Tulancingo, Hgo. Su nombre es Pablo Ramos Jarillo, pero en su profesión es conocido como Paulín, mimo que este 23 de noviembre vio realizado su sueño: la creación de la primera Escuela Nacional de Payasos.

Gracias al apoyo del alcalde de este municipio, Jorge Márquez Alvarado, la presidenta del DIF local, Yolanda Magaldi de Márquez, y de un grupo de empresarios y asociaciones se colocó la primera piedra de lo que será el único sitio donde podrán prepararse profesionalmente quienes tengan esta vocación.

Pero la ambición de Paulín no es sólo contar con un espacio físico para la formación de payasos, mimos, malabaristas y todo aquél que se apasione con el mundo circense, sino que nuestro trabajo tenga reconocimiento oficial, en nivel licenciatura.

No más humillaciones

No quiere que la gente los vea menos, porque, nosotros también desempeñamos una labor, quizá tan o más importante que la de cualquier profesional que hace lo que muy pocos: envolver el alma de la gente, arrancarle una sonrisa y transformarle la vida en un segundo.

No más desprecio ni humillaciones

Paulín quiere reivindicar a los más de 750 artistas que viven del oficio de mimos, payasos o malabaristas. Algunos con reconocimiento mundial, quienes serán los encargados de preparar a las nuevas generaciones, como la del adolescente Frodo, que en su propia escuela, aquí en Tulancingo, sufrió una de tantas humillaciones.

El objetivo de la escuela es reivindicar a los artistas que viven del oficio de mimo, payasos o malabaristas, diceFoto Carlos Camacho

En una clase, la maestra preguntó a los alumnos qué querían ser de grandes. Dejó al último a Frodo y con desdén le espetó: A ti ya ni te pregunto porque no vas a pasar de ser un payaso mediocre.

Con dignidad Frodo la retó: Lo que gana usted en un día de clases, yo me lo gano en una hora de actuación, digna, porque lo que hago es tan digno como su profesión. Qué tal si luego llego al Cirque du Soleil.

Paulín tiene un grupo de zanqueros y cuenta que hace una semana en Metepec, una multitud a la que iban a divertir, terminó por agredirlos.

Reclamé, pero de plano mejor nos retiramos, lamenta y compara cómo en otros sitios del país o del mundo al payaso, al mimo, al artista, se le aplaude, se le reconoce y admira. Aquí, en cambio, se le desprecia, se le agrede, se le humilla.

Insiste en buscar que la Secretaría de Educación Pública (SEP) le de validez oficial a nuestra profesión y se le considere igual que la de un ingeniero, un abogado, un arquitecto que construye edificios, aunque nosotros construimos sueños y regalamos sonrisas.

Sin embargo, lamenta que en un breve encuentro con la titular de la SEP en Hidalgo, Rocío Ruiz de la Barrera, respondió que estaba muy difícil.

No se desanima y anuncia que mientras se construye la escuela, se darán cursos y diplomados para que la actividad comience ya y no tenga que esperar a que el edificio esté listo.