La regasificadora Costa Azul siempre violó la leyes mexicanas, asegura Rodolfo Michelon
Martes 8 de marzo de 2011, p. 16
San Diego, Cal., 7 de marzo. Sempra Energy, en complicidad con autoridades panistas, instaló la planta regasificadora Costa Azul en una zona turística y ecológica prohibida para el desarrollo de la actividad industrial, sostiene Rodolfo Michelon, quien fungió como contralor de la trasnacional estadunidense.
Michelon fue despedido fulminantemente por denunciar la opacidad, actos de corrupción y las ligas que unen a la empresa con funcionarios del gobierno de Baja California y de la administración federal, entre los que recuerda con exactitud a unos hombres ligados a Ernesto Zedillo que se llaman Luis Téllez y Carlos Ruiz Sacristán
. También ha entregado a la Oficina Federal de Investigaciones (FBI por sus siglas en inglés) el expediente completo que documenta las irregularidades en torno a la operación de la trasnacional en México.
Entrevistado por este diario expone, como personaje involucrado en la trama, las anomalías y subterfugios que conforman el caso Sempra. A partir de esta semana estará imposibilitado de declarar públicamente porque comenzarán las audiencias del juicio que entabló contra la empresa.
Además de desmitificar el discurso oficial y empresarial en torno a los beneficios que Sempra procura, pues en realidad sólo genera 100 empleos en la planta regasificadora de Ensenada y en la termoeléctrica de Mexicali, Michelon desmiente al titular de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Juan Rafael Elvira Quesada, quien juró ante la Comisión Permanente del Congreso de la Unión que Sempra actúa en el marco de la ley.
Mi experiencia en Sempra empezó en 2003. Me integré a través de un contacto que tenía en la Universidad del Sur de California, de donde me gradué, hice mis estudios en contabilidad y empezó muy bien la experiencia.
–¿Esta historia empezó a resquebrajarse porque usted hacia preguntas incómodas?
–Yo hacía demasiadas preguntas. No encontraba mucha transparencia, ni documentación, ni respaldo, ni la información que necesitaba para hacer mis tareas. Comencé a indagar sobre cuentas en las Islas Caimán. Se me inquirió que por qué andaba indagando, qué era lo que buscaba, por qué necesitaba esa información, y simplemente les dije que era por entender mi nuevo rol. Me permitieron ver algunos documentos y me explicaron en lo general qué era lo que sucedía, pero no me dejaron tomar notas.
–Ya denunció por corrupción a Sempra ante las autoridades de Estados Unidos –se le recordó.
–La compañía ya había sufrido desfalcos en México. Yo encontré en uno de esos negocios cosas tan graves como para requerir que el socio mexicano se retirara de nuestra cuenta, porque había muchas irregularidades.
–¿Qué socio era?
–No quiero mencionar algunos nombres, pero era un socio dueño de un despacho importante en México.
–¿Un político?
–Alguien que tenía cierto nivel de autoridad técnica y cierta notoriedad. Vimos que se ponía muy cómodo con la información y el dinero que la gerencia le proporcionaba, y tuvimos que registrar grandes cargos que afectaron gravemente los estados financieros de Sempra Energy.
–¿A usted se le acusa de pretender extorsionar a Sempra? –se le pregunta.
–¡Es ilógico que un trabajador pueda victimizar a un grupo multinacional, que resulta una de las 60 empresas más grandes de Estados Unidos! Hablan de cosas que son totalmente inimaginables. Yo hablo de cosas que son tangibles, como lo es el palacio (Casa Azul) de 20 millones de dólares. Hay actos de corrupción con la entrega de dinero en efectivo y están los correos respaldando ese movimiento de dinero; están las mentiras de Sempra Energy y las investigaciones de otros grupos profesionales sobre la compañía, que han llegado a conclusiones sobre grandes actos de corrupción.
–¿A quién entregaron dinero en efectivo?
–El dinero en efectivo se le entregó a la policía en un operativo, el día que se desalojó de su propiedad al señor Eugenio Sánchez Ritchie y a su familia. Yo recibí una llamada el 16 de septiembre de 2006, del director financiero del grupo, Michael Orman, quien me pidió que buscara una cantidad exacta: 16 mil dólares en efectivo para la policía ministerial del gobierno del estado.
–Aparte de la motivación económica, ¿qué lo mueve a enfrentar al monstruo de Sempra?
–En un momento, a cualquier persona le pasa, y si hay dinero sobre la mesa, ¿lo tomo y corro, o me quedo callado o digo algo? Es un dilema, pero cuando vi tremendas injusticias, porque construyeron un palacio de 20 millones de dólares al mismo tiempo que despedían gente de su trabajo por ninguna razón, tuve que abrir la boca sobre cosas que eran más dañinas para el grupo; de cierto dinero que había cambiado de mano que implicaba a individuos de diferentes niveles del gobierno mexicano. Y eso me va a generar animadversión.
–¿La planta regasificadora Costa Azul se construyó con las normas técnicas y de seguridad requeridas?
–Eso no amerita mucha discusión: donde se instaló la planta es una zona turística que no era de uso industrial, pero a pesar de todo, la planeación y el uso de suelo indican que esa zona es turística. Hubo complicidad con las autoridades porque sabían de los riesgos a la población y al equilibrio ecológico. Uno pensaría que iba a prevalecer la cordura, pero es totalmente descabellado que al lado de la regasificadora se instale la planta de Z Gas. Están en terrenos que son patrimonio de los mexicanos y es algo que me duele.
–¿Las normas técnicas no se cumplieron?
–Por la información que me allegué, en algún momento Sempra estuvo construyendo dos plantas, una en Luisiana y otra en Ensenada. La de Luisiana se tuvo que hacer con un sistema de regasificación diferente a la de Ensenada. Yo les pediría una explicación técnica porque, si las leyes de Luisiana requieren algo así en esa zona, sería aplicable lo mismo en Ensenada.
“El proceso de Luisiana requiere calefacción interna subterránea que resulta de quemar gas de la misma regasificadora, y por no quemar gas entonces aprovechan la temperatura del agua del mar y la usan para recalentar el gas, para volver el líquido a gaseoso, mientras que en Ensenada usan el agua para recalentar el gas y gasificarlo. El sistema de combustión subterráneo que se usa en Luisiana y el sistema que se usa en Ensenada es un sistema abierto, al aire, con regasificadores.
–Hay un reclamo de la sociedad para que se abra una zona de amortiguamiento en torno a la regasificadora. ¿Será posible?
–Yo he escuchado que ciertos individuos han hablado ante el Congreso mexicano, el principal, el secretario de Ecología (Rafael Elvira), quien explicó ¡que se reubicaron tanques! Cuando nosotros empezamos a construir ahí (2005), abrimos espacio para los tanques tres y cuatro (ríe de extrañeza) para expandir, incluso antes de construir el tanque uno y dos, limpiamos el espacio para los tanques uno, dos, tres y cuatro. No es posible que se hayan reubicado, siempre han estado ubicados ahí. Y la pregunta que yo tengo es: ¿cómo se puede justificar que haya desparecido la zona de amortiguamiento?
–El secretario Elvira Quesada juró que Sempra había cambiado la dirección de los tanques…(corta la pregunta).
–...Eso me parece muy difícil de comprobar, basado en lo que yo sé, y basado en que hicimos una preinversión de 20 millones de dólares para dinamitar la costa y abrir espacio para los tanques tres y cuatro, eso desde un primer momento, y ahí estuvo parado (Felipe) Calderón cuando abrimos la planta. Está difícil de creer que los tanques se puedan reubicar en un segundo momento. Por favor, ¡uno no puede estar dinamitando cerca de dos tanques en operación! Desde siempre han estado planeados así. Yo creo que es una alucinación de ese funcionario (ríe a carcajadas).
–En México las autoridades y sus medios afines aseguran que Sempra produce gran cantidad de empleos –se le recuerda.
–Hay 50 en la regasificadora y 50 personas en la termoeléctrica.