Colegas y colaboradores rindieron homenaje al historiador austriaco
Dejó dos manuscritos: uno acerca de Madero y otro sobre los científicos del porfiriato; voy a escribir en coautoría con él esos dos libros
, adelanta Claudio Lomnitz a La Jornada
Viernes 18 de marzo de 2011, p. 3
Hay homenajes en los que faltan sillas. Y el que se rindió al historiador Friedrich Katz fue uno de ellos. Las sillas colocadas en los dos patios del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México fueron insuficientes para los cientos de personas que se reunieron el miércoles por la noche para escuchar a historiadores y colaboradores hablar del trabajo y la personalidad del investigador austriaco, fallecido el año pasado.
Lo anterior sucedió durante la presentación del libro Revolución y exilio en la historia de México: del amor de un historiador a su patria adoptiva, homenaje a Friedrich Katz, coeditado por Ediciones Era, El Colegio de México y el centro Katz de Estudios Mexicanos de la Universidad de Chicago.
Al finalizar, el historiador Claudio Lomnitz adelantó a La Jornada que Katz dejó iniciados dos libros, uno acerca de Francisco I. Madero y otro de los científicos en el exilio. Lomnitz, colaborador cercano de Katz, precisó que los dos proyectos no los dejó listos, desafortunadamente. Lo que dejó fueron porciones de dos manuscritos de libros y el profesor Katz me hizo el honor de pedirme que trabajara su archivo, porque el trabajo de archivo lo completó para su gusto, trabajó varios años en ellos. Voy a escribir en coautoría con él esos dos libros
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Se trata, explicó, de dos o tres capítulos de cada libro más el acervo documental, y estarán listos en dos o tres años; existe la posibilidad de que los manuscritos sean colocados en la red.
He platicado con Emilio Kourí sobre la posibilidad de que cuando salgan los libros el centro Katz de la Universidad de Chicago cuelgue en la red los manuscritos originales porque hay un par de capítulos que están bastante completos; otros son fragmentarios, no se pueden publicar tal como están, pero tal vez sí se podrían compartir con el público en general a través de la red.
Friedrich Katz (Viena, 1927-Filadelfia, 2010) trabajó varios años en cada uno de ellos. El de Madero, cuya investigación terminó al publicar la biografía de Pancho Villa, al principio no era claramente un libro, pero se fue cuajando la idea en él de que había que explicar la caída de Madero, su fracaso, de otra forma. En el manuscrito que dejó creo que hay con qué sacar una nueva interpretación de Madero, cosa que es realmente importante y, por tanto, también una interpretación del problema de la democracia en México, que es un gran tema que desde un punto de vista histórico no está muy bien investigado. Hay investigaciones importantes, pero el tema democracia y revolución no está claro
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En cuanto al texto de los científicos, Katz lo inició hace seis o siete años. “Empezó cuando se abrieron los papeles de Limantour y los de Enrique Creel, y le llamó la atención el problema de los científicos durante la Revolución, porque hay una correspondencia realmente muy rica e intensa que da una idea de la visión de la Revolución desde la reacción. Katz tenía la curiosidad de por qué la élite porfiriana sobrevive bastante bien al movimiento y se reintegra de diversas formas a la sociedad mexicana, e incluso a la política, en contraste con lo que ocurrió con la revolución en Francia o Rusia.
“Es una mirada a la Revolución que no ha sido bien explorada, que es la mirada a las grandes figuras porfirianas viendo la Revolución desde Estados Unidos, Europa, Cuba, en los lugares donde están exiliados. Ahí va a haber un gran libro, un poco más sutil desde el punto de vista de su importancia que el de Madero, que creo que es muy evidente para el lector mexicano por qué importa. El de los científicos en el exilio es igual de importante, pero tal vez tarde un poco más en absorberse por qué.”
Huellero incansable, dice Gilly
En el homenaje participaron los historiadores e investigadores Adolfo Gilly, colaborador de La Jornada; Emilio Kourí, Enrique Semo, Javier Garciadiego, Guadalupe Villa, Eugenia Meyer, Lorenzo Meyer y Lomnitz, quienes hablaron de las distintas facetas en el trabajo de Katz: desde sus estudios acerca de los aztecas y las civilizaciones prehispánicas, el porfiriato, la Revolución, Villa, la guerra secreta, es decir, de los grandes temas de estudio a los que se dedicó Katz, y por ahí se colaron anécdotas, pequeños detalles de la vida del sabio, tal como lo llamó Adolfo Gilly en su ponencia Homenaje a Friedrich Katz: el enigma y el sabio, en la que se refirió a la relación del historiador con Pancho Villa.
“Que una biografía alcance a dar razón de un mundo y a conectar las lógicas dispares de sus hechos y protagonistas en torno a los hechos de una vida es una hazaña de la investigación, la paciencia, la imaginación y la escritura. Friedrich Katz, el huellero incansable, lo logró en su Pancho Villa. Ahí está enterita la Revolución Mexicana, y lo que ahí no está es muy probable que nunca haya ocurrido”, dijo Gilly.
Los historiadores sentados frente al público, entre quienes estaba Jana Katz, viuda de Friedrich; el escritor Carlos Fuentes y su esposa Silvia Lemus, rescataron la extraordinaria capacidad narrativa de Katz, su bonhomía, su esfuerzo por comprender a los incomprendidos, y su decisión de estudiar la historia de México y presentar otra mirada, su posición antimperialista, su capacidad de trabajo colectivo respetando siempre el individual. Katz, un historiador que no se interesó en la época colonial ni en el imperio de Maximiliano: quiero ser el único austriaco que nunca haya escrito nada sobre Maximiliano. Me cae mejor Pancho Villa
, como se lo dijo a Lorenzo Meyer en alguna de sus pláticas.
Kourí, quien –junto con Garciadiego– fue el organizador del libro Revolución y exilio…, destacó que lo que hace a Friedrich Katz un gran historiador es su capacidad de narrador. Eso nos invita como historiadores y lectores a no olvidar nunca que la historia tiene ese elemento y es lo que la mantiene en el corazón de las personas
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Carlos Fuentes, quien compartió una amistad de tres décadas con Katz, dijo a La Jornada: Algunos nacimos mexicanos; Katz se volvió mexicano, fue su voluntad ser mexicano, un mérito extra en eso. No es nuestro por casualidad, sino por voluntad. Voluntad de intelectual de historiador, de pertenecer a la comunidad mexicana y escribir sobre nosotros los mejores libros sobre el tema. Nadie ha escrito sobre Villa con la perspectiva histórica de Katz, nadie se dio cuenta como Katz de que la Revolución Mexicana parte de un evento mundial: que coincidió con la Primera Guerra, pero también anunció las revoluciones que iban a venir después. Es un hombre al que le debemos mucho
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