón del conservadurismo mexicano, que es muy grande, porque es panista y priísta, y en una de ésas, hasta perredista. El conservadurismo mexicano es un fenómeno muy amplio porque somos una sociedad a la que no le gustan los cambios bruscos, le tememos mucho a la desestabilización, somos en extremo cautelosos
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Mucha improvisación
Añade que en el actual gobierno “vemos que los panistas desconfían de las instituciones e incluso de leyes que ellos mismos contribuyeron a diseñar. Si los funcionarios, si el mismo gobierno no, acepta o no cumple con las leyes, ¿cómo les va a exigir a los ciudadanos que lo hagan?
“Ha habido de parte de los gobiernos panistas una falta de respeto a las reglas de funcionamiento de las instituciones administrativas; han colonizado la administración pública con militantes del partido y eso no ha sido una buena idea, pues hay mucha improvisación. Un funcionario público se forma después de años de experiencia y con la experiencia administrativa.
Es claramente falso que no se puede pasar del sector privado al público. Son dos mundos y lógicas diferentes. Lo estamos viendo. Los funcionarios de extracción panista que vienen del sector privado al público se encontraron perdidos, no entendieron qué pasa y han tomado decisiones que han resultado malas.
Respecto de la violencia que se vive en México, Soledad Loaeza considera que se trata del reflejo de “la debilidad institucional de los aparatos de seguridad y de justicia.
“Son instituciones que en el priísmo tampoco se desarrollaron plenamente, porque también en esa época vivíamos al arbitrio de las decisiones del poderoso o del Ministerio Público, quienes utilizaban la ley como mejor les convenía; estamos en una situación bastante similar.
“Lo que estamos viviendo es una enorme debilidad institucional, más allá de las flaquezas de los propios funcionarios. Para haber vivido tantos años en un sistema autoritario, no deja de ser sorprendente la debilidad de la policía, la incapacidad para encontrar un camino firme para combatir la delincuencia.
El Estado mexicano está en estos momentos en una circunstancia adversa. No es un Estado fallido, es un Estado débil, y los gobiernos panistas, en particular el de Vicente Fox, contribuyeron mucho a ello
, concluye la colaboradora de La Jornada.