Colapsa el ánimo en cuestión de horas; ¿dónde están las armas y las tropas especiales que prometieron?
Acusan de falsear la realidad a los oficiales que son el enlace con la comunidad internacional
Jueves 31 de marzo de 2011, p. 2
Costa de Libia, 30 de marzo. Los rebeldes en Libia se batieron en aterrada retirada este miércoles, enredados en recriminaciones contra sus líderes y acusando a los oficiales que tratan con la comunidad internacional de falsear la realidad en el terreno. Luego de 12 noches de una intervención militar occidental que, según se creía, iba a cambiar en forma irreversible el curso del conflicto, la tarde de este miércoles las fuerzas revolucionarias habían sido repelidas hasta la última ciudad antes de Bengasi, capital del gobierno provisional opositor, al parecer con la confianza hecha trizas y con poca voluntad de continuar la lucha.
El colapso de las fuerzas revolucionarias en el curso de 48 horas fue espectacular. El lunes estaban a unos 60 kilómetros de Sirte, lugar natal de Muammar Kadafi, y ya celebraban la captura del bastión oficialista, parada clave en el camino a la capital, Trípoli. Ahora están 160 kilómetros atrás sobre la costa, en Ajdabiya, uno de los dos puertos petroleros importantes de la zona. El otro, Brega, quedó desguarnecido cuando los rebeldes en retirada lo atravesaron sin detenerse.
Al crecer la frustración y la amargura, muchos combatientes la emprendieron contra sus mandos militares y políticos. ¿Dónde está Jalifa Heftar? ¿Dónde está Fatar Yunis?
, exclamó el capitán Ajmed Abdul-Karem. Llevo dos meses en el frente y nunca los he visto. ¿Dónde están las armas y los hombres entrenados que prometieron?
Se dice que los generales Yunis y Heftar están en Bengasi, a cargo de la estrategia de la campaña militar. Las críticas también se dirigieron a otros que asistieron a la conferencia sobre Libia realizada esta semana en Londres. “Vi por televisión a los que fueron a Inglaterra, con sus trajes elegantes, hablando de la forma tan acertada en que han conducido la guerra –dijo Alí Slimani con un ademán de desprecio–. Nunca estuvieron aquí. Los gobiernos extranjeros deberían venir y ver por sí mismos lo que ocurre.”
De manera ominosa para el movimiento rebelde y sus patrocinadores occidentales, las fuerzas de Kadafi continuaban empujando hacia el frente oriental, siguiendo una pauta organizada y deliberada, pese a haber sido objeto de dos semanas de ataques de las fuerzas militares más poderosas del mundo.
Una ilustración de su resistencia se pudo ver la tarde de este miércoles a las afueras del poblado de Al Agayla, donde tropas del régimen que perseguían a los rebeldes fueron atacadas por aviones de la coalición internacional con al menos ocho disparos de misil.
Los combatientes revolucionarios, conocidos como los Shabaab, respondieron con prolongadas aclamaciones y gritos de ¡Alajú Akbar!
, y algunas cargaron contra el enemigo con sus automóviles y pickups. Pero pronto recularon, porque los oficialistas, en vez de desbandarse, continuaron el asalto abriéndose en abanico por el desierto para rodearlos.
También la conducta de quienes debieran ser aliados en lugares cercanos a los de procedencia de los rebeldes es causa de problemas, porque en algunos poblados y aldeas los lugareños se han vuelto contra ellos y combaten al lado de las tropas del régimen.
Awad Abú Tawib recibió un tiro en la pierna en Bin Jawad, la mañana del miércoles. “Salió de una de las casas. Sabemos que los de Kadafi no estaban allí, así que fue alguien que vivía allí –dijo–. Catearon las casas y arrestaron a algunas personas: tal vez una de ellas me disparó.”
La oposición sostiene que esos hombres han sido pagados por el régimen para tomar las armas. Pero también ocurre que las lealtades varían, en especial en los cinturones tribales más al oeste del enclave opositor.
Algún resentimiento local ha sido alimentado también por la cacería que los rebeldes han emprendido de quintacolumnistas
supuestamente coludidos con las fuerzas de Kadafi. En Bin Jawad, The Independent presenció cómo 220 hombres, ya fueran miembros del clan Hosseini o asociados con él, fueron sacados a rastras de sus casas, tundidos y llevados a otro lugar. Los arrestos
ocurrieron mientras los rebeldes intercambiaban disparos con fuerzas del régimen a las puertas del poblado. Los residentes, de por sí atemorizados, vieron a los Shabaab echar puertas abajo a patadas y disparar a ventanas en las que según ellos había francotiradores.
En Ajdabiya, otros tenían miedo de ser atrapados en el encarnizado conflicto. Los cinco miembros de la familia de Qadir Fikri estaban entre los cientos que salían de la ciudad al caer la noche. “Es la segunda vez que hacemos esto –dijo Fikri–. La última vez que vinieron los hombres de Kadafi fuimos a quedarnos con parientes en Al Bayda, y apenas regresamos hace dos días… Pensamos que podíamos establecernos de nuevo, pero ahora tendremos que irnos otra vez.”
Las fuerzas de la coalición continúan atacando, pero se da por entendido que los rebeldes siguen sin ser rival para el régimen en un nivel básico. Se dice que no tienen habilidad para atrincherarse y no han mostrado signos de conocer los rudimentos defensivos para sostenerse en el terreno.
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya