Eva Gabrielsson, la pareja sentimental del escritor sueco Stieg Larsson, podría culminar el cuarto volumen de la saga Millennium si logra ganar la batalla legal a los herederos de los derechos del autor, para tener control del inacabado volumen y publicarlo.

Mientras tanto, la prensa española anunció que el 19 de enero se publicará en Francia el libro Stieg y yo, en el cual narra su vida en común durante 32 años, sin estar casados legalmente, razón por la que el gobierno sueco le negó los derechos sobre la herencia del autor fallecido en 2004.

El título tentativo del cuarto volumen es La venganza de Dios, del cual existen un poco más de 200 páginas en una computadora, el esquema y las observaciones sobre la obra, si Erland, papá del autor, y Joakim, hermano, permiten que Gabrielsson la termine.

A la espera del final del litigio, el libro de 170 páginas Millénium: Steig et moi, publicado por la editorial francesa Actes Sud, abre el aspecto personal del autor mediante las memorias de su viuda, la vida de un amor compartido y también los malos momentos, desde que se conocieron en las manifestaciones contra la guerra de Vietnam hasta la muerte de Larsson, a los 50 años, a causa de un infarto, además de cartas y fotografías inéditas.

La versión en castellano aparecerá en España con el sello Destino, el mismo que publicó la trilogía integrada por Los hombres que no amaban a las mujeres, La chica que soñaba con un cerillo y un galón de gasolina y La reina en el palacio de las corrientes de aire.

El periodista y escritor sueco no conoció la fama, pues la trilogía de novela negra se publicó después de su muerte. En la actualidad la serie protagonizada por Lisbeth Salander y el periodista Mikael Blomkvist tiene miles de seguidores alrededor del mundo, y los tres títulos de la serie han sido llevados al cine.

Y ese es precisamente uno de los reclamos de la viuda de Larsson, quien argumenta que la comercialización de la obra contradice los ideales de quien en vida se caracterizó por su conciencia crítica, su lucha contra el racismo y contra la ultraderecha. Por tal razón, Gabrielsson reclama la propiedad intelectual para decidir los medios para comercializar la trilogía.