Reinoso y Romano, dos más que muerden el polvo
arlos Reinoso y Rubén Omar Romano cavaron su propia tumba en el circo del futbol, que nada perdona. Pero mientras en Coapa la presión es por hacer relucir el prestigio maltrecho de un equipo grande que hizo compras de pánico desesperado por asegurar el título, en el feudo atlista se juegan la vida misma, aunque el panorama luce más negro que rojo.
En época mercantilista, donde a todo se le cuelga un signo de pesos, no fue suficiente la eterna declaración de afecto del confuso Reinoso por los colores americanistas, pues luego del desembolso del club, apenas en mayo, por 10 millones de dólares para adquirir al ecuatoriano Christian Benítez, en cifra récord para el balompié nacional, llegó el desastre con derrotas imperdonables.
Las Águilas superaron así su propio desembolso de adquirir al colombiano Aquivaldo Mosquera en 9 millones. Es decir, Reinoso tuvo en las manos un trabuco, armado para avasallar y dar espectáculo. Creyó que sólo hacía falta un toque de su empalagoso amor, pero algo se le estropeó en el vestidor.
En la cancha, las figuras como Vicente Sánchez, Aquivaldo Mosquera y Matías Vuoso quedaron opacadas por la intermitente enjundia de Ángel Reyna, viejo conocido del técnico, quien a la hora decisiva parecía el único con ganas de mantener en el timón al ex jugador chileno, quien cerró frustrado su tercer ciclo al frente del club de Coapa y lo dejó como el cuadro con más goles en contra.
Bien lo dijo Raúl Potro Gutiérrez: la diferencia entre manejar con seguridad y mano firme a la Sub-17 y los mayores es la estrellitis que se cargan los llamados profesionales. El Maestro estaba acostumbrado a dirigir equipos más modestos y no supo imponer su ley.
Las fórmulas se le agotan a Michel Bauer, presidente del equipo y especialista en mercadotecnia, quien sin duda afronta sus últimas oportunidades, aunque quizá debería seguir el ejemplo de Reinoso e irse convencido de que amor y voluntad no bastan para conducir al éxito al complicado equipo de Televisa.
El Atlas parece encarrilarse hacia el tercer descenso de su historia si los Xolos no deciden otra cosa. La última vez que probaron el infierno fue en la campaña 1977-78. El devaluado Rubén Omar Romano, quien salió de Santos luego de que la directiva le negó un aumento salarial y tras enrarecerse la relación, aceptó el reto, pero le faltó justo lo que menos hay, tiempo.
Reinoso y Romano se sumaron a José Luis Sánchez Solá, Gustavo Matosas y Diego Cocca en la lista de cesados en el Apertura 2011. En capilla quedan Joaquín del Olmo y Héctor Hugo Eugui, de Xolos y del Toluca. Los de Tijuana invirtieron sin reparos en buscan de la permanencia, pero los perros aborígenes parecen estar peleados con el gol.
La directiva de los Diablos no está conforme con el trabajo del uruguayo Eugui, experto en salvar equipos en apuros. Sin embargo, el cuadro mexiquense no ha podido sacudirse la dependencia de Sinha, cada vez más lejos de sus mejores tiempos, y tampoco ha encontrado al sustituto de Cardozo, Vicente Sánchez, Paulo da Silva... etc.
Ni los que van bien están a salvo. Enrique Meza reveló la semana pasada que a gente de su club no le gusta cómo se para en el área técnica ni los movimientos tácticos que realiza, pero con el aire de quien ya no tiene nada que perder dejó en claro que eso se le resbala; a sus años es tarde para pensar en adoptar un nuevo estilo.
Pumas, sin la presión de los equipos que echaron la casa por la ventana a la hora de reforzarse, pronto salió del bache –un poco con ayuda arbitral ante los Diablos– al redondear una buena semana, pese a la ausencia del aguerrido Pikolín Palacios. Además, dejó en claro que sus jóvenes tienen el talento suficiente para aspirar a refrendar el título.
Monterrey fue el único cuadro mexicano que perdió en la Concachampions y buscará la revancha este martes ante el guatemalteco Comunicaciones. El miércoles Dallas recibe a Pumas y el jueves Santos enfrenta al salvadoreño Isidro Metapán, mientras Morelia visita al hondureño Motagua.