loria Prado y Luzma Becerra son las editoras del libro Entre iconos, enigmas y caprichos: navegaciones múltiples, coeditado por el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, las universidades Nacional Autónoma de México (UNAM), Iberoamericana y la Autónoma del Estado de México, asic como el el Tecnológico de Monterrey. Once académicas, doctoras en letras, de diversas universidades escribieron ensayos conducentes a la difusión principalmente, aunque no en exclusividad de la obra novelística de Luisa Josefina Hernández (1928).
La escritora mexicana profesora emérita de la UNAM, dramaturga, novelista, traductora y crítica literaria es creadora de una vasta obra en diversos campos. Sin embargo, la crítica literaria le ha dedicado poca atención a su obra novelística, no así a la dramatúrgica.
Literatura, humanidades y arte han tratado por siglos de dilucidar el complejo fenómeno del amor. ¿Ficción o realidad? Es el caso de Luisa Josefina cuya narración parece gobernada por la intención de extraer de la realidad un encarnarse en ficción, así como de la no menos inagotable propensión de la realidad a encarnarse en la realidad, el gesto trágico o patético con el que palabras o acontecimientos y palabras pugnan por emerger en el tiempo. Un tiempo compendiado por el cúmulo de lo conocido y lo desconocido, lo narrado y lo silenciado, lo registrado y lo que nunca se supo, lo ocultado, lo no testificado o aquello que se pierde en el tiempo. Significados múltiples del tiempo y el amor de múltiples significaciones. Amor, deseo y feminidad en constante movimiento de vaivén en la pérdida del retorno. Presencia como ausencia, angustiosa espera del amor que no llega. Luisa Josefina, mujer de gran cultura. Es, como afirma Gloria Prado, gran conocedora de la lengua española, excelente catedrática, lectora y traductora de textos en diferentes lenguas: inglés, francés, alemán, italiano, entre otras características, más necesariamente tendría que crear una obra escritural de grandes alcances y profunda significación a la que habrá de unirse el manejo y construcción de estructuras impecables en todas sus obras tanto narrativas como dramatúrgicas sin que ello le reste amplitud a su producción que es profundamente extensa
. En sus novelas, los lectores nos engolosinamos con el discurso que fluye de manera ágil, atrapa la atención, encanta y envuelve, aderezado por descripciones en una prosa salpicada de tintes líricos, plenos de colorido, de formas pictóricas, de finas y sublimes puntualizaciones que apelan a los sentidos y le imprimen exquisita sensualidad a la configuración discursiva que no deja de ser traspasada por la ironía.
Lo que se aborda en los 11 ensayos es la temática de las obras, las estrategias y recursos discursivos propiamente literarios con los que la autora crea sus textos, así como su inscripción en diferentes tiempos y espacios. De este modo, se practica un acercamiento que se inserta en la cultura medieval (la autora realizó un doctorado en arte medieval), sin embargo, se recrean personajes de esa época con una dimensión universal atemporal, otras urbanas en las que se recurre a estrategias que podrían ser consideradas posmodernas (aunque sabemos que fueron utilizadas en otra época, pero desde una perspectiva diferente) con la relación del tratamiento del tiempo y el espacio, la escritura dentro de la escritura (meta-ficción) intertextualidad, así como el desplazamiento a través de ésta. Y un grupo más en que la acción de los relatos ocurre en la provincia donde las relaciones familiares aparentemente ortodoxas, tradicionales ocultan incestos, adulterios, homosexualidad, perversiones, sin que su enfoque sea moralizante o reprobatorio.
Por lo que respecta a las obras dramáticas dos ensayos del libro se aplican en el análisis de dos de ellas. Es en esa veta de la obra de Luisa Josefina, las clasificaciones temáticas y las obras didácticas hechas por encargo de la Secretaría de Educación Pública para representarse en las escuelas secundarias, farsas y piezas de denuncia. Una obra más estudiada en el libro es la relativa a los grabados de Goya, Caprichos y Disparates. Aquí Luisa Josefina realiza una interlocución con los grabados que se encuentran reproducidos en el lado derecho de cada página, mientras en el izquierdo la autora escribe un texto que cada grabado le suscita, en un ritmo y tempo musical acorde con el sonido de instrumentos musicales que nombra en el título de cada texto. Se trata de una obra imposible de definir dentro de un género literario específico, de gran creatividad, imaginación y sentido artístico
, afirma Gloria Prado. El volumen termina con una entrevista reciente a la escritora en la cual expresa puntos de vista, sentimientos, propuestas teóricas, estéticas y críticas respecto del arte literario y su vocación de maestra, madre y escritora.