Estudios recientes han comprobado que el consumo de maíz transgénico causa daños a la salud y también se ha demostrado la existencia de maíz criollo en el norte del país, donde se desconocía su presencia y las empresas buscan realizar siembras comerciales de productos modificados, sostuvo Elena Álvarez Buylla, investigadora del Instituto de Ecología de la UNAM e integrante de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad.

La experta se mostró optimista ante el rechazo gubernamental a que se realice el cultivo piloto de transgénico en 100 hectáreas en Sinaloa, mientras agrupaciones campesinas integrantes de la campaña Sin maíz no hay país, señalaron que México no le puede apostar a los chantajes de Monsanto para subsistir, pues se cuenta con la tecnología y la capacidad productiva para triplicar la producción del grano sin correr riesgos y sin profundizar nuestra dependencia alimentaria a monopolios.

Al advertir que la suspensión no es absoluta, El Barzón consideró que los resultados presuntamente exitosos de las siembras experimentales de transgénico de Monsanto en Sonora, Sinaloa y Tamaulipas tienen que someterse a más estudios, experimentos y pruebas, así como a una exposición ante la opinión pública para que científicos e investigadores puedan participar en una resolución definitiva.

Es una falacia, refirió, que el problema de la autosuficiencia alimentaria de los mexicanos se va a resolver con la siembra de maíz transgénico, como argumenta Monsanto. Se tiene que desarrollar una serie de medidas de tecnificación y apoyo al campo, y retiro de intermediarios, para lograr la productividad, afirmó el dirigente barzonista Alfonso Ramírez Cuéllar.

A su vez, Álvarez Buylla sostuvo que desde el punto de vista de la ciencia se han presentado todos los argumentos en contra de la liberación de maíz transgénico y al menos las primeras evaluaciones no han sido satisfactorias, por lo que se han negado permisos.

Aseveró que es claro que Monsanto –empresa a la que las secretarías de Medio Ambiente y Agricultura negaron la autorización del cultivo piloto– es la principal interesada y está presionando a las autoridades a que den los permisos. Agregó que se ve claro el interés de quién está presionando, con la perspectiva de ganancias mayúsculas, introduciendo el maíz transgénico a campo abierto y se ve que están dispuestos a chantajear, ya que condicionan una inversión millonaria de dólares a que se realicen los cultivos.

Recordó que durante diciembre, un grupo de científicos y de organizaciones de la sociedad civil que se oponen a esos cultivos se reunieron con el titular de la Secretaría de Agricultura, Francisco Mayorga, y le presentaron la información.

Dijo que han salido nuevos datos sobre la diversidad genética de maíz, ya que la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), en un estudio encabezado por José Sarukhán, dio a conocer en la revista científica Nature, que en el norte del país hay presencia de maíz tradicional, lo cual hasta ahora se desconocía. La existencia de esa semilla en el norte sería similar a la que se da en el sur del territorio nacional, agregó.

Con esta nueva información sería ilegal sembrar a campo abierto el maíz transgénico, ya que la legislación en la materia establece la prohibición de los cultivos cerca de las zonas que son centro de origen.