Un minuto después del tanto de Báez, el canterano universitario anotó de tijera
Un gol anulado a Chivas y un penal desperdiciado por Pumas mantienen la marca de empates entre estos equipos
Destacan los porteros Palacios y Michel
Fue justo el resultado: Vázquez
Lunes 14 de febrero de 2011, p. 2
El tiempo se detuvo en Ciudad Universitaria. El volante auriazul Javier Cortés estuvo suspendido en el aire apenas un segundo antes de caer al césped; en ese instante que dura un parpadeo marcó uno de esos goles con los que sueñan toda la vida los delanteros y que se quedan grabados para siempre en la memoria de los aficionados: su soberbia tijera dio el empate a Pumas ante Chivas.
Si los universitarios llegaron como favoritos, no lo justificaron; si los rojiblancos vienen de una mala racha, tampoco lo exhibieron. Sin embargo, pese al terrible arbitraje que anuló un gol legítimo de los tapatíos cuando apenas se iniciaba el partido y que marcó un polémico penal en favor de los locales, la de ayer fue una luminosa tarde de futbol. La pelota circuló por toda la cancha, hubo disparos atrevidos y duelos hombre a hombre. Un repertorio variado, aun cuando ninguna escuadra conseguía abrir el marcador.
En parte por la ceguera del árbitro Jorge Macías Romo, quien vio una falta contra el arquero universitario que nadie más en el estadio advirtió; en parte también por la pierna débil de Paco Palencia, quien sólo pudo medio empujar un tiro penal a las manos del arquero Luis Ernesto Michel, pero principalmente por la intervención de los cancerberos.
Un penoso contraste con los responsables de meter los balones al arco. De un lado, Palencia, un delantero que no anota desde hace 14 meses. Con los visitantes, Adolfo Bautista, cuyo tanto más reciente fue hace un año.
Desde el inicio, Chivas trató de imponer el ritmo del juego, movilizó la pelota a partir del toque rápido y el orden en todas las líneas. De la media cancha hacia su portería, los rojiblancos parecían un bloque impenetrable, si acaso Jonny Magallón ponía la mala nota con descuidos.
Mientras tanto, Pumas sufría por la ausencia del goleador Juan Carlos Cacho, quien aún no se repone de una lesión durante los entrenamientos con el Tricolor, justo cuando pasaba por un estado de gracia. El técnico Memo Vázquez intentó con la combinación Martín Bravo, Dante López y Palencia. El resultado fue un ataque romo, impreciso y lento. A las carreras maliciosas del argentino y a los contragolpes explosivos del paraguayo no había un centro delantero que llegara a tiempo. Era irreconciliable la diferencia horaria entre los desbordes y el remate. Unos funcionaban en tecnología digital y la respuesta era analógica.
Pumas trató de buscar salida desde media cancha, a veces con Leandro Augusto, otras con Israel Castro, pero casi siempre era cortada por algún rojiblanco. La única línea que funcionaba con orden era la zaga, organizada por el paraguayo Darío Verón, acompañado de sus escoltas Palacios y Velarde.
Desde la banca de Chivas el estratega José Luis Real apostó por algunos jugadores de poco kilometraje, pero que respondieron a la altura, como Érick Torres –quien demostró que la titularidad se gana con sudor–, aunque también provocó sorpresa al incluir en la alineación al Bofo.
Bautista mostró que no está en su mejor momento. En el juego ríspido, los auriazules ni siquiera se molestaban en marcarlo. Él era su propio enemigo. Una acción en la que pudo escaparse sin nadie que lo persiguiera se transformó en un disparo hacia ninguna parte que recibió la rechifla de la afición propia y rival. En un servicio que recibió en mitad del campo, Velarde apenas lo amagó, pero Bautista estropeó la jugada con la gracia de un paquidermo.
Después del intermedio, Pumas despertó y estuvo cerca de marcar el primero, en una buena jugada de Palencia, pero la intervención de Reynoso le impidió la gloria de la tarde. Vázquez decidió que era momento de una transfusión de sangre fresca: salió el veterano Palencia y entró el joven Emilio Orrantía.
Una falta en los linderos del área fue la oportunidad que buscaban los rojiblancos. Xavier Báez disparó por encima de la barrera, el portero titubeó y el balón se le escapó entre las manos, para el primer gol de la tarde.
Un minuto después, los universitarios salieron en desbandada con el orgullo herido. Orrantía corrió por la banda derecha y mandó el balón hacia la izquierda. Cortés siguió con la mirada la elipse de la pelota, recordó a Hugo Sánchez –según dijo al final– y la prendió de volea. El balón se fue por el costado derecho del espectacular Michel, quien sólo miró cómo Pumas empataba.
Real quedó insatisfecho, porque desde su perspectiva Chivas hizo las mejores jugadas, pero terminó regalando el partido. No ganaron un punto, sino perdieron dos. Me voy con rabia
, dijo El Güero. En cambio, Vázquez salió conforme con la igualada. Para él, el empate fue una forma de justicia.