Una curiosa analogía inspira confianza a Érik Morales en su intento por convertirse en el primer mexicano en conseguir el cuarto campeonato del mundo en cuatro divisiones distintas.

Espera que se haga oficial en los siguientes días el combate contra el argentino Jorge Barrios por el título superligero del Consejo Mundial de Boxeo, el 17 de septiembre en Las Vegas.

Para el triple monarca una pelea puede compararse con el matrimonio: Uno llega lleno de entusiasmo y confianza, pero lo cierto es que no sabemos en qué terminará, y a partir de esta idea el Terrible se da ánimos para conseguir una cuarta corona.

No le preocupa que haya sido superado en el combate anterior por el argentino Marcos Maidana, por el cetro interino superligero de la AMB. Morales desafía las opiniones adversas y esta convencido de que cumplirá su ambición.

Lo hizo –recuerda– al emular a Julio César Chávez, el primer mexicano en ganar tres cintos en categorías diferentes, cuando nadie creía que lo haría. Después encabezando la generación de peleadores que ascendieron de división y fueron estelares en las grandes funciones en Estados Unidos.

Primero fui yo. De supergallo me los traje a pluma, después superpluma y de ahí a ligero, Paquiao siguió, pero me siguieron Marco Antonio Barrera y Juan Manuel Márquez.

No es una obsesión por acumular títulos, asegura, simplemente que cuando llegué al tercer título nació el interés por uno más.

Después de estar en el retiro empezó la carrera por conquistar un nuevo cetro, y aún cuando reconoce que no ha alcanzado su mejor forma desde que dejó los enlonados, tiene la seguridad de que esta vez será decisiva.