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Ver día anteriorViernes 26 de noviembre de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Más crueldad
E

l tema de la crueldad se repite día a día en el país. Esto parece deberse a nuestro propio itinerario en cuanto sujetos. Itinerario técnico, espacial, temporal, emocional. Se inserta en una historia y, por esa razón, el plan riguroso no se sale de lo esperado.

El punto final se encuentra simbólicamente diferido. Una urgencia de vivir. Significación que, al renovarse continuamente la desborda y al repetirse evoca terrores profundos, se inserta en diálogos improvisados, y funda su propia verdad brotando por doquier.

Esta semana, además de los asesinatos diarios, aparece en Tamaulipas la muerte de don Alejo, un valiente que pagó con su vida la defensa de su hogar y su familia, y la de un ex gobernador que adquiere otros significados. Son tan frecuentes las repeticiones, que parecen incluso no tener importancia y, la tienen, en estas fechas, como ecos del pasado, ocupando un puesto privilegiado.

Las repeticiones sirven de pausa a la significación emergente. Ellas continúan el signo vivido de esa verdad revolucionaria inagotable que hemos intentado descubrir: tiempos fugaces que se corresponden a través de la ley que domina la historia.

Antes de morir el filósofo francés Jacques Derrida hizo duras críticas al sicoanálisis en relación con la crueldad. Según el pensador francés, el fantasma teológico de la soberanía en donde se producen los acontecimientos geopolíticos más traumáticos, y más duros, el lugar protagónico, lo ocupa la crueldad.

Por una parte, guerras, terrorismo, intolerables violaciones a los más elementales derechos humanos, como el derecho a la vida y la libertad se ven como en los casos de secuestro o de asesinatos a personajes públicos, brutalmente soliviantados. En esto no sólo la crueldad se enseñorea sobre la víctima directa, sino sobre sus familias, sobre la sociedad en general que vive aterrorizada con atrocidades que se incrementan, de manera alarmante, día con día. En una compulsión a la repetición que nos habla del fatídico instinto de muerte.

Derrida insiste en que resulta imperativo abordar el concepto de crueldad, al que califica de confuso y enigmático, y que permanece en el oscurantismo tanto en el sicoanálisis como fuera de éste.

El reto planteado al sicoanálisis sería: Realmente hablamos de coartada, sin alguna presunción de crimen. Ni de crimen sin alguna sospecha de crueldad. Pasa por todas partes desde la definición del sicoanálisis. Pero este sería el nombre de eso que, sin coartada teológica ni de cualquier otra clase, se volcaría hacia lo que la crueldad síquica tendría de más propio.

Para Jacques Derrida, el sicoanálisis sería el nombre de eso, sin coartada, que según él estaría fuera de lo posible. Como dice otro sicoanalista, Laplanche, hay que poner a trabajar los conceptos y al propio Freud, en lugar de encasillarlo en simples terapias con pretensiones implícitas de curación. El sicoanálisis es mucho más que eso, es otra cosa, busca por definición el desciframiento del texto inconsciente que se nos presenta como algo enigmático. O sea, la crueldad, también enigmática, requiere un trabajo de desciframiento.

No debemos seguir permitiendo que la crueldad se abata sobre los sujetos sin miramiento alguno. No podemos permitir seguir viviendo en el terror y la angustia de ser torturados que representan los traumas de difícil elaboración. Estas heridas nunca cicatrizan, nos llenan de odio, impotencia y confusión. La vida de los afectados nunca vuelve a ser la misma.

¿Será posible un diálogo con las organizaciones criminales tratando de enseñar a los sujetos a sensibilizarse con nuestras peticiones y nosotros con las de ellos? ¿O será una ingenuidad?

Para enseñar a las organizaciones criminales y ellos a nosotros hay que darles seguridad. Las organizaciones criminales y su cauda de problemas con el Estado, chocan con una realidad basada en la responsabilidad (¿término cristiano?) cuyo sentido está en una respuesta coherente al otro. Esto implica conocer los riesgos que esto tiene, incluidas las proyecciones de cada una de las partes.

La ansiosa reivindicación de las organizaciones al margen de la ley, atestigua profundas frustraciones que serán generadoras de más violencia y crueldad.