El México del pasado cuarto de siglo sería impensable sin el periódico La Jornada, no sólo porque ha dado voz a quienes históricamente no la han tenido y ha consignado y analizado desde un punto de vista crítico lo acontecido en el país y el mundo en ese lapso, sino también porque ha sido espacio de contrapeso a gobiernos marcados por la ultraderecha.

En ello coincidieron Luis Felipe Garrido, Julio Hernández López y Luis Linares Zapata durante la presentación del Anuario 2010 de La Jornada, publicado por esta casa editorial, acto que tuvo lugar la noche del viernes, como parte de la 32 Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería (FILPM).

El auditorio Bernardo Quintana de ese histórico inmueble registró lleno en sus 120 lugares para escuchar al trío de periodistas que, en sus respectivas intervenciones, dieron cuenta de lo poco que ha cambiado el régimen de la prensa en México desde los años en los que el PRI gobernó el país.

La administración panista sigue controlando no sólo a los medios audiovisuales, sino a gran parte de los impresos, con los mismos mecanismos de los años del PRI: subsidios especiales e ilegales a periódicos y revistas, el tradicional sobre o cochupo a periodistas y la utilización de la publicidad oficial y también la de las empresas privadas como medio de presión y chantaje, resaltó el investigador.

Como hicieron en sus respectivas intervenciones los otros dos presentadores, Luis Felipe Garrido subrayó que uno de los principales aspectos que diferencian a La Jornada de otros medios impresos es que no pertenece a grandes capitalistas que buscan hacer del periodismo un negocio.

“Es –definió– un periódico de periodistas que no tienen más ambición que hacer de su diario un servicio público para que el pueblo conozca mejor lo que acontece.”

Durante el acto se hizo hincapié en que, a diferencia de otros medios, incluso del mundo que en su momento fueron críticos, La Jornada no ha claudicado y ha mantenido su línea democrática, plural, de apertura a la verdad, en lo cual ha sido esencial el apoyo y la participación de diversos sectores de la sociedad y de sus lectores.

Es hoy día un espacio de información confiable, de libre discusión de las ideas y un medio de contrapeso en el escenario político del país, que está marcado por gobiernos de ultraderecha.

Tras definir a La Jornada como un espacio que ayuda a la diaria construcción de la consciencia nacional, Julio Hernández López recalcó que este diario no tiene compromiso partidista, pero sí político y social: luchar por dar voz a quienes no la tienen.

En tanto, Luis Linares Zapata hizo un recuento específico del Anuario 2010, al que definió como una rigurosa clasificación de cápsulas periodísticas para dar la perspectiva de un año de recuentos y cruda realidad.

Entre otros aspectos, dijo, escudriñar en este volumen es revivir un año en el que las masas irrumpieron en la escena de la política electoral. También fueron los tiempos del miedo acendrado que permeó la epidermis colectiva, cristalizada en las decenas de miles de muertes violentas que acarrean la guerra declarada por el señor Calderón al narcotráfico.

La obra está integrada por una minuciosa selección de los acontecimientos y noticias más relevantes de 2010 en política, economía, cultura, artes, espectáculos y deportes en México y el mundo, vistos a través de los ojos de reporteros, fotógrafos, corresponsales, articulistas, columnistas y caricaturistas de este diario.