Bloque de ministros de Industria de 11 países toman esa determinación en Bruselas
Excluyen también al idioma de Dante y sólo utilizarán el alemán, el inglés y el francés
Sábado 11 de diciembre de 2010, p. 4
Bruselas, 10 de diciembre. De nada ha valido el pulso in extremis que lanzaron España e Italia esta tarde en una reunión de ministros de Industria de la Unión Europea (UE) en Bruselas: 11 países comunitarios, unidos como un bloque, marginaron la lengua de Cervantes de la futura patente comunitaria, que sólo será en alemán, inglés y francés.
Ningún efecto tuvo la carta que ayer mandaron al Consejo de la UE en Bruselas el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, y el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, para evitar que español e italiano quedaran fuera.
Alemania, que capitaneó la iniciativa de la patente trilingüe, logró hoy el apoyo de 11 socios, entre ellos Dinamarca, Estonia, Finlandia, Francia, Lituania, Luxemburgo y Holanda para que la futura patente sólo sea en los idiomas de Goethe, Shakespeare y Molière.
España e Italia aseguraron que, no obstante, se “reservan el derecho“ a tomar iniciativas judiciales, eventualmente contra el resto de socios (que sí han apoyado la patente trilingüe) para paralizar el proyecto. Madrid analiza acudir al Tribunal de Justicia de la UE, en Luxemburgo.
Lejos de consideraciones filológicas, lo que se jugaba hoy era el nivel real de influencia política de Madrid y Roma en Bruselas y el resultado, a tenor de lo ocurrido, parece decepcionante.
En definitiva, pone de manifiesto que la construcción europea sigue marcada por el eje
París-Berlín, el cual, en muchas ocasiones, logra –como este viernes– dejar fuera al resto de socios.
El combate de España, encarnado desde hace semanas por el secretario de Estado para la UE, Diego López Garrido, tiene, en realidad, mucho más que ver con la política que con la industria, a pesar de que el tema sea la patente europea
.
Y es que, como afirmaba el filólogo Elio Antonio de Nebrija (1441-1522), autor de la primera gramática de la lengua española (de 1492), el nexo entre lengua y política es difícil de separar.
Tras conocer que la petición española no fructificaba, López Garrido se mostró abatido y subrayó que aprobar esa patente trilingüe en un reducido grupo de diez socios (según permite el Tratado de Lisboa, con una cooperación reforzada
), marginando la opinión de otros miembros del bloque, vulnera el espíritu comunitario.
“Nosotros creemos que una ‘cooperación reforzada’ en materia lingüística no va con el espíritu y la letra de los tratados”, se lamentó López Garrido.
De nada valió la propuesta hispano-italiana de seguir trabajando y debatiendo para llegar a un acuerdo para Veintisiete (socios). No se quiere negociar, se quiere imponer la cooperación reforzada
, agregó el secretario de Estado.
Este jueves, el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, y el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, unieron sus fuerzas para que la futura patente europea en esos idiomas no salga adelante, pues ello sería totalmente discriminatorio
, afirmaron.
El miércoles, 11 países solicitaron a Bruselas crear una patente europea sólo en inglés, francés, y alemán, al margen de España e Italia.