Los atentados del 11 de septiembre en Nueva York representaron un parteaguas en la relación con México, pues Estados Unidos tuvo que percibir la frontera no como una zona divisoria, sino como una línea que nos unía y que representaba oportunidades, pero también amenazas, dijo John Feeley, encargado de negocios de la legación estadunidense en el país.

Agregó que la única manera de combatir las amenazas era mediante la cooperación, de manera que se inició una etapa de colaboración con autoridades y la sociedad civil mexicana, como nunca antes se había experimentado. Comenzó así un diálogo más profundo y franco.

En entrevista con este diario, se comprometió a seguir luchando y poner su granito de arena, para lograr una reforma migratoria integral. Calificó de extremos a quienes definen la soberanía como un escudo para excluir gente; en el tema económico, dijo que fue motivo de vergüenza que Estados Unidos se retrasara en el cumplimiento de sus responsabilidades en lo que hace al ingreso de camiones mexicanos a su país, tema previsto en el Tratado de Libre Comercio. Pero con el liderazgo de diversas personalidades, resaltó que se logró la reapertura y se espera que en octubre crucen los primeros transportes.

Al evaluar los efectos del 11 de septiembre de 2001 en la relación bilateral, recordó que el espíritu en favor de una reforma migratoria integral se cayó en los días y meses posteriores a los atentados. Hoy, a 10 años, no se ha avanzado en el tema, sin embargo, dos presidentes consecutivos se han pronunciado a favor de una iniciativa de esta naturaleza, subrayó.

Señaló que recientemente el presidente Barack Obama se manifestó en favor de un nuevo esquema para visas de trabajadores y para regularizar la situación de miles de indocumentados que se encuentran en Estados Unidos.

El Congreso va a analizar el tema en ejercicio de su soberanía, pero las voces que han mantenido vivo ese proyecto siguen allá, enfatizó el encargado de negocios en víspera de la llegada del nuevo embajador estadunidense en México, Anthony Wayne.

Feeley se comprometió a seguir luchando para lograr la reforma y confió en que después del año electoral de 2012 se va a retomar el tema con vigor renovado.

En la entrevista realizada en el contexto de la conmemoración del décimo aniversario de los ataques a las Torres Gemelas del World Trade Center, calificó de extremos a quienes definen la soberanía como un escudo para excluir personas.

Si nuestra soberanía no es capaz de absorber, de abrazar a los migrantes de cualquier parte, si no somos capaces como sociedad de reconocer todo lo que ofrecen, nos estamos haciendo daño, puntualizó.

Pero la aprobación de una reforma integral en la materia es un proceso político y en cualquier procedimiento de ese tipo hay distintas opiniones. La democracia no es un marco para que todo el mundo piense igual, es un marco para debatir y discutir. Al final del día la mayoría sale con lo suyo, con protecciones adecuadas para las minorías, señaló.