El imperio de la imagen
Censura exprés
Espectador-juez
Presunto infomercial
l autor de la presente columna, ya casi terminada su entrega de hoy, prefirió hacer a un lado las elucubraciones y puntualizaciones que le generó el nuevo episodio de la telenovela judicial de Presunto culpable, una censura exprés con pago de rescate en taquilla, para dar paso a párrafos de un escrito que le hizo llegar el documentalista Juan Manuel Sepúlveda, de Fragua Cine (www.fraguacine.com):
“Detrás de un aparentemente valeroso documento que devela la podredumbre del sistema de justicia en México, se esconde una obra que recurre a los mismos vicios del sistema al que denuncia, pretendiendo imponernos una verdad absoluta sobre la realidad, acorde a los intereses de sus patrocinadores. Quienes trabajamos con la delicadísima materia de lo real, sabemos que nuestra labor es absolutamente incompatible con estos peligrosos afanes.
“Por principio de cuentas, el documental comete el mismo agravio que denuncia. Presupone la culpabilidad e incluso condena a todos los que no son su cliente-personaje. Es decir, el abogado-con-cámara no sólo abusa de la presunción de culpabilidad, inmediatamente la convierte en condena irrevocable, sin otorgarle al resto de los personajes el derecho de un juicio imparcial y un abogado defensor.
“ (...) El documental en su torpeza nos invita a ejercer la potestad de un irreflexivo juez-verdugo que actúa por el dictado de sus principios morales (...) Al convertir la película en juicio popular, además de mutilar la potencialidad estética y crítica del fenómeno cinematográfico, el documental se acerca al terreno del linchamiento mediático. Ya no pesa la razón jurídica, ni la razón histórica, ahora votaremos para condenar al culpable y absolver al inocente, de acuerdo con el montaje que se nos ofrece. Con una intención más afín al ‘reality’, los abogados-con-cámara llegan al extremo de permitirse y hacer alarde de claras transgresiones del orden legal, e incluso de principios éticos que toda persona que trabaja con lo real se espera que tenga.
“Al final de la película, el único de los magistrados que promueve la absolución reconoce haber basado su argumentación en apreciaciones subjetivas a consecuencia de las imágenes que le mostraron los abogados, supuesto que podría implicarle incluso responsabilidad legal. ¿Hacia un sistema legal subjetivo? ¿Nuevamente a juzgar por las apariencias? (...) Presunto culpable sienta un precedente grave, inaugurando la era del espectador-juez.
“La inconformidad de la familia y luego en particular de uno de los testigos es un legítimo derecho, no es censura. Aunque el proceso haya sido público, la forma como está grabado y editado evidentemente difama, perturba y modifica radicalmente la vida de los personajes, de los cuales sólo asumimos su culpabilidad a consecuencia de la sesgada versión que el documental nos ofrece.
“Más grave resulta todavía la utilización de las imágenes del cuerpo de la víctima del homicidio que aparece al inicio. Incluso difuminado (aunque la copia que yo consulté no lo estaba), los familiares tienen todo el derecho de inconformarse por la aparición del cuerpo de la persona, que para los abogados-camarógrafos sólo es una nota al margen, un pretexto argumental para montar el espectáculo (vid. Jean Baudrillard).
“Quienes actualmente censuran, y siguen censurando, son quienes realmente controlan el poder político y económico en el país: el mercado y quienes lo mueven. Quienes distribuyen y exhiben el cine en México han dejado, dejan y dejarán fuera a la gran mayoría de la producción fílmica nacional, con criterios aberrantes y sin que merezca la menor denuncia de censura.
“El incondicional apoyo de los medios de comunicación al documental no es coincidencia. Como tampoco son coincidencia los millones invertidos en su campaña de promoción. ¿A qué intereses responde Presunto culpable? ¿Es acaso a la justificación de la instauración irreflexiva de un sistema penal que nos acaba de dar muestra de sus gravísimas consecuencias como en el caso de Rubí Marisol Frayre y Marisela Escobedo en Ciudad Juárez?
“La podredumbre del sistema judicial viene de una podredumbre generalizada del sistema político, económico y social en México. Golpear a uno de los poderes de los tres en los que hipotéticamente se distribuye el poder público es también una estrategia para debilitarlos e imponer los dictados de sólo uno de ellos (¿imponer al vapor una reforma al sistema penal? ¿Igual que cuando amanecimos con la ley contra la delincuencia organizada?).
“Un documental no puede tratar de imponer una visión sobre el mundo, incluso Leni Riefenstahl trabajando para Hitler le buscó la vuelta. Eso se llama propaganda. Ni tampoco puede dedicarse a vendernos algo. En ese caso se llama ‘infomercial’.”
Por otra parte, el editor de Presunto culpable, Felipe Gómez, escribe a esta columna: Víctor Daniel Reyes y su familia son también víctimas de manipulación del sistema corrupto, desgraciadamente ahora ellos se llevan la peor parte pero, insisto, su declaración falsa es la que nos tiene a todos metidos en este lío y cada acción tiene una consecuencia. Nunca se imaginaron ni Víctor ni su familia, ni los judiciales ni los jueces ni la fiscal, que esta consecuencia no quedaría impune esta vez
. Gómez narra cómo del primer trabajo con cámara en mano, que dio como resultado el video titulado El túnel, Roberto Hernández y Layda Negrete pasaron a un nuevo caso, pero se encontraron con que ahora lograrían filmar un juicio completo, y el resultado fue recaudar imágenes que cualquier documental sueña con tener, ya que con un buen armado se lograría contar como una autentica película de ficción; fue cuando gente de cine nos acercamos para darle la forma sin trucos, para que se lograran dos objetivos, por un lado desnudar al sistema judicial, con todas sus víctimas, y por el otro llegar al público por su fuerza cinematográfica. Por último, todo lo recaudado correspondiente a los productores de la película será donado para financiar casos como estos; cada quien cobró su sueldo en cada puesto
... ¡Hasta mañana, con Margarita Zavala diciendo(se) que México está preparado para tener una presidenta!
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