Los comentarios están fuera de sintonía con lo que el presidente Obama ha declarado
Con sus dichos, el funcionario ignora los avances que ambos gobiernos estamos constatando en la estrategia contra el crimen organizado, señala el embajador mexicano en Washington
Viernes 18 de marzo de 2011, p. 7
Nueva York, 17 de marzo. La afirmación del gobierno de Estados Unidos sobre que no puede calificar de exitosa
la política antinarcóticos del presidente Felipe Calderón, aunque elogia su compromiso en llevarla a cabo, provocó una respuesta severa de la embajada de México y se intensificó el enfoque sobre la disputa entre el mandatario mexicano y el embajador estadunidense Carlos Pascual.
El director de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés), Robert Mueller, declaró el pasado miércoles ante el Congreso que a pesar del esfuerzo sin precedente del presidente Calderón, sería difícil calificar de exitosa la política antinarcóticos mexicana dado el nivel de violencia y atrocidades
que están ocurriendo.
Este jueves la Casa Blanca rehusó contradecir a Mueller, al insistir en que el presidente Barack Obama sólo ha alabado
a Calderón por su valentía y su compromiso
, pero no ha ofrecido una evaluación
sobre si es o no exitosa su estrategia.
En respuesta a legisladores del Comité Judicial de la Cámara baja, Mueller comentó: “Sí creo que el presidente Calderón ha llevado un impacto sin precedente sobre los cárteles y la violencia en México. Desafortunadamente no ha sido tan exitoso como él o cualquier otro desearía, dada la tasa de asesinatos y las atrocidades que ocurren al sur de la frontera. No estoy seguro de que la llamaría un éxito”.
Interrogado sobre estas declaraciones, y si el presidente estaba de acuerdo con su director de la FBI, el vocero de la Casa Blanca, Jay Carney, respondió hoy a reporteros que Obama, en su reunión con Calderón Hinojosa hace un par de semanas, alabó al mandatario mexicano por su valentía y su compromiso en abordar este enorme desafío. Obviamente es una situación muy difícil y creo que el presidente lo estaba alabando por eso. No estaba evaluando el éxito de ello, sino alabándolo por los esfuerzos notables que está impulsando
.
Las declaraciones de Mueller provocaron molestia en la embajada mexicana en Washington. En comentarios al término de un acto de la Cámara de Comercio Estados Unidos-México, el embajador Arturo Sarukhán afirmó que el gobierno de México rechaza categóricamente las aseveraciones formuladas ayer por el director de la FBI en una audiencia del Congreso. No sólo ignoran los avances que ambos gobiernos estamos constatando se dan en la lucha contra el crimen organizado, sino que están fuera de sintonía con lo que el propio presidente Obama y miembros relevantes de su gabinete han declarado al respecto
.
Agregó que extraña que a un funcionario de procuración de justicia con la trayectoria y larga experiencia del director Muller, se le olvide que este es un reto generacional, de largo aliento, en donde los resultados no se obtienen de la noche a la mañana
.
Por otra parte, algunos medios estadunidenses reportan sobre la creciente pugna entre el presidente Calderón y el embajador estadunidense en México, Carlos Pascual. El diario Miami Herald informa este jueves que el presidente mexicano desea la salida de Pascual, y a lo largo del último mes ha demandado varias veces que sea sustituido.
El Herald, como otros medios, atribuye el disgusto contra Pascual tanto por los cables diplomáticos difundidos por Wikileaks y firmados por él, como también por la relación personal del embajador con la hija de un líder nacional de la oposición política de su gobierno (el diputado Francisco Rojas, del PRI).
El vocero en funciones del Departamento de Estado, Mark Toner, respondió este jueves a preguntas sobre la disputa entre Calderón y Pascual: “Creemos que nuestro embajador (…) en México ha hecho y está haciendo un trabajo estelar. Nuestra embajada está, creemos, haciendo una gran labor avanzando esa relación bilateral. Tenemos plena confianza en nuestro representante diplomático”.
El anterior vocero, P. J. Crowley, fue obligado a renunciar el fin de semana por expresar su opinión crítica sobre el trato al soldado acusado de filtrar cables diplomáticos a Wikileaks, incluidos los firmados por Pascual.
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