Sin carencias, sólo uno de cada seis, de acuerdo con un reporte del Coneval
Martes 2 de agosto de 2011, p. 2
Alrededor de 53.8 por ciento de los niños y adolescentes mexicanos –21.4 millones– viven en la pobreza, y apenas 16.5 por ciento, es decir, 6.5 millones, disponen de ingresos suficientes y no tienen carencias, indica el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) en el reporte de la medición de la pobreza 2010.
De esa cantidad de menores de 18 años, 5.1 millones viven en pobreza extrema, es decir, 45 por ciento de los 11.7 millones de mexicanos que están en esa condición. Aun así, el Coneval reportó que hubo una reducción en este rubro, ya que el porcentaje pasó de 13.2 a 12.8.
En pobreza moderada hay 16.3 millones de menores, lo cual representa un ligero incremento respecto de los datos correspondientes a 2008, cuando eran 16.2 millones.
En general, el porcentaje de menores pobres es mayor al que se reporta a nivel nacional, ya que éste es de 46.2 –52 millones–, mientras el de los niños en esa condición es de 7.6 puntos más, es decir, 53.8.
De las seis carencias que mide el Coneval como factores que inciden en la pobreza multidimensional –además del ingreso–, la falta de acceso a la alimentación fue la que más creció entre los menores, ya que incidió sobre 29.5 por ciento, más que el porcentaje nacional, que fue de 28, y cuatro puntos más que en 2008. Así, 11.7 millones de niños y adolescentes sufren hambre.
En cuanto a las seis carencias que reporta el Coneval como parte de la medición multidimensional de la pobreza, en acceso a seguridad social es donde aún se reporta el mayor rezago, con 64 por ciento, es decir, 25.4 millones viven sin ese derecho, aun cuando esta cifra es de 4 millones menos que en 2008.
El Coneval reportó que creció el porcentaje de quienes viven con ingresos inferiores a la denominada línea de bienestar, que para agosto de 2010 reportó un ingreso mínimo de 2 mil 114 pesos al mes en zonas urbanas y mil 329 pesos en las rurales.
Así, la falta de acceso a bienestar pasó de 58.1 a 61 por ciento de los niños y adolescentes, es decir, se incrementó de 23.4 a 24.2 millones.
Hubo reducciones en rezago educativo, servicios de salud, calidad y espacios de la vivienda y servicios básicos en la misma.
En cuanto a vulnerabilidad, hay 9 millones de menores que en promedio tienen dos de las seis carencias sociales que se miden.
Hay otros 2.9 millones vulnerables en materia de ingreso, lo cual puede provocar que en un momento de emergencia económica familiar caigan en la pobreza.
El trabajo infantil favorece la transmisión de la pobreza de una generación a otra, y 30 por ciento de la población de niños que laboran tienen de cinco a 13 años, es decir, no han cumplido la edad mínima para hacerlo, de acuerdo con lo que señalan los instrumentos internacionales, la Constitución y la Ley Federal del Trabajo, indicó el Observatorio de Política Social y Derechos Humanos.
En un análisis sobre el trabajo infantil en el país, consideró que es necesario mejorar las políticas y programas públicos para abolirlo.
Reportó que 36 por ciento de la población infantil a nivel nacional trabaja más de 35 horas a la semana.
Catorce por ciento de los niños de entre 14 y 15 años están expuestos a actividades irregulares, mientras cerca de 12 por ciento realiza labores consideradas peligrosas e insalubres.
De los menores de entre cinco y 13 años que trabajan, 3 por ciento desempeñan labores irregulares y un porcentaje igual se dedica a actividades peligrosas e insalubres, indicó.
Esa circunstancia tiene consecuencias terribles para la infancia, como es la perpetuación de la pobreza, ya que los niños en esta situación no gozan plenamente de sus derechos humanos y sus oportunidades para desarrollarse se ven limitadas
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